El fumarel común se reproduce en latitudes boreales y templadas de Europa, Asia y Norteamérica. En Eurasia se extiende desde la Península Ibérica hasta Asia central, en un área que llega hasta Polonia, los estados bálticos y Rusia, por el norte, y hasta Turquía, mar Caspio y Siberia, por el sur. Falta en gran parte de Europa occidental y sur de Rusia. Estas poblaciones invernan en las costas atlánticas de África central y del sur.

Se reconocen dos subespecies.

Como reproductor, el fumarel común se localiza de forma exclusiva en la Península en las marismas del Guadalquivir.

Sin embargo, las observaciones realizadas en numerosos puntos del territorio ponen de relevancia el carácter migratorio de la especie,  principalmente de paso en España. En cualquier caso, su fenología migratoria tardía, junto al hecho de que algunos ejemplares no reproductores permanecen en la península todo el verano, dificulta la verificación de la cría.

En la Península está presente la subespecie niger.

Para más información sobre su distribución territorial y otros datos de interés, consulta la ficha del fumarel común en el III Atlas de las aves en época de reproducción en España.

Es una especie migradora en toda su área de distribución. La principal zona de invernada para todas las aves europeas y asiáticas es la costa occidental del África tropical, desde Senegambia y golfo de Guinea hasta Namibia y Sudáfrica, si bien algunos grupos de aves rusas que migran por el mar Rojo invernan en el este de África. En España, la migración otoñal transcurre entre finales de junio y octubre (con las mayores densidades en agosto y principios de septiembre), mientras que el retorno a las zonas de cría en primavera se produce a partir del mes de marzo hasta la primera quincena de mayo. Estos desplazamientos están muy influidos por las condiciones meteorológicas, por lo que existen fuertes variaciones interanuales en el número de individuos detectados desde nuestras costas durante los pasos.

Según la Lista Roja Europea de Aves 2021 la población europea de fumarel común se estima entre unos 225.000 y 355.000 individuos maduros, con tendencia desconocida.

Aunque no es una especie amenazada globalmente, en Europa ha sufrido una notable disminución de sus efectivos en toda su área de distribución. Se ha detectado una fuerte regresión de la población reproductora en Francia e Italia, lo que puede condicionar su dispersión de individuos maduros y reproductores hacia la península ibérica.

La península ibérica está en la región marginal de su área de distribución. Por tanto, cría esporádicamente y de forma muy escasa en humedales con hábitats apropiados para su reproducción.

El fumarel común se reproduce en regiones de latitudes medias, desde el nivel del mar hasta los 2.000 metros de altitud, tanto en costas como en el interior. Ocupa principalmente zonas húmedas, permanentes o temporales, con unas características concretas: aguas dulces o poco salobres, con una profundidad de 1 a 2 metros y con suficiente vegetación en sus márgenes. Lagos, pequeñas charcas, cursos lentos de agua, marismas, prados inundados, arrozales y espacios similares pueden servirle para criar y encontrar alimento.

En España es más propio de marismas y zonas húmedas costeras.

Su dieta se basa, fundamentalmente, en insectos acuáticos, sobre todo, coleópteros, y otros invertebrados, además de un pequeño porcentaje de pequeños peces y renacuajos. Captura sus presas directamente en el aire o en la superficie del agua, pero sin llegar a sumergirse, y se agrupa a menudo en bandos numerosos para alimentarse. Al contrario que los charranes, raramente se cierne. Durante las migraciones se alimenta en estuarios y otros hábitats costeros, y con frecuencia se lo puede ver asociado a mamíferos marinos y a grandes peces predadores.

Se trata de una especie gregaria que forma colonias no muy compactas para criar. En nuestro país, puede agruparse en colonias mixtas con el fumarel cariblanco, mucho más abundante, como ocurre en las marismas del Guadalquivir.

Por lo general, construye nidos flotantes, sustentados por vegetación, en zonas con buena visibilidad y en aguas poco profundas.

El periodo de cría se concentra en mayo y junio. Las puestas son de dos o tres huevos que son incubados durante 20-23 días por ambos sexos. Los pollos son alimentados por los dos progenitores y abandonan el 4 nido a los dos o tres días del nacimiento, aunque permanecen cerca de él hasta la segunda semana de vida. A los 19-25 días, pueden volar.

Se incluye en el Libro Rojo de las Aves de España 2021 en la categoría de CR – En riesgo crítico y se ha considerado en EN – En peligro de extinción en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

El nivel hídrico de los humedales es un factor limitante para esta especie, caracterizada por su gran fluctuación tanto en número de parejas reproductoras como lugares de cría. Por ello, una de las principales amenazas es la destrucción y degradación del hábitat a causa de la desecación de humedales. En territorios con grandes fluctuaciones en la superficie inundada existe mayor riesgo de degradación y desaparición de hábitats de cría apropiados. Por ello, acusa las variaciones características del clima mediterráneo, donde la época de menor precipitaciones coincide con la de mayores temperaturas. El cambio climático acentúa y afecta directamente la desecación de humedales por su tendencia hacia un clima más árido. Por otro lado, existe un proceso de deterioro de la calidad del hábitat los humedales desde hace décadas debido a la contaminación por productos fitosanitarios y eutrofización. Estos procesos disminuyen la calidad del agua y determinan la disponibilidad de alimento para la avifauna. Otra importante amenaza es la depredación y destrucción de nidos en su territorio potencial de reproducción. La superpoblación de Jabalí en Doñana y la presión ganadera comprometen de forma significativa el éxito reproductor de la especie. La inacción de las Administraciones públicas afecta de forma indirecta a la viabilidad de las poblaciones de esta especie. La ausencia de medidas específicas para la protección del Fumarel Común, especialmente en las áreas potenciales de reproducción, así como los planes de recuperación y gestión de humedales resultan imprescindibles para la supervivencia de una gran cantidad de especies.

Las actuaciones de conservación propuestas abordan la creación de planes de recuperación de la especie en las comunidades autónomas con presencia de la especie, así como una estrategia estatal de conservación. Las medidas de conservación más importantes requieren la protección y regeneración de sus hábitats de cría, de invernada o paso migratorio.

Para favorecer la cría se ha llevado a cabo la instalación de balsas flotantes como soporte para nidos, para evitar los depredadores. De igual modo la reducción de la población de jabalíes y presión ganadera puede limitar su interacción con las zonas de reproducción potenciales. La correcta gestión de los niveles del agua, en la medida que sea posible, puede garantizar la existencia de áreas inundadas durante los periodos de cría: primavera y verano.  Se recomienda también un mayor seguimiento de los posibles casos de reproducción en áreas distintas a Doñana, la que actualmente se considera como la única en la que se ha registrado su reproducción en las últimas décadas.