Aguilucho cenizo

Circus pygargus

Pocas rapaces hay tan ligadas a las actividades humanas como el grácil aguilucho cenizo, una especie que, en nuestro territorio, depende estrechamente de las grandes extensiones cultivadas de trigo y cebada, donde, a falta de los grandes herbazales que conforman en otros lugares su hábitat predilecto, instala los nidos. A cambio de alojarse en los cultivos del hombre, el aguilucho cenizo elimina ingentes cantidades de topillos, ratones, langostas y aves granívoras, que constituyen sus presas habituales.

CAT / Esparver cendrós

GAL / Tartaraña cincenta

EUS / Mirotz urdina

ENG / Montagu's Harrier

VU - Vulnerable
VU - Vulnerable

La especie se está enfrentando a un riesgo alto de extinción en estado silvestre.

Presencia
PresenciaDe pasoEstivalHabitual

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Información

Accipitriformes

Accipitridae

39-46 cm

102-116 cm

Identificación

El aguilucho cenizo es una rapaz de mediano tamaño y formas particularmente esbeltas, se caracteriza por poseer unas alas largas, estrechas y relativamente puntiagudas, cola muy larga y tarsos de gran longitud. En comparación con el aguilucho pálido, que es ligeramente mayor, resulta más grácil y estilizado.

Ambos sexos exhiben plumajes radicalmente diferentes en cuanto al color, puesto que los machos son bastante claros, mientras que las hembras, considerablemente mayores y más pesadas que sus compañeros, lucen tonos parduzcos. No es infrecuente en esta especie la existencia de ejemplares melánicos.

El macho adulto típico es de color gris ceniza en el dorso, con las zonas ventrales ligeramente más claras (sobre todo, el abdomen), y una serie de manchas alargadas de color castaño que se intensifican hacia los flancos (dibujo 1). En vuelo, las partes inferiores de las alas se ven muy barradas, con las infracoberteras surcadas por líneas rojizas y las secundarias con tres barras transversales, dos de ellas anchas y negras y otra, terminal, más clara. Las primarias son oscuras y la cola luce un ligero barrado parduzco. Dorsalmente, las alas son grisáceas, con las primarias oscuras y una barra negra a lo largo de las rémiges secundarias (dibujo 2).

Los tonos parduzcos dominan, sin embargo, en la coloración de la hembra adulta típica (dibujo 3), que posee las regiones ventrales de color ocráceo claro y presenta un abundante rayado pardo-rojizo. Vista en vuelo (dibujo 4), las infracoberteras alares se ven muy rayadas de pardo rojizo y el conjunto de plumas de vuelo está densamente barrado, al igual que la cola. Las partes superiores son relativamente oscuras y la cola, barrada. En ellas se distingue con suma claridad el obispillo, que es blanco. En ocasiones, es difícil diferenciarla de la hembra de aguilucho pálido, pero es más pequeña, tiene el obispillo de menor tamaño y las regiones axilares con barras más evidentes.

El joven es similar a la hembra, pero mucho menos rayado en las partes inferiores, que resultan de un color pardo rojizo muy intenso y con las secundarias muy oscuras (dibujo 5).

Es común observarlo planeando a baja altura, mientras prospecta lentamente el terreno, sobre campos de labor, prados y eriales; ejecuta entonces un vuelo muy grácil y habilidoso gracias a su escasa carga alar en el que mantiene las alas colocadas en forma de “V”.

Canto

Hembra y joven emiten un silbido fino, pii-ii, cuando reciben comida. La voz de alarma consiste en un chit-er-it-it-it rápido.

Dónde vive

En el mundo

El aguilucho cenizo es una especie de distribución euroasiática, que se extiende, si bien de forma discontinua, desde la Península Ibérica y el norte de Marruecos hasta el centro de Asia. Sus mejores poblaciones se encuentran en Rusia, mientras que los núcleos más numerosos en Europa occidental aparecen en Francia y España.

No se han descrito subespecies.

En España

Como reproductor, el aguilucho cenizo se extiende por buena parte del territorio peninsular, pero resulta muy raro en la cornisa cantábrica, en buena parte de Levante y del sureste, así como en las regiones montañosas, donde se ausenta por completo a partir de los 1.200 metros de altitud.  La zona comprendida entre la vertiente sur de la cordillera Cantábrica, incluida Galicia casi completa, y el sistema Central, así como el valle del Guadalquivir, es la que cuenta actualmente con una ocupación más homogénea. Cría ocasionalmente en Baleares, pero falta en Canarias, Ceuta y Melilla.

Para más información sobre su distribución territorial y otros datos de interés, consulta la ficha del aguilucho cenizo en el III Atlas de las aves en época de reproducción en España.

Más información

Consulta el siguiente enlace para ampliar la información sobre esta especie.

VER LA MONOGRAFÍA

Aguilucho cenizo Mapa

Invernada fuerte

Invernada floja

Estival

Residente

Desplazamientos

Se trata de un migrador transahariano, cuyos efectivos ibéricos invernan en África occidental.

En nuestro territorio aparece desde finales de marzo, con una mayor afluencia en el mes de abril, y abandona las áreas de reproducción a mediados de julio para dirigirse a sus zonas de invernada.

A diferencia de otras rapaces, los aguiluchos cenizos no se concentran exclusivamente en el área del Estrecho para efectuar el paso al continente vecino, sino que este tiene lugar en un amplio frente que los lleva a recalar tanto en las costas marroquíes como en las tunecinas.

Población

La Lista Roja Europea de Aves 2021 estima que en Europa hay unos 139.000-219.000 aguiluchos cenizos, con tendencia decreciente.

En España, en el último censo se estimaron unas 5.000 parejas reproductoras (III Atlas de las aves en época de reproducción en España), de los que cerca del 40% se hallaron en Castilla y León. Otras comunidades con importantes poblaciones son Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. Este censo reflejó una disminución de cerca del 24% con relación al anterior (2006). Este declive parece más acusado en la zona eurosiberiana (Galicia incluida) y en la zona mediterránea sur (junto con Extremadura y Andalucía). Sin embargo, el declive no parece tan importante en la zona mediterránea norte (incluida Castilla y León). A partir de los datos obtenidos por el programa Sacre se llegan a conclusiones muy similares.

Cómo vive

Hábitat

El aguilucho cenizo es un ave propia de grandes extensiones abiertas y, en general, desarboladas, desde herbazales y brezales de montaña hasta carrizales. En nuestro país, sin embargo, se trata de una especie particularmente ligada a los cultivos de cereal (sobre todo, trigo y cebada), que constituyen su hábitat principal, aunque una fracción minoritaria de aves se instala en matorrales, pastizales o humedales, fundamentalmente en regiones montanas del norte y en áreas costeras.

Alimentación

La dieta de esta rapaz es bastante variada y depende, en todo caso, de la oferta local y temporal de presas. Las capturas más importantes del aguilucho cenizo son pequeños y medianos vertebrados, muy especialmente ratones y topillos, pero también abundantes lagartijas, culebras y aves pequeñas y medianas, que complementa con grandes cantidades de insectos, sobre todo langostas y saltamontes. En general, la alimentación de la rapaz incluye más micromamíferos en el norte de la Península (en especial, en años de plaga de topillos) y una proporción mayor de invertebrados en el sur. Las grandes concentraciones de langostas en las regiones de invernada suponen una fuente fundamental de alimento para los aguiluchos, que pueden ver comprometida su supervivencia en años de escasez de estos invertebrados.

Reproducción

Se trata de una especie colonial a la hora de reproducirse, aunque también lo hace en solitario, pero de distribución espacial muy irregular. La densidad de ocupación en una determinada zona está ligada a la disponibilidad de alimento a la vuelta de la invernada, circunstancia que conlleva considerables variaciones de unos años a otros o, incluso, a la total ausencia de la especie.

Las parejas se forman a comienzos de abril, cuando las hembras retornan a los territorios de cría que han sido ocupados previamente por sus compañeros.

Los nidos, muy dispersos dentro de la colonia, son pequeños montones de vegetación (básicamente, tallos de cereal), situados directamente sobre el suelo y tapizados con hierbas. Las hembras, que son las encargadas de prepararlos, aplastan las cañas circundantes para facilitar el acceso a ellos.

La puesta tiene lugar entre finales de abril y mediados de mayo y consta, normalmente, de cuatro o cinco huevos de color blanco azulado, que la hembra incuba durante 27-40 días. Durante ese tiempo el macho se ocupa de su manutención. Los pollos son cuidados por la hembra y alimentados por ambos adultos y realizan sus primeros vuelos cuando cuentan con poco más de un mes de vida. Son independientes una semana después.

Meses en los que se puede ver la especie en España

Ene
Feb
Mar
Abr
May
Jun
Jul
Ago
Sep
Oct
Nov
Dic

Amenazas y conservación

VU - Vulnerable
VU - Vulnerable

La especie se está enfrentando a un riesgo alto de extinción en estado silvestre.

El aguilucho cenizo aparece clasificado como VU – Vulnerable tanto en el Libro Rojo de las Aves de España 2021 como en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.

Mediante los datos obtenidos en los dos últimos censos (2017 y 2006) se ha estimado que el aguilucho cenizo ha sufrido un declive de entre el 23 y el 27% en ese periodo. En general, los declives más fuertes se registran en la mitad occidental de su área de distribución.

Las principales amenazas que se ciernen sobre el aguilucho cenizo se relacionan, sobre todo, con su dependencia de los cultivos de cereal y con la intensificación de las prácticas agrícolas. La recogida mecanizada del cereal y la introducción de variedades precoces impiden que los pollos completen su desarrollo antes de la cosecha, lo que supone la pérdida de numerosas nidadas bajo las cuchillas de las cosechadoras. Los cambios en los usos tradicionales son fuente asimismo de importantes amenazas, ya que reducen las áreas de reproducción, introducen modificaciones en los cultivos tradicionales y afectan a la densidad de presas como consecuencia de la disminución de la heterogeneidad ambiental y del uso de pesticidas. A esto hay que añadir muertes accidentales en tendidos eléctricos y aerogeneradores, por un lado, y muertes por envenenamiento por otro. No se conoce con exactitud la dimensión del problema de la mortalidad por cebos envenenados o por intoxicación directa puesto que los ejemplares hallados son sólo una pequeña parte de los realmente muertos por esta causa. No obstante, se estima que entre 1992 y 2013 pudieron haber muerto unos 1.300-2.160 aguiluchos cenizos por esta causa.

Las medidas propuestas para intentar mitigar la presión que se está ejerciendo sobre este aguilucho pasarían por revisar la catalogación de la especie a escala autonómica, desarrollar planes de conservación correspondientes en aquellas comunidades que cuentan con población reproductora, proteger los nidos durante las labores de cosecha, prohibir las quemas de matorral que contribuyan al hábitat de cría o de alimentación de la especie, perseguir el delito en el caso de incendios provocados o de envenenamiento de fauna, prohibir la implantación de centrales eólicas o nuevas líneas eléctricas en zonas sensibles para las rapaces y establecer periodos de parada en las ya instaladas durante la época reproductora, mejorar el seguimiento y estudio de la población y su declive y designar nuevas zonas ZEPA o ampliar las existentes para que alberguen un mayor porcentaje de la población reproductora, especialmente en el cuadrante noroccidental de su área de distribución.

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