El carricerín cejudo encuentra limitada su distribución como reproductor a zonas templadas del este de Europa, en una franja comprendida entre Alemania y los Urales.

No se reproduce en nuestro país, donde su presencia se ve restringida a enclaves favorables durante los pasos migratorios.

Se trata de un migrante transahariano. Las poblaciones del este de Europa siguen una ruta occidental hasta las zonas de invernada, mal conocidas todavía, situadas en el África tropical occidental, al sur del Sáhara.

En España, la especie se detecta únicamente durante los pasos migratorios: entre marzo y mayo, y entre finales de julio y octubre, con máximos en la segunda quincena de agosto.

La migración prenupcial sigue una ruta más oriental que la posnupcial.

La Lista Roja Europea de Aves 2021 estima una población europea de unos 18.300-28.500 ejemplares, con tendencia dereciente.

Se trata de un ave en severo declive, cuyas principales poblaciones se localizan en Bielorrusia, Ucrania y Polonia. Una parte de la población europea atraviesa la Península Ibérica durante la migración otoñal, de camino a sus áreas de invernada africanas.

El carricerín cejudo

El carricerín cejudo, durante la migración por España, ocupa hábitats similares a los de cría e invernada: zonas húmedas dominadas por herbazales encharcadizos (formaciones de cárices, masegares, lirios, juncales, prados encharcados, marismas costeras…) y, secundariamente, carrizales y cultivos de regadío.

Tiene una dieta eminentemente insectívora. Consume presas de gran tamaño, que incluyen una amplia variedad de odonatos, arácnidos, lepidópteros, dípteros, coleópteros, etc.

En Polonia, su principal área de cría, la puesta tiene lugar en mayo-junio. La especie muestra un comportamiento polígamo, y una misma hembra puede aparearse simultáneamente con varios machos.

Los nidos se sitúan entre la vegetación, a unos 3-30 centímetros sobre el área encharcada, y se concentran en pequeñas agrupaciones en zonas favorables por la mayor abundancia de alimento.

El nido consiste en una taza, construida con hierbas, tallos, telarañas y vilanos de plantas, y forrada de material más fino, donde la hembra deposita de tres a seis huevos. La incubación dura 12-15 días, y los pollos permanecen en el nido durante un periodo similar. La única que se encarga de la incubación y alimentación de los pollos es la hembra.

El carricerín cejudo está considerado EN – En Peligro en el Libro Rojo de las Aves de España 2021 y aparece citado en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, pero no en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas..

El carricerín cejudo se observa en nuestro país en los pasos migratorios. Desde 1999 el promedio de registros es de unos 130 al año. La mayoría de estos registros, unos 119 en promedio, se dan en el paso otoñal y el resto en primavera. Al no superar el umbral de 250 individuos al año, se considera que la especie está, según los criterios de la UICN, “En Peligro”.

Los principales factores de amenaza se relacionan con la destrucción o alteración de los hábitats en los lugares de reproducción, de reposo durante la migración o de las áreas de invernada. En España, los problemas se centran en la alteración o desaparición de las zonas húmedas, de las que depende durante la migración. Las causas de este deterioro del hábitat son bien conocidas, y entre ellas pueden citarse la desecación para crear urbanizaciones u otras infraestructuras, la contaminación, las fuertes sequías ocasionadas por el cambio climático y la presencia de especies exóticas invasoras tanto en fauna como en flora. También hay que decir que el declive de los invertebrados está afectando a muchos ecosistemas, en particular a los carricerines por ser estrictamente insectívoros, y que las muertes por atropello, electrocución o colisión podrían ser un motivo de bajas de gran impacto, aunque difícil de cuantificar.

Entre las medidas de actuación propuestas destacan la revisión de la catalogación estatal y declararla “Vulnerable” o “En Peligro de Extinción” para obligar a elaborar planes autonómicos de recuperación o conservación, designar nuevas zonas ZEPA o ampliar las existentes para abarcar más zonas húmedas de las que el carricerín cejudo depende fuertemente, desarrollar medidas ligadas a los usos agroganaderos tradicionales en el entorno de los humedales (fomento del pastoreo, agricultura extensiva, mantenimiento de pastizales húmedos, etc.), prohibición de plantaciones de árboles en humedales con presencia de la especie, control de quemas incontroladas, control de especies invasoras y realizar un seguimiento de las poblaciones de carricerín para poder investigar en su biología y en las causas de su escasez.