Con motivo del Día Mundial del Agua, alertamos de la necesidad de cambiar la gestión el hídrica en España para que se garantice la disponibilidad de agua en la cantidad y calidad necesaria para la conservación de los humedales y el bienestar humano.

 

  “Agua para la paz” es el lema de este año para el Día Mundial del Agua de la ONU que se celebra hoy 22 de marzo. En esta efeméride, SEO/BirdLife alerta de la necesidad de cambiar la gestión del agua en España para garantizar su disponibilidad en cantidad y calidad suficientes, tanto para la conservación de los humedales como para satisfacer las necesidades humanas.

Precisamente, para atender estos objetivos es necesario que se cumpla la legislación existente en materia de agua. Sin embargo, las autoridades comunitarias alertan a España del reiterado incumplimiento del mismo: los tribunales europeos han ratificado la vulneración de la ley en materia de prevención de la contaminación por nitratos y siguen abiertos procedimientos de infracción tanto por mala aplicación de la Directiva Marco de Agua como de la Directiva de Hábitats, también en relación con los requerimientos hídricos, los caudales ecológicos y la gestión al respecto. Un incumplimiento que si no se subsana será objeto de una multa al Estado a costa de todos los contribuyentes.

 

Presa de El Atazar (Madrid), el mayor embalse de esta región para abastecer las necesidades hídricas de más de seis millones de personas ©Shutterstock

 

Además, urgimos a las Administraciones Públicas a coordinarse en materia de planificación hidrológica, gestión de los espacios protegidos, regadíos y restauración, con la perspectiva de mejorar la disponibilidad del agua basada en la naturaleza. Y en ese sentido, a nivel europeo, a través de BirdLife, se ha solicitado a la Comisión Europea un nuevo impulso a favor de la “resilencia del agua” y el uso de soluciones basadas en la naturaleza, publicando la iniciativa que tenía prevista en su programa de trabajo antes del final de su legislatura.

Precisamente, y a pesar de toda la normativa europea en vigor que, de haberse aplicado rigurosamente, debería haber conseguido mejorar el estado de las masas de agua y los ecosistemas, y la sostenibilidad a futuro de las actividades económicas dependientes, la realidad a día de hoy es muy distinta.

En cualquier caso, España debe asumir su responsabilidad por el propio interés de su población y, con motivo de este día, desde SEO/BirdLife insistimos a todas las Administraciones Públicas y gobiernos implicados para que apliquen de manera responsable y coordinada sus competencias con el objetivo común de asegurar la conservación de un recurso vital como el agua tanto para las necesidades humanas como para los ecosistemas naturales y la biodiversidad asociada.

 

Peor que la sequía es el saqueo

El principal uso del agua en España es el regadío, que utiliza más del 80% de la demanda hídrica, e igualmente nuestro país tiene una de las mayores tasas de capacidad de embalses per cápita. “El problema es que, paulatinamente, el consumo que supera la disponibilidad, la creciente contaminación de las masas de agua y las sequías recurrentes, enfrentan al país a un futuro preocupante de no cambiarse el enfoque con el que se gestiona el recurso hídrico”, explica Ana Carricondo, responsable de Programas de Conservación de SEO/BirdLife.

 

Macróficos o plantas subacuáticas que purifican las aguas en el Tancat de la Pica, en la albufera de Valencia © Matthieu Lassalle

 

Por otro lado, España es también líder en sistemas para la eficiencia en el regadío, pero debe recordarse que la eficiencia no es sinónimo de sostenibilidad. De hecho, a pesar de décadas y miles de millones invertidos en modernización de regadíos, el estado (ni siquiera el cuantitativo) de las masas de agua no ha mejorado, ya que en muchos casos el agua “ahorrada” ha sido usada para hacer efectivos unos regadíos precarios o ampliar las superficies regadas, y en muchos otros suponen en último término una reducción de retornos a las masas de agua. En paralelo, el uso de agua desalinizada en zonas costeras parece empezar a plantearse como una solución más generalizada, pero esta tecnología tiene unos costes económicos y energéticos altos y problemas ambientales asociados a la desalación. Pero, sobre todo, ignora las funciones ecológicas del agua y los ecosistemas asociados.

En SEO/BirdLife consideramos que en materia de regadíos se hace ya imprescindible y urgente redimensionar el uso destinado a este fin, tanto en cantidad como en los distintos territorios y tipos de cultivos, considerando no sólo el volumen de agua disponible en cada región, si no la recuperación y conservación de los ecosistemas naturales asociados, necesarios para la propia regeneración y recarga de las reservas de agua.

 

Replantear el modelo agropecuario

Por otra parte, la ganadería industrial ha tenido un creciente y rápido desarrollo en los últimos años, lo que, además del consumo adicional de agua, ha aumentado las fuentes y problemas de contaminación por nitratos, con amplias zonas en el noreste peninsular donde ya no es posible usar el agua subterránea para beber. Una muestra de estos problemas y mala gestión son las sentencias de los tribunales europeos, como las relativas a la sobreexplotación de los acuíferos en Doñana o la última sobre la falta de medidas en torno a la contaminación por nitratos de varias comunidades autónomas.

Un hito clave para la correcta gestión del agua en Europa fue la aprobación de la Directiva Marco de Agua, en el año 2000, que integra y jerarquiza los distintos usos, estableciendo la necesaria conservación de los ecosistemas y espacios protegidos que dependen del agua como una prioridad, tras el abastecimiento humano. La organización conservacionista lamenta que, más de 20 años después y tres ciclos de planificación, no parece que se consigan los objetivos de alcanzar el buen estado de las masas de agua para 2027, y los caudales ecológicos siguen siendo una asignatura pendiente, usada como moneda de cambio, y se han vuelto a poner en el proceso de elaboración de los planes de sequía.

Campo de verduras con riego de aspersión. Autor: Shutterstock

Humedales en peligro

Tampoco hay que olvidar el importante papel que juegan los humedales como ecosistemas proveedores de agua de calidad y de servicios ecosistémicos. Sin embargo, como destaca el informe Humedales Ramsar en España: En Alerta, de SEO/BirdLife, todos los humedales Ramsar analizados sufren una presión global calificada como ‘alta’ o ‘muy alta’, que afecta a la extensión y calidad del hábitat requerido por las poblaciones de aves acuáticas que albergan. Esta situación conlleva un empeoramiento continuo del estado de conservación global de estos hábitats. El informe también revela cómo el mal estado de las masas de agua afecta a la avifauna: el 22% de las poblaciones invernantes y migrantes de aves acuáticas y el 63% de las aves que usan los humedales españoles para reproducirse presenta importantes problemas de conservación.

España cuenta con 76 humedales declarados como de importancia internacional por el Convenio Ramsar, que en total suman más de 300.000 ha convirtiéndolo en el tercer país del mundo en número de humedales acogidos a este convenio. Sin embargo, el 85% de estos se encuentran en un estado de conservación preocupante, (en el 18% su estado es moderado, el 29% pobre y el 38% muy pobre).

 

Muestra de agua para analizar en el marco del proyecto LIBERA. Autor: SEO/BirdLife

 

Por otro lado, España no está integrando correctamente las normativas comunitarias, como la Directiva Marco del Agua, para alcanzar los objetivos de proteger y conservar las masas de agua, lo cual propicia que el 44% de los ríos españoles y el 42% de los acuíferos estén en mal estado ecológico. Asimismo, el 60% de los hábitats de agua dulce de Europa está en un estado de conservación desfavorable. En el caso de España, la cifra sube hasta el 80%. Además, por si situación de amenaza, las lagunas costeras deberían ser declaradas primer “hábitat en peligro de desaparición”, tal y como SEO/BirdLife ha solicitado al Miteco en varias ocasiones. 

Por ello, instamos a que los recientes marcos de actuación que se están negociando entre administraciones agrarias, ambientales, estatales y autonómicas para abordar la crítica situación de humedales emblemáticos como Doñana, el Mar Menor o Daimiel, se hagan bajo una correcta coordinación. La ONG subraya que estas iniciativas van en la buena dirección, pero tendrá que constatarse con hechos y resultados, y deben servir de experiencia para extender la coordinación a la gestión del agua, que debe dejar de verse solo como un recurso y considerarse todas sus funciones ecosistémicas y vitales.

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