Es una especie cosmopolita que habita en todos los continentes salvo la Antártida, aunque falta o escasea en regiones donde la cobertura forestal impide su estrategia de caza. Algunas de sus mejores poblaciones se encuentran en las islas del Pacífico norte, Australia, la Península Ibérica y las islas Británicas. Se han descrito varias subespecies.
Ocupa ampliamente nuestro territorio, aunque con desiguales densidades; en general, aparece de forma más continua en el área cantábrica, Pirineos, cuenca alta del Ebro, Sistema Ibérico, sierras béticas y penibéticas e islas Baleares. Parece, asimismo, más abundante en la mitad oriental de la Península, donde predominan los sustratos calizos, que ofrecen una mayor cantidad de repisas en los roquedos, así como en las costas acantiladas. Está bastante más localizado en la Meseta sur, occidente de Andalucía e interior de Galicia. Su escasez en extensas áreas del
suroeste peninsular podría explicarse, según algunos autores, por la competencia con el águila-azor perdicera y el búho real, así como por la escasez de buenos emplazamientos para situar su nido. En la Península, Baleares, Ceuta y Melilla se reproduce la subespecie brookei, que se reparte en torno al Mediterráneo hasta Oriente Próximo. Durante el invierno alcanzan nuestro territorio efectivos de las razas
peregrinus y calidus, estos últimos originarios del centro y norte de Europa. Asimismo, en Canarias cría el halcón tagarote, que para algunos autores no alcanza la categoría de especie, sino que sería una mera raza del halcón peregrino.
Es una especie residente en la Península y Baleares, aunque los ejemplares jóvenes realizan cortos movimientos dispersivos. Nuestro territorio también acoge migrantes del norte de Europa que esencialmente acuden para invernar, a tenor del escasísimo paso que se registra anualmente por el estrecho de Gibraltar.
La población europea se estima en 12.000-25.000 parejas reproductoras y ha experimentado un fuerte ascenso en las últimas décadas, más notorio, en cualquier caso, entre 1970 y 1990. Por lo que respecta a nuestro país, la población se calcula en unas 2.400-2.700 parejas, la mayoría de las cuales se encuentra en Castilla y León (423-515 parejas), Aragón (293-319 parejas) y Andalucía (273-317 parejas). Los
números actuales mejoran bastante la estimación anterior, lo que parece indicar, además de una mayor y mejor cobertura del censo, cierto incremento de la población. Dicho aumento ha resultado más patente en algunas provincias, sobre todo en las zonas con densidades más elevadas, pero existen áreas agrícolas del interior peninsular que registran acusados descensos poblacionales.