Las aves esteparias componen el grupo de aves terrestres con mayores riesgos de extinción en toda Europa. En Andalucía su situación es especialmente delicada y  seis de cada 10 especies están amenazadas. La avutarda, en peligro crítico, encabeza esta precaria situación. Pensando en ellas , la Junta de Andalucía puso en marcha hace dos años un proyecto Life de gestión y conservación en Zonas de Especial Protección para las Aves  que cuenta con el trabajo activo de SEO/BirdLife. Entre sus logros, conseguir que 2.000 escolares reconozcan el valor de estas aves,  identificar los puntos negros de cerca de 400 kilómetros de tendidos y vallados  para proponer alternativas y formar a la población en turismo ornitológico como un recurso económico. Todo ello ha permitido identificar una máxima: que la participación y el empoderamiento de los habitantes del campo es una estrategia eficaz de conservación.

 

[Artículo publicado en la revista Aves y naturaleza, nº 13. José Eugenio Gutiérrez. SEO/BirdLife]

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Niños en un taller educativo sobre aves y medio ambiente. © SEO-BirdLife

Niños en un taller educativo sobre aves y medio ambiente. © SEO-BirdLife

La administración ambiental de la Junta de Andalucía puso en marcha en 2005 el Programa de Conservación de las Aves Esteparias, cuyos primeros pasos partieron de la mano de SEO/BirdLife. Se identificaron las áreas más importantes para este grupo de aves, se publicó el libro Aves esteparias en Andalucía, bases para su conservación (un excelente marco conceptual sobre aves y hábitats esteparios y sus amenazas), se consolidaron y estandarizaron los programas de seguimiento (aguilucho cenizo y avutarda) y se realizaron campañas de sensibilización y concienciación ambiental. Un programa con el que la nueva Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente ha seguido trabajando y en el que destacan la declaración de dos ZEPA -Campiñas de Sevilla y Alto Guadiato-  y la puesta en marcha de este proyecto Life+ Naturaleza: Conservación y Gestión en las ZEPA para las Aves  Esteparias de Andalucía.

En este proyecto Life, SEO/BirdLife tiene encomendadas acciones relacionadas con la educación ambiental, la realización de cursos de guías ornitológicos y la  identificación de los puntos críticos de mortalidad en líneas eléctricas y vallados de estas ZEPA. En este sentido se han recorrido más de 2.000 kilómetros a pie para averiguar los puntos negros de mortalidad de aves en los tendidos y vallados de estas ZEPA, y con los resultados se ha elaborado una propuesta de corrección de infraestructuras para disminuir la siniestralidad, por ejemplo, el soterramiento de dos tramos de tendidos en Campiñas de Sevilla.

Mochuelo europeo. © Carlos Sánchez/Náyadefilms.com

Mochuelo europeo. © Carlos Sánchez/Náyadefilms.com

Profe, ¿cómo es un mochuelo?

Se han impartido sesiones  en las que han participado más de 2.300 escolares que ahora saben seguro cómo es un mochuelo. Porque sorprende que en pueblos asediados de campos de labor como Écija, por poner un ejemplo, muchos niños no sepan qué es un mochuelo. ¡Ah,un búho! claman cuando ven la ilustración. Para ellos todos son búhos, como los búhos mensajeros de Harry Potter. Parece que las besanas sean una barrera infranqueable para unos niños que ya no acompañan al campo a sus padres. Afortunadamente los chiquillos ya no trabajan los campos, ni salen a coger nidos, pero parece que esta primitiva relación con el campo no ha sido sustituida por ninguna otra. Los niños de ahora no viven ni nadie les cuenta ya historias del medio rural. Y no hay nada más triste y agónico en los campos que el no existir para los niños. Por eso mismo estas acciones siguen siendo fundamentales en los proyectos de conservación. Concretamente, en este proyecto, a partir de una unidad didáctica realizada por SEO/BirdLife ex profeso, el tesón del personal de la organización y la colaboración del profesorado de los colegios de las ZEPA, se ha conseguido llamar la atención de los escolares sobre unos seres absolutamente excepcionales y únicos que aún perviven muy cerca de sus pueblos.

La estética de las campiñas

Otra de las acciones tiene como objetivo abrir camino para la formación de guías ornitológicos en las ZEPA del proyecto. Se trata de que en un futuro próximo pueda aprovecharse el patrimonio natural, cultural y paisajístico de estos territorios para que sea visitado. Un patrimonio tan excepcional como desconocido y poco valorado por la mayoría, que menosprecia estos paisajes en contraposición con otros más abruptos, frondosos y húmedos. Aún queda pendiente una gran labor divulgativa para que la sociedad valore la estética de estas campiñas, para que estos paisajes constituyan al fin un recurso turístico que les aporte multifuncionalidad. En este camino, el turismo ornitológico puede jugar un papel importante y esto  es precisamente lo que se ha querido potenciar con esta acción. Ya se han impartido dos cursos, y aún queda un tercero, en los que los habitantes de las ZEPA del proyecto se han iniciado en esta línea formativa. El curso se ha basado en el proyecto internacional iberaves,  coordinado y gestionado por SEO/BirdLife para desarrollar cursos de formación en turismo ornitológico en áreas de la Red Natura 2000. Sobre esta base, el curso se ha enriquecido con contenidos específicos sobre estas ZEPA y la participación de agricultores, ganaderos, cazadores y profesionales del sector, que han transmitido el enorme potencial de la interpretación ambiental y cultural de estos paisajes a través de las aves.

La “fiebre olivarera” y las aves

En el campo, los agricultores que han conocido mejores tiempos reconocen el declive de las aves esteparias, aunque restan importancia al de la avutarda, nunca abundante, cuando lo comparan con el de terreras y sisones, cuya ubicua y amena compaña hace tiempo que echan de menos. Sonríen con escepticismo cuando se les dice que según los datos de seguimiento, las poblaciones de terreras se han mantenido estables en la última década. “En la última década será”, sentencian con la superioridad del que maneja una perspectiva más amplia que la de los programas de seguimiento. Porque la crisis para las esteparias en Andalucía comenzó varias décadas antes. O, mejor dicho, las crisis, porque cada vez que los recursos económicos lo han permitido, el hombre ha dado un nuevo paso en su afán de cambiar las seculares espigas por cultivos más modernos, y los secanos, por regadíos. La última, en la de los 90, tras la entrada de España en el Mercado Común.

Paisaje olivarero. © Esteban Ureña

Paisaje olivarero. © Esteban Ureña

La  PAC de entonces hizo que el precio de la aceituna se duplicara de un año para otro, desatando una especie de fiebre olivarera que transformó en Andalucía más de 200.000 hectáreas de tierras de cereal en olivar. Una disminución de más del 20% de las tierras de pan llevar en tan sólo 10 años. Además, los nuevos olivares no sólo suplantaron cereal, sino también estepas leñosas, sobre todo, en el sudeste de Jaén. Si a esta mengua en la superficie se une la intensificación del cultivo de cereal en detrimento de los usos tradicionales, se puede comprender que semejante merma en cantidad y calidad del ámbito estepario andaluz haya complicado la conservación de estas aves.

Lecciones aprendidas

El ritmo de pérdida de biodiversidad o la ausencia de avances significativos en el interés que muestran las nuevas generaciones en su conservación dan un toque de atención a los que tienen la responsabilidad de conservar nuestro patrimonio natural y a los que se dedican profesionalmente a ello. A pesar de los esfuerzos, de los avances, son evidencias incontestables de que la pérdida de biodiversidad o el desinterés ganan la partida.

Que más de 2.000  escolares conozcan las aves esteparias, es un avance, pero no es suficiente. Las sesiones en la escuela son necesarias, pero hay que avanzar más: propiciar que agricultores y pastores vayan a la escuela y los niños al sembrado y a la tinada. Conseguir que en casa hablen del campo con sus padres y abuelos. Los cursos de guías ornitológicos han enseñado que, en ocasiones, adonde no se llega con el presupuesto puede llegarse con la ayuda y la complicidad de la gente. 

Más de 2.000 kilómetros recorridos supervisando tendidos y cercados han servido -aparte de para obtener una cartografía detallada de esta infraestructura y su siniestralidad- para propiciar encuentros interesantes con el paisanaje. Las políticas agrarias marcan estrategias y arbitran, la sociedad aplaude, pita o calla las jugadas, pero son los hombres y mujeres del campo los que juegan, aunque no se sientan protagonistas. Quizá sea el sino de los tiempos. La cultura agrícola que sustentaba una forma de laborear todavía amable con la vida languidece. No hace mucho que el calendario agrícola marcaba el ritmo de estos pueblos. Ahora es al revés. Para la gran mayoría, pastores y agricultores sólo son productores de alimentos.

El llamado desarrollo rural lo marcan los grandes actores políticos y económicos. Pero es necesario reivindicar el gran papel que deben jugar los habitantes del medio rural. Devolverles el protagonismo en el destino de sus campos y reconocerles las externalidades de su oficio es una tarea de primera necesidad para la conservación de la biodiversidad.

 

 

 

 

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