Sección de «Noticias científicas» publicada por Eduardo de Juana en el nº 38 de Aves y naturaleza

En las pagazas piquirrojas son los padres quienes enseñan a viajar

El marcaje con GPS está empezando a dar resultados de gran interés más allá de revelar con detalle las rutas migratorias de las diferentes especies. Buen ejemplo ofrece un reciente estudio sobre pagazas piquirrojas (Hydroprogne caspia) marcadas en sus colonias de cría de Suecia y Finlandia. Esta es una especie que efectúa la migración en solitario o en pequeños grupos familiares y en la que los jóvenes no pueden, por tanto, simplemente dejarse llevar en el seno de las bandadas, como ocurre en las cigüeñas y las grullas, sino que deben aprender de adultos concretos que los acompañen. El estudio pudo seguir las trayectorias hasta el África subsahariana de 27 individuos diferentes, que partieron entre mediados de julio y mediados de agosto y alcanzaron su destino, a unos 5.000 km de distancia, en cuestión de dos meses, con paradas por el camino. Curiosamente, el macho y la hembra de la misma pareja viajaron siempre por separado, con distintas fechas de partida y siendo la migración más rápida si iban solos. De los jóvenes que sobrevivieron hasta iniciar la migración, nueve migraron con su padre biológico –que en una ocasión acompañó a dos jóvenes a la vez–, uno con un padre adoptivo y otro con la madre. Cuatro jóvenes que perdieron pronto el contacto con los adultos resultaron depredados; los demás se mantuvieron siempre junto a ellos y solo tras llegar a los cuarteles de invierno los lazos se fueron debilitando paulatinamente. Que tuvo lugar, en efecto, una trasmisión cultural durante el viaje resultó evidente al constatar que, en su siguiente migración, ya en solitario, las aves subadultas se mantuvieron fieles a las rutas y los lugares de descanso que habían utilizado con sus padres. Digno de futuros estudios es, desde luego, el sesgo tan grande que parece existir entre machos y hembras a la hora de viajar con los hijos.

Byholm, P., Beal, M., Isaksson, N., Lötberg, U. y Åkesson, S. (2022). Paternal transmission of migration knowledge in a long-distance bird migrant. Nature Communications, 13 (1). DOI: 10.1038/s41467-022-29300-w

 

Paloma doméstica. Autor: Peggychoucair

Neuronas de bajo consumo

El desarrollo del encéfalo, el órgano ligado a los comportamientos más complejos o inteligentes, alcanza como es sabido su máxima expresión en mamíferos y aves. Pero en ello difieren entre sí en múltiples aspectos, al haber tomado a partir de los reptiles caminos evolutivos separados. Mientras que en los mamíferos la parte del cerebro más voluminosa y con mayor concentración de neuronas es la corteza, o neocórtex, situada en posición periférica, en las aves lo es una estructura subcortical, la cresta ventricular dorsal (DVR). La evolución en paralelo de estas estructuras ha resultado en notables similitudes funcionales, pero también en múltiples diferencias de todo tipo, cada vez más investigadas. Se sabe ahora, por ejemplo, que las aves poseen un número de neuronas comparable al de los mamíferos, aunque estas son de menor tamaño y más densamente empaquetadas, y así los loros llegan a tener tantas como los monos de tamaño mediano, con un volumen cerebral notablemente inferior. Un trabajo reciente revela ahora otra sorprendente diferencia: las neuronas de las palomas domésticas consumen del orden de un tercio de la glucosa que necesitan en promedio las de los mamíferos. Esto indicaría que el procesamiento neuronal es más eficiente en las aves, lo que podría tener que ver con su temperatura corporal más elevada. En cualquier caso, habla de un ahorro evidente, puesto que en los mamíferos el tejido cerebral es uno de los más costosos desde el punto de vista energético.

von Eugen, K., Endepols, H., Drzezga, A., Neumaier, B., Güntürkün, O., Backes, H. y Ströckens, F. (2022). Avian neurons consume three times less glucose than mammalian neurons. Current Biology, 2022; DOI: 10.1016/j.cub.2022.07.070

 

¿Por qué en las montañas tropicales las aves ocupan pisos altitudinales estrechos?

Muy llamativo en la avifauna de las montañas de los trópicos es, al lado de su gran diversidad, que las diferentes especies tiendan a utilizar rangos de altitud muy estrechos, a veces de solo cientos de metros. Para los Andes esto se conoce ya desde los trabajos de John Terborgh en los setenta del pasado siglo. Para explicarlo se han aducido razones tanto de tipo abiótico, relacionadas sobre todo con la temperatura, como de tipo biótico, aquí con particular atención a la competencia entre especies. La hipótesis de Janzen (1967), para explicar el acusado efecto de barrera biogeográfica que ejercen las montañas tropicales, sostiene que la tolerancia a los cambios de temperatura es menor en sus aves que en las de los países templados debido a la práctica ausencia en los trópicos de variaciones estacionales. Las montañas supondrían así para las aves “barreras fisiológicas” y las distintas especies, debido a su baja tolerancia
térmica, tenderían a no ocupar más que determinadas altitudes. Sin embargo, esta explicación obvia el hecho de que en esas altas montañas sí que tienen lugar notables cambios de temperatura entre el día y la noche, a los que las aves están perfectamente adaptadas. A favor de que la competencia pueda ser más determinante, trabajos recientes han encontrado que en montañas donde faltan especies competidoras, del mismo género, algunas aves muestran rangos de altitud mucho mayores. También se ha visto, en los géneros Turdus y Catharus por ejemplo, que unas especies reaccionan de forma agresiva a los cantos de otras. Ahora, un estudio basado en más de 4,4 millones de datos de eBird ha efectuado una comparación de los rangos de altitud en 31 regiones de montaña, llegando a la conclusión de que la riqueza de especies predice mejor que la estacionalidad climática la estrecha distribución altitudinal que se registra.

Freeman, B. G., Strimas-Mackey, M. y Miller, E. T. (2022). Interspecific competition limits bird species’ ranges in tropical mountains. Science, 377 (6604): 416 DOI: 10.1126/science.abl7242

Estorninos. Autor: Scooperdigital

Los pájaros durante el confinamiento

El confinamiento forzoso a que se vio sometida buena parte de la humanidad durante la primavera de 2020, debido a la pandemia por coronavirus, supuso una pausa sin precedentes en la actividad humana, que algunos han bautizado como “antropopausa” y que se tradujo en un descenso más que notable del tráfico, el ruido, la contaminación y las molestias directas a la fauna. Los medios de comunicación se hicieron eco a menudo de la presencia inusual de mamíferos en pleno centro de las ciudades, desde jabalíes en las de España hasta chacales en Tel Aviv o pumas en Santiago de Chile. Pero ¿sabemos algo de cómo repercutió el confinamiento en la avifauna urbana? Son varios los trabajos que se han publicado sobre este asunto, en diversos países, generalmente basados en la ciencia ciudadana. Pero sus conclusiones difieren un tanto. Así, mientras en Cataluña los datos recopilados por el ICO no apuntan a diferencias significativas en cuanto a la probabilidad de aparición de las aves en las ciudades, los datos de eBird para Canadá y Estados Unidos concluyen que, con relación a un conjunto de 82 “especies focales”, sí hubo cambios en el 66 % de las mismas; cambios que, en general, fueron positivos. Lo que sí muestra el trabajo de Cataluña es que las aves incrementaron claramente su detectabilidad, sobre todo durante las primeras horas de la mañana, lo que sugiere que adelantaron sus períodos de canto.

Gordo, O., Brotons, L., Herrando, S. y Gargallo, G. (2021). Rapid behavioural response of urban birds to COVID-19 lockdown Proc. R. Soc. B: Biol. Sci., 288, 20202513. DOI: 10.1098/rspb.2020.2513
Schrimpf, M. B. y otros (2021). Reduced human activity during COVID-19 alters avian land use across North America. Science Advances 7 (39), 5073. DOI: 10.1126/sciadv.abf5073

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