El pasado 22 de junio, en el barrio algecireño de La Bajadilla, los ornitólogos locales Antonio Jesús Sepúlveda y Julio Ortega comenzaron el seguimiento de un avistamiento de escribano sahariano. Habían localizado un macho adulto vocalizando en repetidas ocasiones y mostrando un marcado comportamiento territorial. Lo mejor estaba por llegar.
Efectivamente, este fue el primer capítulo de una de esas historias que tanta pasión despierta entre los amantes de las aves. Como era de esperar, ambos ornitólogos lo observaron durante los días siguientes en la zona,–según relatan– corroborando dicha conducta. Una semana después, encontraron otro macho adulto y una hembra, siendo la primera vez que se citan tres individuos juntos de escribano sahariano en esta orilla del estrecho de Gibraltar. Durante las próximas semanas las aves continuaron en la zona, según observaron los ornitólogos, aquerenciadas a dicho lugar y con notables rasgos comportamentales de carácter reproductivo. El pasado 8 de septiembre se anunció el anhelado desenlace de lo que ya parecían unas nupcias seguras: Antonio Jesús observó un pollo de escribano sahariano reclamando y posteriormente siendo alimentado por uno de los adultos. Tres días más tarde, confirmó la presencia de un segundo pollo, constatando el emparejamiento de la especie y el primer registro de reproducción del escribano sahariano en la península ibérica y en el continente europeo.
Y como la noticia corrió como la pólvora en las redes sociales en cuanto fue anunciada, la peregrinación de ornitólogos a La Bajadilla no se hizo esperar. Llegaron de Alemania, Holanda, Dinamarca y de otros países, muchos de ellos desde el Campo de Gibraltar, ya que en septiembre esta zona está repleta de pajareros extranjeros y españoles disfrutando del espectáculo migratorio del Estrecho.
Pasado el momento álgido de esta cita, que supone un registro histórico para España y Europa, surge una cuestión ineludible: ¿esta prole de escribano sahariano dará pie a una colonia estable en Tarifa? Los autores del hallazgo han confirmado su compromiso con el seguimiento de la pareja y su descendencia, con el fin de obtener más datos e información sobre la viabilidad de esta reciente colonización. No en vano, estos ejemplares tendrán que adaptarse a un nuevo entorno, con depredadores y las amenazas típicas de los ambientes urbanos, como el tráfico y otras molestias humanas. Y es que, curiosamente se trata de una especie confiada, que se comporta como un gorrión y picotea migajas y restos de comida por las calles. Por eso, quizá tenga a su favor, que el paisaje urbano de este barrio de tarifeño es muy similar al de otras localidades marroquíes donde el escribano sahariano se ha asentado con éxito, como Arcila o Tetuán, con casas parecidas a las favelas, con azoteas, y muchos tejados y oquedades para nidificar. Por otro lado, como indican los ornitólogos, no representa una amenaza para la fauna local, como si lo son, por ejemplo, las cotorras argentina o de Kramer.
Del desierto a la Península
El primer ejemplar de escribano sahariano del que existe constancia en territorio español fue un individuo cazado en la isla de Tenerife en 1893. El primer registro notificado para la Ciudad de Ceuta ocurrió el 12 de septiembre de 1975, hace 48 años, donde una pareja consiguió reproducirse en 2020 (la primera cita de cría en España). Para el Campo de Gibraltar, existen dos observaciones, las únicos en el continente europeo: un ejemplar macho capturado en junio de 1987 en el puerto de Algeciras y un ave de sexo desconocido en el mes de julio de 2001 en la Línea de la Concepción.
Posteriormente, se han notificado otros avistamientos de la especie como divagante africano en la península ibérica, con un primer registro en el año 2009 en la localidad de Tarifa. Después han sido varías las observaciones de la especie, repartidas entre los municipios gaditanos de Algeciras y Tarifa, tres registros en la provincia de Málaga en Nerja, Frigiliana y Fuengirola, y uno en Gibraltar. Siempre ejemplares solitarios por las calles y tejados de estos pueblos.
El desafío de cruzar el Estrecho
La mayoría de las aves raras que alcanzan un territorio alejado de su área natural de distribución suelen hacerlo empujadas por profundas borrascas y fuertes temporales con vientos intensos, o bien asistidas por barcos, usados puntos de flotación en situaciones de extremo agotamiento. Este último ejemplo es el que, supuestamente, facilitó la llegada tres búhos nivales a la costa cantábrica en noviembre de 2021, y que supuso un frenesí de observaciones para los amantes de las rarezas.
El comercio ilegal o legal de aves también suele ser un vector de transporte de aves desde su área original a zonas desconocidas para estas especies, particularmente cuando existen sueltas deliberadas o escapes en cautividad. Un reciente estudio científico publicado en la revista Ardeola sobre el comercio de aves en redes sociales en España encontró 313 especies con las que se comercializaba en estas plataformas, fundamentalmente en Facebook, incluyendo especies amenazadas, protegidas e invasoras.
Las grandes cordilleras o amplios espacios marítimos suelen ser fronteras naturales que dificultan la colonización de aves hacia nuevos territorios. El estrecho de Gibraltar y el mar de Alborán representan una de estas grandes barreras, pero no tanto como para que diversas especies de origen africano hayan alcanzado las costas ibéricas decididas a instalarse como reproductoras. Es sonado el caso del camachuelo trompetero, observado por primera vez en España en 1969, en Almería, donde nidificó en 1972 y ahora ya está ampliamente distribuido por el sureste peninsular. Pero también del corredor sahariano, una limícola de entornos semidesérticos del norte de África y oeste asiático que en 2017 crío por primera vez en la provincia de Granada. O el buitre moteado, que esporádicamente cruza el Estrecho, aunque no hay constancia de reproducción exitosa tras diversas observaciones de emparejamiento con buitre leonado. Otro ejemplo es el vencejo moro, que desde el año 2000 cría en varias localidades entre Cádiz y Sevilla, o el vencejo cafre, de origen subsahariano, que cada vez más va colonizando el territorio español.
¿Quizá estas colonizaciones son debidas a un incremento de la aridez en el sur peninsular acompañadas inviernos más suaves? En el caso del escribano sahariano, en su territorio original como sedentario en el sur de Marruecos, vive en una terreno árido, con vegetación rala, en la frontera con el Sahara, con días cálidos y noches frías. Por ello, probablemente sea un factor interesante a observar el incremento de las temperaturas medias en la franja mediterránea, aunque para obtener conclusiones sólidas es necesario considerar series temporales más amplias, que abarquen varios decenios. Lo que sí es una certeza, es que cada vez hay más aficionados a la observación de aves y más especializados, lo cual incrementa las posibilidades de avistar aves raras, que en otras épocas pasaban inadvertidas al ojo humano.
Importancia del Comité de Rarezas
Citas como la primera reproducción del escribano sahariano en Europa resultan fundamentales para conocer el comportamiento y la evolución de la avifauna, ya que las aves son indicadoras de la salud de los ecosistemas y de los cambios ambientales a escala regional y mundial. Dado que las aves migratorias conectan unos territorios con otros, la aparición y homologación de una rareza ayuda a comprender cambios globales que trascienden las fronteras, y por tanto tienen una relevancia científica.
El Comité de Rarezas es el grupo de trabajo de SEO/BirdLife que se encarga de recopilar, homologar y publicar estas observaciones en territorio español de las especies y subespecies incluidas en la Lista de Aves Raras de España. Homologar consiste en estudiar si la documentación aportada al comité acredita la identificación de una rareza, haciendo que conste como presente en nuestro país y quede archivada para su referencia futura.
El Comité de Rarezas (CR) está compuesto por observadores de aves con experiencia en identificación de aves y acceso a las últimas novedades sobre este campo. Se estableció en 1984 y es el representante oficial de España en la Asociación de Comités de Registros y Rarezas de Europa (AERC). Las citas estudiadas por el CR se homologan por acuerdo y se publican anualmente en el Informe de Observaciones de Aves Raras en España, en la revista científica Ardeola. Ya se han publicado 35 informes que suman más de 5.200 citas de rarezas. Gracias a este esfuerzo, el conjunto de citas homologadas puede permitir realizar el análisis científico de tendencias y patrones de presencia de las aves menos comunes en España, creando herramientas para su conservación y gestión una vez incorporadas a la lista oficial de aves de nuestro país.