Araos, alcas, frailecillos, alcatraces, cormoranes o pardelas, y aves limícolas vinculadas a las playas y arenales costeros como chorlitejos, ostreros o correlimos son algunas de las especies que pueden sufrir los impactos de este vertido.
Este derrame puede afectar más a los ejemplares invernantes que se encuentran en estas fechas con necesidad urgente de alimento, aumentando la posibilidad de que puedan ingerir mayor cantidad de estos gránulos de plástico al ser confundidos con comida.
El vertido de pellets sigue llegando a la costa atlántica y cantábrica generando cúmulos de estos gránulos en algunos espacios concretos y llegando de manera dispersa a la línea de marea de prácticamente todo el litoral del norte peninsular.
“Precisamente el accidente ha ocurrido en una zona en la que, casi al mismo tiempo que sucedía, se aumentaba su nivel de protección bajo el paraguas de la Red Natura 2000. El vertido está contaminando el recién declarado espacio protegido Corredor migratorio galaico-cantábrico occidental, un claro agravante para este desastre ambiental”.
Como ya pusimos de manifiesto el impacto que este vertido puede ocasionar a las aves, mantenemos la preocupación por la persistencia y extensión del mismo. Por ello, estamos en continua comunicación con entidades locales, con las Administraciones Públicas y con los agentes ambientales para garantizar que las labores de limpieza y la cadena de custodia de los residuos se realicen correctamente, de manera coordinada y responsable. Por un lado, para que no se produzca un mayor impacto en las playas (algunas en espacios naturales muy sensibles) y por otro, para que se puedan recoger siguiendo los protocolos necesarios para que sirvan a la Fiscalía de Medio Ambiente en su investigación.
En este sentido, agredecemos la solidaridad de la ciudadanía, así como la disposición de las entidades locales por prestarse altruistamente a la recogida de los pellets en las playas, pero avisamos que, ante la gravedad de la situación, lo más prudente es sumarse a las recogidas organizadas en coordinación con las administraciones; llamar al 112 en caso de localizar nuevas zonas afectadas; y notificar el hallazgo de aves orilladas y otra fauna marina a través de la aplicación móvil ICAO (Inspección Costera de Aves Orilladas).
Una zona especialmente sensible en Galicia
Una de las áreas especialmente sensibles es la Reserva Ornitológica de O Grove, la primera creada en Galicia y la única que incluye medio marino, con 7.534 hectáreas. Un enclave único de las Rías Baixas, gestionado por SEO/BirdLife, que visitan más de 13.000 aves, de 220 especies diferentes entre residentes e invernantes. Ahí se dan cita la espátula común, el ostrero europeo, el correlimos tridáctilo, el zarapito trinador, los ánades silbón y rabudo, el colimbo grande, la gaviota cana o la especie marina más amenazada de Europa: la pardela balear.
La punta del iceberg
Insistimos que este vertido es una evidencia más de un grave problema ambiental que afecta a la biodiversidad. La contaminación por plásticos es una de las amenazas comunes que recoge el Libro Rojo de las Aves de España. Entre las especies que sufren esta amenaza se encuentran las pardelas, el alca, el cormorán moñudo, el arao, las gaviotas o el martín pescador.
Los daños (incluso mortalidad) de la contaminación por plásticos, bien por ingestión, o por quedarse enredadas en estructuras de plástico, cada vez son más frecuentes en aves marinas. Además, la ingestión de microplásticos es cada vez más habitual (se describe en cerca del 60 % de las aves marinas y en constante aumento) y afecta a un mayor número de aves de diferentes medios, con efectos perjudiciales para sus sistemas endocrino y digestivo, principalmente.
Como afirma la ONU, la actual contaminación del planeta causada por el plástico representa una “crisis mundial”, y estos residuos ya empiezan a formar parte del registro fósil de la Tierra. Tanto es así, que los plásticos han dado nombre a un nuevo hábitat microbiano marino: la “plastiesfera”. A pesar de las iniciativas y los esfuerzos actuales para recuperar plástico marino, se calcula que la cantidad de estos materiales en los océanos oscila entre los 75 y 199 millones de toneladas.
Aves marinas y plásticos
El impacto de los plásticos sobre los seres vivos se da a diversos niveles (la llamada “plasticosis”). Los de mayor tamaño pueden causar enredos en diversos organismos marinos, afectando tanto a invertebrados como a peces, tortugas, mamíferos y aves. Pero también pueden ser ingeridos, directamente al confundirlos con alimento, o a través de las presas, causando problemas de inanición y asfixia. A ello se suma el creciente problema de los microplásticos, que pueden llegar al medio marino de forma directa (como se está evidenciando con este vertido puntual pero que es recurrente y habitual) o por degradación de los plásticos de mayor tamaño. El impacto de estos microplásticos es aún poco conocido, pero su ingesta en grandes cantidades por animales filtradores generan una falsa sensación de saciedad que lleve al animal a la inanición. También pueden ser absorbidos a través del tacto intestinal y causar lesiones en los tejidos internos, a la vez que actúan como “vehículos” de contaminantes químicos o biológicos (virus y bacterias), que se adhieren fácilmente a este tipo de partículas. Recientemente se ha publicado un estudio en Nature Communications en el que ha participado SEO/BirdLife sobre el riesgo de exposición a microplásticos de los procelariformes (pardelas, paíños, petreles), y que muestra que es mucho mayor para las especies más amenazadas.
Llevamos tiempo alertando de esto y junto a socios portugueses y franceses, en el proyecto LIFE SeaBiL (Saving Seabirds from marine Litter), trabaja para ampliar el conocimiento, concienciar a la población y evaluar el impacto que tienen las basuras marinas, y en especial los plásticos, sobre las poblaciones de aves pelágicas y costeras. Para ello, uno de los objetivos del proyecto es la coordinación para la recogida de cadáveres de aves marinas para su posterior necropsia y toma de muestras de órganos y tejidos. Se pretende con ello realizar un estudio del contenido estomacal, así como analizar la existencia de otros contaminantes acumulados en su cuerpo.