Ante la histórica DANA que ha arrasado vidas, localidades y campos en Cataluña, Andalucía, Castilla-La Mancha y, de manera especialmente dramática, en la Comunidad Valenciana,  reclamamos una buena gestión de ríos y humedales y una planificación urbanística y ordenación territorial adecuadas

Este episodio es consecuencia, y síntoma, de una falta gravísima de preparación de la sociedad, las instituciones y la economía e infraestructuras ante el impacto del cambio climático.

Hace casi dos semanas que los efectos de la DANA han sobrecogido a todo el país. El pasado 29 de octubre debería quedar marcado en todas las agendas como el día en el que el mayor fenómeno –hasta el momento- de gota fría de este siglo, cambió la visión sobre la necesidad de actuar definitivamente ante los efectos del cambio climático.

Las graves consecuencias que ha tenido y sigue teniendo sobre la vida de las personas, con más de 200 muertes e innumerables daños emocionales y materiales, nos han mantenido en una posición de respeto y solidaridad, a la vez que de alerta y escucha ante esta situación.

“Hay que poner a salvo a las personas, es lo prioritario. Estamos viviendo una terrible realidad ampliamente anunciada por la ciencia. Dar la espalda a la naturaleza tiene graves consecuencias sociales. Es urgente una reflexión profunda e incómoda sobre las causas y las acciones necesarias de cara al futuro, afirma Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife y añade:

“Todo este sufrimiento debería ser decisivo para unir esfuerzos y centrarnos en poner a salvo vidas y bienes. Urge el establecimiento de políticas valientes de adaptación al cambio climático, incluyendo el diseño y despliegue de infraestructuras verde que restauren y adapten nuestros ecosistemas naturales modificados”.

“Desde SEO/BirdLife seguimos tendiendo manos y puentes para que las administraciones, los sectores implicados y la ciudadanía tengan en cuenta a la ciencia y a la naturaleza para hacer frente a los grandes desafíos del siglo XXI, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático”, concluye Ruiz.

Aunque hay que prestar una atención máxima a lo que expertos en meteorología y clima concluyan respecto a las características, consecuencias y agentes desencadenantes de la DANA, recordamos que este tipo de fenómenos atmosféricos están siendo cada vez más frecuentes y de mayor intensidad debido a los efectos del cambio climático.

La Aemet, desde un primer momento, ya aducía que “no es posible que la temperatura del aire y del mar esté aumentando y todo lo demás siga igual. Estamos en un planeta más cálido y con más disponibilidad energética”. Los patrones de precipitación se están alterando en nuestro territorio y numerosos estudios apuntan hacia lluvias más torrenciales y de corta duración.

En este sentido, consideramos necesario llamar la atención sobre algunos aspectos que podrían haber contribuido a minimizar esos impactos y que deberán tenerse en cuenta de aquí en adelante para afrontar con garantías los fenómenos meteorológicos extremos.

Propuestas de SEO/BirdLife

Para mejorar la capacidad de respuesta frente a fenómenos extremos producidos por el cambio climático, como la DANA, consideramos que hay que tener en cuenta que lo sucedido no va a ser el último fenómeno climatológico extremo, por lo que:

En primer lugar, es urgente revisar y desarrollar protocolos y sistemas de alerta temprana eficaces, fortaleciendo y modernizando los sistemas de predicción de riesgos y comunicación a la población actuales, para garantizar al máximo la seguridad de las personas, así como para incrementar nuestra capacidad de intervención rápida ante eventos extremos.

En este sentido,  hacemos hincapié en que lo primero son la personas e insta a las administraciones a que tomen a la ciencia como su mejor aliado para prevenir y generar un buen sistema de protección para la ciudadanía.

Además, es absolutamente necesario reformular y reconducir las políticas territoriales y de desarrollo urbanístico, incluyendo la vulnerabilidad y los riesgos asociados a fenómenos naturales como las inundaciones, muchas de ellas recurrentes y predecibles. En este sentido, es necesario recordar que la información pública del Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables del MITECO, ya reflejaba claramente el alto riesgo de inundación de muchas de las zonas que se han visto más gravemente afectadas. De hecho, más de un 30 % de las viviendas afectadas por la DANA se construyeron con el boom de la burbuja inmobiliaria de finales del siglo XX en zonas inundables.

Por otro lado, con el objetivo de mejorar la capacidad de adaptación y minimizar los daños generados por estos episodios meteorológicos extremos, es urgente restaurar la funcionalidad ecológica de ríos y humedales apostando por un modelo de gestión fundamentado en las soluciones basadas en la naturaleza. Hasta ahora se ha demostrado que las infraestructuras y obras de defensa frente a las inundaciones diseñadas a espaldas de los procesos ecológicos no han funcionado. Recordamos que el estado de los ríos, los ecosistemas fluviales, los humedales o el litoral resultan esenciales a la hora de hacer frente a lluvias torrenciales como las que se han producido estos días.

Al margen de que es necesario incidir en la necesidad de cumplir con la legislación relativa a los ríos, su mantenimiento y conservación, consideramos que su gestión debe enfocarse desde una perspectiva territorial más amplia, que excede del cauce fluvial, abarcando la cuenca hidrográfica completa, incluyendo los usos y aprovechamientos que se desarrollan en ella y que influyen, directa o indirectamente, en la funcionalidad ecológica del sistema fluvial.

En este sentido, Kiko Álvarez, responsable de la Unidad de Espacios y Especies de SEO/BirdLife, señala que: “Hay que recordar que los sistemas fluviales bien conservados proporcionan muchos beneficios y servicios ambientales que, en muchas ocasiones, no son valorados adecuadamente. En este sentido, es importante recuperar y respetar las llanuras de inundación, dotando de continuidad transversal a los sistemas fluviales, de manera que contribuyan, no sólo a la mejora de su estado de conservación, sino también para reducir los efectos de las inundaciones, lo que contribuirá, sin duda, a la seguridad de las personas.”

Además, es muy necesario avanzar en el establecimiento de políticas valientes de adaptación al cambio climático, incluyendo el diseño y despliegue de infraestructura verde que contribuya eficazmente en la mitigación de sus efectos.

Recuperación tras la DANA

En el caso concreto de la recuperación de los daños generados por la DANA, no hay que olvidar que es necesario, más que nunca, planificar bien la reconstrucción, evitando volver al punto de partida y evitar en sucesivos episodios similares las mismas consecuencias.

“El Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de la Cuenca Hidrográfica de La Albufera, actualmente en revisión, en el que se incluye el propio parque natural, la cuenca del barranco del Poyo de l’Albufera y toda el área afectada por la DANA es uno de los instrumentos, no el único, de ordenación territorial y de usos fundamental para la planificación, integración y puesta en marcha de las soluciones que se han avanzado y las que se propongan en el futuro”, explica Mario Giménez, delegado de SEO/BirdLife en la Comunidad Valenciana.

Así mismo, es necesario implementar cuanto antes un sistema de valoración experta, transparente e independiente, del grado de preparación de las administraciones y la sociedad ante los impactos del cambio climático en general, y los episodios extremos en particular. En ese sentido, es más urgente que nunca la formación del Comité de Personas Expertas de Cambio Climático y Transición Energética, sin poner en marcha todavía, a pesar de estar previsto en la normativa estatal en la materia aprobada hace más de cuatro años.

Por último, en la próxima cumbre climática, la COP29, que se inicia hoy 11 de noviembre en Azerbaiyán, y en la que estaremos presente como observadora, impulsaremos la necesidad de avanzar en el despliegue de políticas de mitigación y adaptación frente a los efectos del cambio climático, así como en la necesidad de implementar mecanismos de control y alerta temprana que permitan preparar y reaccionar eficazmente ante estos eventos extremos, que muestran cómo las condiciones de la atmósfera están cambiando y que acarrean consecuencias dramáticas como las que se viven estos días en España.

 

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