Curruca carrasqueña occidental
Curruca iberiae
Entre las currucas que pululan por nuestras extensas zonas de monte mediterráneo, la carrasqueña es la de más bello colorido y también una de las más abundantes. Se trata de un inquieto habitante de jarales, brezales, retamares, coscojares y encinares, que se mueve con discreción entre las espesuras de estos tupidos matorrales, por lo que resulta más fácil de detectar por su carraspeante canto o por su seco y breve reclamo. Migrante transahariana, esta ave está presente como reproductora tanto en la Península como en Baleares, donde habita una subespecie diferente.
CAT / Tallarol de garriga
GAL / Papuxa carrasqueira
EUS / Txinbo papargorrizta iberiarra
ENG / Western Subalpine Warbler
Especie abundante y de amplia distribución territorial que, una vez evaluada, se considera fuera de las categorías con mayor grado de amenaza.
Escucha su canto:
Curruca carrasqueña occidental
Curruca iberiae
Información
Passeriformes
Sylviidae
12 cm
15-19 cm
Identificación
La curruca carrasqueña es de pequeño tamaño y aspecto grácil. Los machos presentan las partes superiores de color gris pizarra, que contrastan con las bigoteras blancas y las partes inferiores de color rojizo (dibujo 1). Las hembras muestran un diseño general similar, pero en tonos más apagados, con las partes superiores pardas y las inferiores rosadas. Ambos tienen un anillo ocular rojo, las patas claras y las rectrices externas de la cola blancas (dibujo 2). De temperamento muy activo e inquieto, es al mismo tiempo un ave muy escondidiza y difícil de ver, que se mueve al amparo del denso matorral mediterráneo, su hábitat ideal.
Canto
Muy similar al de otras currucas típicas de zonas mediterráneas, aunque más largo, su canto consta de una sucesión de estrofas algo carraspeantes, que se suceden rápidamente. Su reclamo, machacón, consiste en la repetición de un tec-tec-tec, seco y corto.
Dónde vive
En el mundo
La curruca carrasqueña se extiende como reproductora por el entorno de la cuenca mediterránea, donde vive en los países europeos circunmediterráneos hasta el occidente de Turquía, las islas mediterráneas y el noroeste de África (Marruecos, Argelia, Túnez). Como invernante ocupa el borde meridional del Sáhara desde Senegal hasta Egipto.
Se reconocen tres subespecies.
En España
Ampliamente distribuida por toda la Península Ibérica, está ausente como reproductora en Canarias, en Baleares, en la mayor parte de la franja cantábrica y en otras amplias zonas del interior peninsular (La Mancha, sur de Extremadura, Andalucía occidental) y Levante. Es muy escasa en Galicia.
En España se encuentran dos subespecies: cantillans en la Península (observada en migración también en Baleares, donde resulta abundante, y muy raramente en Canarias) y moltonii en Baleares.
Para más información sobre su distribución territorial y otros datos de interés, consulta la ficha de la curruca carrasqueña en el III Atlas de las aves en época de reproducción en España.
Más información
Consulta el siguiente enlace para ampliar la información sobre esta especie.
Desplazamientos
Se trata de un migrante de largo recorrido, con sus cuarteles de invierno situados al sur del Sáhara, en África tropical. El paso prenupcial se detecta de febrero a mayo, con máximos a finales de marzo, y el posnupcial tiene lugar entre agosto y octubre, con picos a finales de septiembre.
Población
La Lista Roja Europea de Aves 2021 no recoge datos poblacionales de esta especie para el continente.
Es una de las currucas más abundantes en España, con una población cifrada en 4.500.000 de ejemplares, con las poblaciones más numerosas en las dos Castillas y Aragón. La tendencia es moderadamente positiva, según los datos del programa SACRE.
Cómo vive
Hábitat
La curruca carrasqueña, como otras currucas, muestra una clara predilección por las primeras etapas de degradación de los bosques mediterráneos, en las que se hacen dominantes las formaciones de matorral (jarales, retamares, brezales, coscojares, etc.). También vive en dehesas, pinares y sabinares, siempre que presenten un abundante sotobosque de porte arbustivo. Se encuentra desde el nivel del mar hasta los 1.900 metros de altitud (Sierra Nevada), aunque resulta más abundante entre los 600 y los 1.000 metros.
Alimentación
Se alimenta principalmente de formas larvarias y adultos de insectos (saltamontes, chinches, lepidópteros, hormigas, arañas, etc.), aunque puede consumir frutos y semillas en verano y otoño (moras, higos, lentiscos, etc.).
Reproducción
La temporada de cría se extiende de abril a julio, con posibilidad de realizar dos puestas anuales.
Ambos progenitores construyen un nido a baja altura entre la vegetación densa, en el interior de un arbusto o un pequeño árbol. El nido consiste en un pequeño cuenco de hojas y ramas, forrado de pelos y plumas. La puesta consta de tres a cinco huevos, de color blanco o rosado, moteados en grado variable en verde. La incubación dura 11 o 12 días y participan en ella los dos sexos. Los pollos, a los que cuidan y alimentan ambos progenitores, son volanderos a los 12 días. El padre puede hacerse cargo de los pollos volanderos mientras la hembra incuba una segunda puesta.
Meses en los que se puede ver la especie en España
Amenazas y conservación
Especie abundante y de amplia distribución territorial que, una vez evaluada, se considera fuera de las categorías con mayor grado de amenaza.
La curruca carrasqueña está incluida como especie reproductora en la Lista Roja de las Aves de España, con la categoría de LC – Preocupación Menor.
También figura en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Sin embargo, no está incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.
Debido a su amplia área de distribución, a la entidad de sus poblaciones y a sus tendencias estables o ligeramente positivas, no se considera una especie amenazada. Además, no es muy exigente en cuanto a sus requerimientos de hábitat, ya que puede ocupar una amplia variedad de ambientes. Los principales peligros para la curruca carrasqueña podrían provenir del deterioro de sus áreas de invernada subsaharianas como consecuencia de las sequías y la desertización.