Alondra común
Alauda arvensis
Aláudido típico, común y bien distribuido por las latitudes templadas de Europa y Asia. En España ocupa de forma continua la mitad norte peninsular, donde resulta común en zonas desarboladas, como páramos, pastizales, cultivos de cereal, saladares y formaciones de matorral bajo (tomillares, cantuesales, brezales…), tanto en cotas bajas como en áreas de montaña.
CAT / Alosa vulgar
GAL / Laverca común
EUS / Hegatxabal arrunta
ENG / Eurasian Skylark
La especie se está enfrentando a un riesgo alto de extinción en estado silvestre.
Escucha su canto:
Alondra común
Alauda arvensis
Información
Passeriformes
Alaudidae
18-19 cm
30-36 cm
Identificación
La alondra común es un aláudido típico, de tonos pardos y estriado oscuro, con pico fuerte, cuerpo alargado y robusto, patas, alas y cola alargadas, y hábitos terrestres.
La especie combina la presencia de una pequeña cresta, una máscara facial pálida, pecho estriado, borde blanco terminal en las alas (como en la calandria) y rectrices externas de la cola blancas (dibujo 1).
Su vuelo es rápido, con intenso batido de alas. Tiene una gran capacidad de maniobra en el aire, con posibilidades de cernidos prolongados y ascensiones y descensos vertiginosos (dibujo 2).
Canto
Emite un canto largo y continuado, muy rápido, consistente en una sucesión de trinos encadenados y repetitivos, sin pausa entre ellos.
Dónde vive
En el mundo
La alondra común se encuentra ampliamente distribuida por el Paleártico, tanto por la práctica totalidad de Europa como por la mayor parte de Asia. En Europa únicamente está ausente de Islandia y del extremo más norteño de Rusia.
Se reconocen ocho subespecies en el Paleártico occidental, con dos de ellas en España.
En España
Se halla distribuida de forma continua por la mitad norte peninsular, rarificándose en las zonas más térmicas. Por ello resulta más escasa en la mitad sur, el litoral mediterráneo y la depresión del Ebro. En cambio, presenta sus mejores poblaciones en las zonas agrícolas y pastizales de la meseta Norte y el sur de Aragón. Está ausente de Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
Para más información sobre su distribución territorial y otros datos de interés, consulta la ficha de la alondra común en el III Atlas de las aves en época de reproducción en España.
Más información
Consulta el siguiente enlace para ampliar la información sobre esta especie.
Invernada fuerte
Invernada floja
Estival
Residente
Desplazamientos
La población local parece sedentaria o con movimientos dispersivos o nomádicos de alcance variable. Además, la Península recibe invernantes procedentes de diversos países del norte y oeste de Europa.
El paso otoñal se detecta entre septiembre y diciembre, con máximos a finales de octubre y principios de noviembre, mientras que el paso primaveral transcurre desde finales de febrero hasta mediados de abril, con máximos en marzo.
Población
La Lista Roja Europea de Aves 2021 estima que hay unos 87,8-132 millones de alondras en el continente europeo, con tendencia decreciente.
El III Atlas de las aves en época de reproducción en España estima que unos 2,32-2,54 millones de ejemplares se reproducen en nuestro país. El programa Sacre advierte una tendencia negativa para el periodo 1998-2018, que se acerca al 35% a escala estatal. El declive en este periodo es especialmente grave en el sur peninsular, alcanzando disminuciones porcentuales del 78,8%, y en la región eurosiberiana, donde se estiman reducciones del 53,2%.
Cómo vive
Hábitat
La alondra común abunda en medios desarbolados y abiertos, donde selecciona áreas cultivadas, pastizales y matorrales ralos (tomillares, brezales, aulagares…). Las máximas densidades se han detectado en parameras del interior peninsular. Su presencia se rarifica a medida que aumenta la sequía estival. Ocupa un amplio rango altitudinal, encontrándose presente desde el nivel del mar hasta los 3.000 metros de altitud (Sierra Nevada).
Alimentación
Omnívora, su dieta incluye tanto materia animal como vegetal: en verano son especialmente importantes los insectos; en otoño dominan las semillas de cereal y las malas hierbas; en invierno consume hojas y semillas de malas hierbas; en primavera cobran importancia los granos de cereal.
Reproducción
El periodo reproductor abarca de marzo a julio, pudiendo realizar hasta cuatro puestas anuales. Las puestas tienen lugar más frecuentemente en marzo y abril. Es una especie monógama, solitaria y territorial.
Nidifica en el suelo, entre la vegetación baja o en cultivos, y el nido consiste en un pequeño cuenco de hojas y ramitas tapizado de plumas. El tamaño de la puesta oscila entre tres y siete huevos, de coloración variable: blancos, amarillentos, verdosos, a menudo teñidos de verde y moteados en grado variable de marrón. La incubación dura 11 días y corre a cargo de la hembra. Los pollos son volanderos a los 18-25 días, aunque abandonan el nido a los 8-10.
Meses en los que se puede ver la especie en España
Amenazas y conservación
La especie se está enfrentando a un riesgo alto de extinción en estado silvestre.
La alondra común aparece como VU – Vulnerable en el Libro Rojo de las Aves de España 2021. Esto se debe, principalmente, a que los datos aportados por el programa Sacre muestran, a escala nacional, un declive cercano al 35% entre los años 1998 y 2018. El declive es especialmente grave en las regiones mediterránea sur y eurosiberiana. No obstante, la especie no aparece en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial ni en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
Los principales problemas que recaen sobre ella parecen ser la intensificación agrícola, la reforestación de terrenos marginales, la roturación de eriales o pastizales y la transformación en regadíos. Además, parece ser una especie con elevada tendencia a morir por colisión contra aerogeneradores.
Entre las medidas que se recomiendan para mitigar el declive en el que se encuentra la especie destacan la aprobación urgente de la especie como “Vulnerable” en el Catálogo Español de Especies Amenazadas obligando a la elaboración de los correspondientes planes de conservación y recuperación en las zonas afectadas, designar nuevas zonas ZEPA (con sus respectivos planes de gestión) o ampliar las existentes para que alberguen un mayor porcentaje de la población reproductora, mantener costumbres agrícolas ligadas al uso de barbechos y la reducción de pesticidas, prohibir el desarrollo de infraestructuras en zonas sensibles para la especie y gestionar un seguimiento de la población para poder conocer mejor las causas de su declive.
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Vídeos
© Victor Ortega [CC BY-NC-ND 4.0 DEED]