El inconfundible y popular jilguero es una de las especies más comunes y extendidas en nuestro territorio, especialmente en el sur y algunos puntos del este peninsular. Ave muy gregaria —sobre todo en invierno—, el jilguero suele agruparse en bandos mixtos con otros fringílidos que nomadean en busca de alimento. En invierno recibimos abundantes ejemplares procedentes de otras latitudes europeas, que se unen a la fracción sedentaria de la población. Debido a su aspecto y vistoso canto es frecuentemente capturado como ave de jaula.
Los jilgueros se distinguen con facilidad por el juego de vistosos colores de su plumaje. En la cabeza muestran una característica careta roja, junto a sendas manchas blanca y negra. Poseen un pico de base ancha, largo y acabado en una fina punta. Su cola es negra, con el obispillo y el extremo distal blanco; además, las plumas más externas de la cola pueden tener amplias manchas blancas. En vuelo se reconocen bien por la presencia de dos amplias bandas alares de color amarillo dorado (dibujo 4). No hay dimorfismo sexual fácilmente perceptible, aunque los machos (dibujo 1) lucen hombros más negros y careta roja más amplia que las hembras (dibujo 2). Por otra parte, el plumaje varía notablemente con la edad; así, antes de mudarlo a finales de verano, los volantones carecen de la coloración descrita para la cabeza, pero mantienen las distintivas franjas alares amarillas (dibujo 3).
Canto
El macho en celo tiene un variado canto, que combina gorjeos muy diversos, aunque lo pronuncia sin la aceleración de los verdecillos. En vuelo emite tintineos cortos, penetrantes, que se entremezclan con gorjeos cortos.
Dónde vive
En el mundo
Se encuentra en toda Europa, salvo en el centro y norte de Escandinavia. En Asia llega hasta Mongolia y Arabia Saudí. También se distribuye por el norte de África y penetra hacia el sur por la cuenca del Nilo. Se reconocen varias subespecies. Ha sido introducido en islas atlánticas (Azores, Madeira, Cabo Verde) y en América del Sur, Australia y Nueva Zelanda.
En España
Se halla presente en la práctica totalidad de nuestra geografía, incluyendo tanto las islas Canarias y las Baleares como Ceuta y Melilla. En nuestro país se ha citado una única subespecie residente, carduelis. Además, el anillamiento científico ha revelado que a principios del otoño recibimos individuos de las subespecies carduelis y britannica, procedentes de Centroeuropa y Gran Bretaña, respectivamente.
Desplazamientos
Es una especie migradora parcial. Las poblaciones europeas más norteñas, ubicadas en Rusia y Escandinavia, se desplazan hacia el sur tras el periodo reproductor. También migran algunas poblaciones más meridionales, que viajan a los países mediterráneos. El anillamiento científico demuestra que a la Península Ibérica llega, en los meses de octubre y noviembre, un gran número de jilgueros que proceden o han pasado en su ruta migratoria por Inglaterra, Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, República Checa, etc. Una fracción importante continúa su viaje hacia África, donde estas aves se mezclan con poblaciones sedentarias. En la Península hay poblaciones sedentarias y migradoras. Muchas de ellas cruzan en nutridos bandos el Mediterráneo e invernan en el norte de África. El viaje de regreso a la Península y el resto de Europa tiene lugar entre los meses de febrero y mayo. Las poblaciones sedentarias, en cambio, se comportan como nómadas y realizan desplazamientos de escala regional en busca de alimento.
Población
Para Europa se estiman 8,2-24 millones de parejas (datos del año 2000); y para España, un máximo de 2,8 millones (Atlas de las aves reproductoras de España, 2003). En nuestro país se registran densidades muy altas en olivares, pastizales con arbolado, dehesas, vegas fluviales, etc. La tendencia de la población española es creciente, con oscilaciones interanuales, según los resultados preliminares del programa SACRE en 2005.
Cómo vive
Hábitat
Se establece en una gran variedad de hábitats, siempre y cuando haya cierta cobertura arbórea y el clima sea suave. No suele instalarse a más de 1.800 metros de altitud. Abunda en cultivos arbóreos de olivos, cítricos, etc.; y también resulta frecuente en dehesas y otros bosques abiertos, vegas fluviales con herbazales o cultivos herbáceos de regadío, prados con linderos vivos y pinares naturales o plantados de pinos carrasco y piñonero.
En invierno prospecta campiñas, áreas cerealistas totalmente desarboladas u otros parajes abiertos, pero ricos en cardos y otras herbáceas. En estos
ambientes constituye grupos con otras especies, como pardillos, verdecillos y verderones.
Alimentación
Se trata de un ave granívora, especialista en extraer semillas de los cardos y otras muchas plantas de la familia de las compuestas (Asteraceae). También consume yemas florales y semillas de jaramagos (Cruciferae). Para sacar las semillas se posa directamente en las plantas y selecciona las que aún no han madurado.
Reproducción
Cría dos o tres veces al año, desde abril-mayo hasta agosto. Es el fringílido que más tarde comienza el cortejo, aunque en el sur de la Península puede emparejarse y criar en febrero. Instala el nido en ramas altas de árboles o arbustos. Este resulta muy blanquecino, ya que emplea muchas fibras vegetales y animales blancas; así, por ejemplo, recoge el vilano blanco de las herbáceas compuestas y las fibras de lana de oveja prendida en los espinos. El macho ayuda a la hembra en la construcción del nido y la alimenta durante la incubación. Este periodo se prolonga por espacio de 12-14 días. La hembra pone normalmente de cuatro a seis huevos, blancos o ligeramente azulados, con motas de tamaño irregular y concentradas sobre todo en el polo ancho. Los pollos vuelan a las dos semanas y solicitan alimento a los padres durante una semana más. Después se independizan, y los padres reinician un nuevo ciclo reproductor. A finales de verano se reagrupan y conforman bandos muy nutridos.
Amenazas y conservación
En principio, el jilguero no presenta problemas de conservación porque no tiene requerimientos de hábitats muy específicos. No obstante, su vistosa
coloración y variado canto constituyen su perdición. Es el ave más perseguida y trampeada, con miles de ejemplares muertos o enjaulados cada año. Además sufre notablemente el uso abusivo de plaguicidas y herbicidas (para el barbecho químico) en los olivares y otros cultivos.
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