Como reproductor ocupa los sistemas montañosos de la mitad sur de Europa y del centro de Asia. En invierno baja en altitud mediante desplazamientos de corto alcance.

Se reconocen tres subespecies.

El bisbita alpino cría en montañas de la mitad norte peninsular, encontrándose más extendida en los Pirineos y la Cordillera Cantábrica, y más localizada en el Sistema Ibérico y el Sistema Central.

parte de la población ibérica permanece en los territorios de cría y otra parte desciende a áreas basales y costeras, ocupando vegas fluviales, arrozales, orillas de embalses, cultivos, campiñas y praderías costeras y estuarinas

Respecto a su distribución invernal, menos conocida, parte de la población ibérica permanece en los territorios de cría, mientras que el resto se reparte por toda la Península y Baleares a cotas más bajas. En Canarias se considera accidental.

La península recibe un contingente aún no cuantificado de invernantes europeos.

La subespecie spinoletta es la única observada en nuestro país.

Para más información sobre su distribución territorial y otros datos de interés, consulta la ficha del bisbita alpino en el III Atlas de las aves en época de reproducción en España.

En España abandona las zonas de montaña en octubre-noviembre y regresa en marzo-abril, aunque algunas aves pueden permanecer en invierno a bastante altitud. En las zonas de invernada, a las que parece guardar fidelidad, se observa entre octubre y principios de abril. La migración pasa casi inadvertida, y a nuestro país llega un número sin cuantificar de aves del Pirineo francés y de los Alpes.

En la Lista Roja Europea de Aves 2021 la población reproductora europea se estima entre 2.100.000 y 5.280.000 ejemplares maduros, considerándose que la tendencia poblacional es decreciente.

No existen estimas actualizadas de la población reproductora española, como tampoco hay estimas actualizadas del contingente invernante.

En época de cría, la especie ocupa pastizales alpinos húmedos, muchas veces cerca de arroyos y turberas, principalmente pastos ganaderos y áreas de roquedo con vegetación herbácea y matorral bajo, evitando formaciones densas de matorral.

En cuanto a la altitud, nidifica sobre todo por encima de los 1.300-1.700 metros, alcanzando hasta los 2.800, aunque en la cornisa cantábrica se localiza en montañas bajas, incluso a 500-600 metros.

En invierno se es tablece en lugares húmedos de valles y llanuras en cotas bajas, aun a nivel del mar, tales como marismas, arrozales, prados encharcados y orillas de charcas, ríos y embalses.

La dieta, básicamente insectívora, consta sobre todo de moscas, mosquitos, chinches y orugas de mariposas y polillas. En ciertas épocas y lugares consume pequeñas semillas y algas, a veces en gran cantidad. El método utilizado para alimentarse consiste en la búsqueda y el picoteo en el suelo, normalmente en solitario o, raramente, en grupos muy pequeños.

El periodo de cría se extiende entre mayo y agosto.

Aunque se trata de un ave monógama, no son raros los territorios con un macho y dos o más hembras nidificantes, o de una hembra con dos o más machos. Estos sistemas poligámicos, como se ha visto en los acentores, parecen habituales en pájaros de montaña.

El nido, construido por la hembra, consiste en un cuenco grande de hierba y hojas secas, ubicado a resguardo en el suelo. Normalmente efectúa una puesta anual, a veces dos, que consta de cuatro a seis huevos, de color blanco-gris y con pintas oscuras, los cuales son incubados por la hembra durante unos 13 días. Tras dos semanas de cuidados por ambos sexos, los pollos abandonan el nido.

El bisbita alpino está incluido como especie reproductora en la Lista Roja de las Aves de España, con la categoría de NT – Casi Amenazado.

También figura en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Sin embargo, no está incluido en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.

No se trata de una especie amenazada. Se desconoce la tendencia de la población española, que podría ser estable, como lo es la del resto de Europa. La mayor amenaza estriba en la transformación de muchas zonas de alta montaña por infraestructuras asociadas a la práctica del esquí. En verano también le afectan las crecientes molestias derivadas del turismo de montaña. En invierno, el principal problema proviene de las transformaciones de los humedales, sobre todo costeros. Como todas las especies asociadas a hábitats montañosos, el cambio climático se dibuja como una amenaza.