El pico mediano se circunscribe al Paleártico occidental, desde la Cordillera Cantábrica hasta los montes Zagros (en Irán) por el sur y Letonia por el norte. En Europa se concentra el 75% de su población total, sobre todo en las extensas regiones boscosas del centro y oriente del continente.

Presenta cuatro subespecies, de las cuales medius es la mejor repartida por Europa y la que se encuentra presente en la Península Ibérica.

La presencia de este pícido en nuestro país se limita a la Cordillera Cantábrica y Pirineos, desde los Ancares lucenses hasta el valle de Arán, al norte de Lérida, si bien aparece de forma muy discontinua. Sus poblaciones se concentran en dos núcleos principales: uno en el sector oriental de la Cordillera Cantábrica (en León, Cantabria y Palencia), y otro entre Álava y Navarra.

Para más información sobre su distribución territorial y otros datos de interés, consulta la ficha del pico mediano en el III Atlas de las aves en época de reproducción en España.

Se trata de un ave residente en toda su área de distribución. No obstante, algunas poblaciones nororientales muestran un carácter algo nómada en otoño.

La Lista Roja Europea de Aves 2021 estima una población total de entre 800.000 y 1,4 millones de individuos en Europa, de las cuales se calcula que solo 1.050-1.200 habitan nuestro territorio.

Aunque no se dispone de mucha información al respecto, parece que la mayoría de la población ibérica se concentra en dos núcleos desconectados entre sí y que el resto de los ejemplares reside en pequeños grupos de menos de 10 parejas, asimismo muy separados unos de otros. Son precisamente estos pequeños relictos los que menos viabilidad a medio plazo presentan, y es posible que algunos ya hayan desaparecido o lo hagan en un futuro próximo.

El pico mediano ocupa en el continente europeo viejos y extensos bosques de frondosas, especialmente con carpes y robles. En la Península, la mayor parte de la población reside en melojares, aunque también se dan buenas densidades en carvalledas y robledales mixtos con hayas, quejigos, robles albares, pinos y otras especies forestales. Prefiere, en todo caso, bosque maduros, bien estructurados, densos y con abundancia de árboles viejos o podridos, fáciles de trabajar con el pico.

Al igual que otros picos, el mediano se alimenta, principalmente, de larvas y adultos de insectos xilófagos, que captura en los troncos y en las cavidades de la corteza.

Como ocurre con el resto de pícidos, el cráneo del pico mediano está compuesto por huesos esponjosos, llenos de pequeñas cámaras que alojan aire para amortiguar el impacto cuando golpea en busca de alimento, para marcar su territorio o para perforar la madera al construir sus nidos. Además, su pico es más largo por abajo para que la mayoría del golpe lo absorba la parte inferior de la cabeza.

En otoño e invierno aumenta la proporción de semillas y frutos (bellotas, avellanas, hayucos) que incluye en su dieta.

El inicio de la estación reproductora se produce entre marzo y mayo, con los reclamos que preludian el comportamiento territorial de los machos. Tras emparejarse, seleccionan algún viejo tronco enfermo, quemado o con pudriciones a causa de los hongos, cuya frágil madera perforan para instalar el nido.

La puesta se produce en mayo y consta de cuatro a siete huevos blancos que serán incubados por ambos progenitores durante 12 días. Los pollos son cebados a lo largo de 22-24 días hasta que realizan sus primeros vuelos.

El pico mediano aparece catalogado como DD – Datos Insuficientes en el Libro Rojo de las aves de España 2021, esto es, se carece de datos apropiados sobre su abundancia o distribución, por lo que investigaciones futuras podrían modificar la clasificación de amenaza.

Se incluye en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, pero no en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

La pérdida de hábitat es el problema que afecta en mayor medida a esta especie, íntimamente dependiente de la presencia de bosques maduros. La sustitución o tala de viejos robledales y hayedos, así como la mala gestión forestal hacen peligrar el futuro del pico mediano en muchas zonas. El uso de productos fitosanitarios en explotaciones forestales afecta también al pico mediano al causar una reducción en la disponibilidad de artrópodos. También existe el temor de que la población española de pico mediano se vea seriamente afectada por el cambio climático al encontrarse ésta en el límite meridional de su área de distribución.

La creación de reservas forestales con altas densidades de árboles viejos y madera muerta, así como el fomento de la comunicación entre poblaciones mediante la creación de corredores ecológicos adecuados podrían ser algunas medidas correctoras. Asimismo, sería conveniente regular la extracción de la madera y su tratamiento en los lugares donde habita la especie, de tal modo que no se lleven a cabo los trabajos hasta que la época de cría haya concluido. También habría que evitar el uso masivo de fitosanitarios en explotaciones forestales.