Los impresionantes bandos de estorninos, que se pueden observar a lo largo del invierno, forman una de las escenas más bellas de la naturaleza. Pero estos vuelos sincronizados no surgen por estética. Aunque la Ciencia todavía trata de entenderlos, parece claro que esta especie emplea los vuelos grupales como estrategia de supervivencia.
Los estorninos son un grupo de aves muy gregarias que habitan en bosques, terrenos agrícolas, cultivos arbóreos, parques, jardines y núcleos urbanos. En España existen dos especies: el estornino negro y el pinto. El primero reside en la península durante todo el año, mientras que el otro es un invernante
Al ser muy gregarias, ambas especies forman enormes bandos durante el invierno, cuando el alimento escasea. Llegan a ser decenas de miles de ejemplares volando al unísono y, en muchos casos, de ambas especies, lo que se conoce como bandos mixtos (si uno se fija en las motas claras, no es difícil diferenciar el negro del pinto).
Además de convertir la búsqueda de alimento en una tarea menos tediosa, los bandos sirven a los estorninos para evitar o despistar a los posibles depredadores que merodeen por la zona. Y es que resulta mucho más fácil detectar cualquier amenaza pues son miles de ojos pendientes de cualquier intruso. Para los depredadores, por otro lado, estas formaciones reducen su éxito durante la caza: con sus movimientos y constantes sus cambios de dirección, los estorninos logran despistar al depredador –por ejemplo, los veloces halcones- que no alcanza a fijar la atención en una única presa. Esta estrategia es muy parecida a la de los bancos de peces.
Los enormes bandos solo se forman durante la época invernal, momento que no tienen que atender a los pollos y están más pendientes de velar por su supervivencia. Aunque estas hermosas formaciones solo tienen lugar al atardecer, cuando los estorninos están a punto de entrar al dormidero. Eso explica por qué vuelan tan cerca de la vegetación.
Para poder moverse de forma sincronizada y con tantos cambios de dirección, los estorninos tienen en cuenta varios aspectos. El primero es la comunicación, un factor muy importante en pleno vuelo. Los estorninos vuelan haciendo mucho ruido, informando al resto de estorninos de cuál es su posición. De esta forma, los individuos dentro del bando no se golpean ni se molestan al volar. El otro factor clave para los estorninos es la luz y oscuridad: durante el vuelo en grupo siempre tienden a seguir las siluetas oscuras de sus compañeros y evitan las zonas con claros por donde ven luz. Esto es lo que crea esos movimientos rápidos y permite los cambios bruscos de dirección.
La frecuencia de estos vuelos dignos de la medalla de oro en vuelo sincronizado es relativamente baja y no ocurren en todos lados, ya que su formación depende de muchos factores. El primero de todos es la densidad de estorninos: si hay muy pocos en el territorio, los bandos serán de apenas decenas o cientos de individuos, muy lejos de alcanzar la cifra que puede alcanzar algunos de decenas de miles de estorninos. Otro de os factores es la cercanía al dormidero y el hábitat adecuado, aspectos que si son los apropiados nos permitirán disfrutar de uno de los mejores espectáculos naturales del mundo de las aves.
Desmontado los bandos de estorninos
Las razones que impulsan a los estorninos a formar esas composiciones en el cielo ha impulsado numerosas investigaciones. Como resulta tremendamente complicado analizar este comportamiento en la naturaleza, un recurso habitual de los científicos es el diseño de modelos. El último acaba de ser presentado por las universidades de Bristol (Reino Unidos) y Groningen (Holanda), y tiene la forma de un videojuego. “Cambiamos a los halcones, depredadores de los estorninos, por personas y desarrollamos un experimento parecido a un juego de consola, en la que los participantes trataban de volar y atrapar un ejemplar objetivo en un bando de 5.000 estorninos simulados”, explica Benedict Hogan, uno de los autores del estudio.