El desgaste energético que padecen las aves tras cruzar el desierto del Sahara estimula a los alcaudones a cambiar su dieta, mayormente insectívora, hacia la caza o carroñeo de pájaros agotados y debilitados por el esfuerzo migratorio.

Estos hallazgos se han publicado en el último número de Ardeola, la revista científica de SEO/BirdLife, junto con otros artículos de investigación y varias secciones ornitológicas.

 

El alcaudón común es una especie migratoria que escasamente depreda aves, sino que más bien consume insectos, sobre todo escarabajos, completando su dieta con otros artrópodos, pequeños mamíferos y reptiles, con la singular costumbre de empalar algunas de sus presas en arbustos espinosos.

En cambio, Armando Aispuro, del Instituto de Etología Konrad Lorenz en Austria, y otros tres investigadores, han descubierto que en determinadas ocasiones pueden modificar sus hábitos de alimentación o sus métodos de caza, concretamente atacando a otras aves energéticamente desgastadas por el esfuerzo migratorio.

El estudio, publicado en Ardeola, la revista científica de SEO/BirdLife, se ha centrado en un sitio de parada migratoria en el desierto del Sahara, el oasis Yasmina, en el sureste de Marruecos, durante la migración de primavera. Allí, los autores observaron que el alcaudón común se alimentó de ejemplares de seis especies de pájaros migratorios (colirrojo real, curruca carrasqueña, zarcero políglota, mosquiteros papialbo e ibérico, y papamoscas gris) con peor condición física que otros individuos capturados por los investigadores en el mismo sitio para su anillamiento científico, para los cuales se habían tomado datos de grasa y masa corporal.

Macho adulto de colirrojo real depredado y empalado en una rama de taray. Seis horas antes, cuando fue capturado por última vez, tenía un marcador de grasa de 0, marcador muscular 1 y era significativamente más ligero de peso que la media, con una masa de 10,6 gramos. © Aispuro et al.

 “Esto sugiere que el alcaudón común ataca con frecuencia pájaros migratorios y tiene más éxito en la caza tras el cruce de una barrera geográfica debilitante, como es el desierto del Sahara, lo que podría hacer que las presas sean más susceptibles a la captura por aves depredadoras. Aprovechar el factor debilitante de la migración en otras aves genera una mayor acción de caza de esta especie”, destacas los autores. Curiosamente, el único estudio previo sobre la ecología de la alimentación del alcaudón común durante una parada migratoria, realizado en Rumanía en 2014, no registraba ningún ave en la dieta de esta especie, “lo cual podría explicarse por no haber una gran barrera geográfica debilitante previa al sitio de parada migratoria en el este de Rumanía”, subraya Aispuro. + Info

 

Reservas de grasa y migración

La disponibilidad de grasa corporal y masa muscular son elementos clave para la supervivencia de las aves, por lo que conocer hasta qué punto son determinantes en periodos críticos como la migración, despierta la curiosidad de muchos ornitólogos.

En este sentido, un equipo de seis científicos de centros de investigación, liderados por Miren Andueza, del Departamento de Ornitología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, ha estudiado el papel de la condición corporal en la estrategia migratoria del carricero común en la península Ibérica.

Los autores han comprobado en qué medida influye la carga de grasa en las aves ante la decisión de continuar la migración o permanecer alimentándose antes de cruzar barreras geográficas como la franja de océano existente entre Europa y África. La carga de grasa es el combustible para la migración, por lo que se esperaba que las aves en el sur de la península ibérica esperaran más tiempo que las del norte para migrar, hasta alcanzar las cantidades necesarias de grasa que les permitieran atravesar el Mediterráneo con seguridad.

El estudio muestra que una mayor carga de grasa promovía que los carriceros retomaran su migración en las localidades del norte (Urdaibai, Salburua y Txingudi, en el País Vasco) aunque este efecto era muy débil justamente en las poblaciones del sur (Faro, Doñana y desembocadura del Guadairo), en contra de la hipótesis de partida. Los autores sugieren que las aves en el sur podrían decidir cruzar el Mediterráneo basándose en otros criterios, como una meteorología favorable, como vientos de cola, en lugar de atender a sus reservas de grasa. Más info.

 

Mosquiteros en el lago Baikal

Mucho más lejos, en el lago Baikal (Rusia), un equipo de investigadores de Hungría y Rusia, liderados por László Bozó, de la Universidad Eötvös Loránd, han estimado la distancia de vuelo de tres especies de mosquiteros migradores.

La cantidad de reservas grasas que acumulan las aves migradoras determina la distancia que pueden recorrer en un solo vuelo. En este estudio se estima que los mosquiteros de Pallas podrían recorrer 724 km/día, los de Schwarz 510 km/día y los sombríos 217 km/día durante su migración posnupcial hacia sus áreas de invernada en el sureste asiático. Por tanto, los mosquiteros de Pallas deberían parar al menos de 4 a 7 veces para recorrer los 3.000 km que separan sus áreas de cría y las de invernada, mientras que los de Schwarz deberían parar de 8 a 10 veces y los sombríos de 17 a 18 veces para recorrer la distancia entre sus áreas de cría e invernada (respectivamente 4.100 km y 4.000 km). La mayor parte de los individuos estudiados tuvieron depósitos grasos muy bajos, como es habitual en las especies del género Phylloscopus.

Los autores observaron también que estas especies migran hacia el este tratando de evitar las áreas montañosas más al sur y aprovechando la dirección dominante del viento durante la primavera. Más info.

 

Monogamia social pero poligamia genética en el críalo

En los parásitos de cría, como el críalo o el cuco, la falta de limitaciones derivadas de los cuidados parentales le permite una mayor plasticidad en el sistema de apareamiento. Este potencial para la variación intraespecífica (características morfológicas o fisiológicas distintas en individuos de la misma especie) hace de los parásitos de cría excelentes modelos para investigar la evolución del comportamiento reproductor, ya que se trata de aves que no incuban ni alimentan a sus pollos, sino que depositan un huevo en un nido ajeno para que sea criado por otra especie.

 

Críalo europeo ©Juan Carlos Atienza.

 

Diana Bolopo, de la Universidad de Cape Town, junto con otros tres autores de Italia y España, han estudiado por primera vez simultáneamente los patrones sociales y genéticos de la reproducción del críalo europeo, en la localidad de Sobarriba (León), combinando radioseguimiento, observaciones de campo y análisis genéticos de paternidad.

Sus resultados han revelado que pueden mantenerse en esta especie unos vínculos laxos de pareja (a pesar de los altos niveles de poligamia genética y ausencia de territorialismo), posiblemente como consecuencia de la necesidad de cooperación de la pareja para parasitar los nidos de sus robustos hospedadores (la corneja negra y la urraca).

“También encontramos que los críalos radiomarcados se movían preferentemente por los alrededores de las áreas de alimentación, aunque las hembras podían realizar largos desplazamientos para encontrar nidos de hospedadores. La comparación de nuestros resultados con estudios previos en diferentes poblaciones también sugiere una plasticidad en el comportamiento territorial del críalo, que puede depender de la densidad de la población, la elección del hospedador y la distribución de sus nidos”, explican los autores. Más info.

 

Ardeola en el ‘top 6’ mundial

Estos y muchos más artículos y secciones como el Noticiario Ornitológico, la Sección Bibliográfica y la Reseñas de las Tesis Doctorales en Ornitología (2018-2019) pueden encontrarse en el último número de Ardeola: International Journal of Ornithology. La revista científica de SEO/BirdLife actualmente está posicionada en la sexta posición (primer cuartil) entre las 28 publicaciones científicas más importantes es escala mundial en la disciplina de la ornitología. Esta categorización la elabora anualmente una publicación especializada, el Journal Citation Report, a la que Ardeola está adherida desde el año 2003.

 

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