Sección de «Noticias científicas» publicada por Eduardo de Juana en el nº 39 de Aves y naturaleza

¡Trata la herramienta con cuidado!

Los cuervos de Nueva Caledonia (Corvus moneduloides) son famosos por el uso de herramientas, concretamente palitos que manejan con el pico para extraer insectos de los troncos. Son numerosos los estudios realizados con aves cautivas a fin de entender mejor este comportamiento. Uno reciente ha podido comprobar cómo los cuervos tratan con más cuidado las herramientas de más valor. Los investigadores permitieron el acceso a dos tipos de palitos, con o sin gancho en el extremo. Los palitos sin gancho eran tallos o peciolos de hojas fáciles de encontrar por el suelo, mientras que los otros,  mucho más eficientes, provenían en general de un arbusto relativamente escaso que los cuervos tenían que localizar para luego seleccionar tallos adecuados y manufacturarlos debidamente. Los experimentos en el estudio demuestran no solo que los cuervos prefieren los palos con gancho, sino que son con ellos más cuidadosos puesto que, después de usarlos, mientras comen, los mantienen bajo las patas o los guardan en un hueco cercano, en proporción mucho mayor que los palos sin gancho. De alguna forma estas aves consideran pues, como nosotros, más valiosas y dignas de cuidado las herramientas de adquisición más costosa.

Klump, B. C., St. Clair, J. J. H. y Rutz, (2021). New Caledonian crows keep ‘valuable’ hooked tools safer than basic non-hooked tools. eLife 10:e64829. https://doi.org/10.7554/eLife.64829

 

Codorniz. Autor: Ggrigorov/Shutterstock

Dos linajes de codornices

Se sabe de antiguo la existencia de polimorfismo en la codorniz común (Coturnix coturnix) por lo que toca a la pigmentación, especialmente en los machos, cuyas gargantas pueden ser oscuras o claras. Irby ya relataba a finales del siglo XIX que “los cazadores andaluces dicen reconocer dos tipos de codornices, las que son migratorias y llaman criollas y las que son residentes y llaman castellanas (…) las primeras más claras y ligeramente más pequeñas …” (The ornithology of the Straits of Gibraltar, 1875). Un reciente estudio sobre el genoma de la especie ha arrojado resultados sorprendentes: la variación se debe a una inversión en la cadena de ADN de uno de los cromosomas. Esta inversión, que se debió producir por accidente hace al menos un millón de años, no impide el entrecruzamiento de los ejemplares que la poseen y los que no, pero sí la recombinación de sus genomas en sus hijos. Esto implica que los genes de esa parte del cromosoma permanecen ligados y se heredan en bloque, lo que faculta que los linajes se mantengan en el tiempo. La porción del genoma que no se mezcla es muy grande y afecta a más cosas que a la pigmentación, entre otras al tamaño corporal y a los hábitos migratorios, tal y como referían los cazadores de antaño. El estudio ha podido comprobar, en efecto, que las aves con inversión cromosómica son mayores y de movimientos migratorios reducidos. El  muestreo en una amplia región geográfica ha permitido, además, precisar que se distribuyen por el suroeste ibérico, Marruecos, Canarias, Madeira y Cabo Verde, precisamente donde se conocían codornices sedentarias.

Sánchez-Donoso, I. y otros (2022). Massive genome inversion drives coexistence of divergent morphs in common quails. Current Biology, 32 (2): 462-469. https://doi.org/10.1016/j. cub.2021.11.019 

Sánchez, I., Ravagni, S., Jiménez, I. Puigcerver, M., Rodríguez, J. D. y Vilà, (2022). La sorprendente estructura poblacional de la codorniz. Quercus, 439: 12-17

 

Bisbita de Richard. Autor: kajornyot wildlife photography/Shutterstock

¿Pájaros descarriados o en migración regular?

Especies que en una determinada región geográfica empiezan a detectarse a base de contados individuos, quizás desviados accidentalmente de sus rutas migratorias, podrían con el tiempo desarrollar en dicha región un nuevo cuartel de invierno. Un reciente trabajo sugiere que esto podría haber acontecido en el oeste de Europa con el bisbita de Richard (Anthus richardi), que se reproduce en Siberia e inverna mayoritariamente en el sur de Asia. Si bien sus primeras citas europeas tuvieron lugar en el siglo XIX, el número de las mismas parece mostrar ahora un incremento muy rápido. Por ejemplo, en el sur de Francia se registraban 3‒6 individuos al año en 1981‒1993, y hasta 144 en 2018.

Algunos indicios apuntaban ya claramente a que estas aves eran migrantes regulares, pero el uso de  geolocalizadores ha permitido demostrar ahora que esto es así. En tres individuos marcados en Francia se ha podido seguir el viaje primaveral, con escalas, hasta una pequeña zona de la región de Novosibirsk. Una ruta migratoria de unos 6.000‒7.000 km y con un recorrido longitudinal  ciertamente raro para un ave siberiana. De forma complementaria, un modelo climático muestra que en el suroeste del Paleártico, en particular en la península ibérica y el Magreb, el nicho climático es bastante similar al de los cuarteles de invierno asiáticos, de modo que cabe especular que una buena supervivencia invernal en estas tierras pudiera haber propiciado el aumento de la invernada.

Dufour, P. y otros (2021). A new westward migration route in an Asian passerine bird. Current Biology, 31 (24): 5590-5596. https://doi.org/10.1016/j. cub.2021.09.086

 

Macho de gorrión común. Autor: Eduardo de Juana

Plumajes más oscuros en ambientes húmedos

Las reglas ecogeográficas ponen en relación la variación en determinados rasgos de los animales con los grandes patrones del clima. La de Gloger predice que en aves y mamíferos las poblaciones de áreas calurosas y húmedas tienden a ser más oscuras que las de las áreas frías y secas. Parece ahora que esto se cumple en general con respecto a los efectos de la humedad, pero no tanto a los de la temperatura. Como posible explicación se ha sugerido, para las aves, que la melanina pudiera servir para proteger al plumaje del ataque de las bacterias, más frecuentes en ambientes húmedos. De forma implícita se ha venido suponiendo que esta variación en la intensidad de la pigmentación se debe al genotipo, es decir, a las diferentes frecuencias génicas resultado de la selección natural. Sin embargo, ya en 1907 William Beebe hizo ver que en hasta tres especies de aves mantenidas en el Parque Zoológico de Nueva York se habían desarrollado coloraciones más oscuras de lo normal en unos pocos individuos criados en aviarios con humedad elevada. Ello implicaba, por tanto, una respuesta fenotípica, una capacidad individual para modificar el color según el ambiente. Pasado más de un  siglo, un estudio experimental ha podido confirmarlo. El equipo investigador, de la Universidad Rey Juan Carlos y el Museo Nacional de Ciencias Naturales, mantuvo dos grupos de machos de gorrión  común (Passer domesticus) en ambientes de diferente humedad a lo largo de seis meses, hasta que completaron la muda. Los del grupo sometido a mayor humedad desarrollaron en promedio plumas  más oscuras, en especial en la característica mancha de la garganta, que tendía a ser mayor y de un negro más intenso.

López-Rull, I., Salaberría, C. y Fargallo, J. A. (2023). Plastic plumage colouration in response to experimental humidity supports Gloger’s rule. Scientific Reports, 13, 858 (2023) https://www.nature.com/ articles/s41598-023-28090-5

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