Pedimos que, una vez superada la situación de emergencia y en cuanto las condiciones lo permitan, se evalúe el impacto de la erupción sobre la biodiversidad palmera para identificar las acciones necesarias que favorezcan la recuperación natural de los hábitats y de las especies.
Valoramos que el CSIC esté sobre el terreno valorando la situación del volcán con cinco equipos, uno de ellos encargado de medir el impacto sobre la biodiversidad.
En el actual radio de acción del volcán habitan una treintena de especies de aves vinculadas a distintos hábitats, siendo muchas de ellas especies o subespecies endémicas a nivel canario o macaronésico, como el gavilán canario, el herrerillo canario o el pinzón vulgar canario, además de rapaces nocturnas y otras aves.
Solicitamos que se evalúe la posibilidad de proteger el área afectada no solo por el interés geológico sino también para garantizar un buen estado de conservación en el futuro.
Una vez se supere la situación de emergencia derivada de la erupción del volcán de La Palma, uno de los impactos que habrá de analizarse es cómo ha afectado este fenómeno a la rica biodiversidad palmera. SEO/BirdLife, que viene realizando seguimiento tanto de la avifauna como de los espacios de valor ecológico en la isla, solicita a las autoridades una completa evaluación de la transformación del patrimonio natural que provocará la erupción, así como que se estudien las medidas de protección a fin de asegurar un buen estado de conservación de la zona en el futuro. La ONG ambiental intentará reforzar sus trabajos de seguimiento de la biodiversidad en la isla para poder ofrecer información a la comunidad científica y a las administraciones competentes.
La actividad volcánica es el proceso natural que da origen a las islas Canarias y que, en consecuencia, se trata de una perturbación a la que se enfrentan, recurrentemente, los distintos ecosistemas de las islas. Las erupciones, como la vivida estos días en La Palma, forman parte de la dinámica natural y los ecosistemas han tenido tiempo de generar herramientas para enfrentarse a sus impactos. Esta capacidad de adaptarse y sobreponerse a este tipo de sucesos es algo que en ecología se conoce como resiliencia. Se trata de una propiedad de los ecosistemas que depende de su estado de salud. Es decir, cuanto más sano esté un pinar de pino canario, por ejemplo, más resiliente será y mejor abordará la tarea de recuperarse de un evento como un incendio forestal o una erupción volcánica.
“Es importante tener en cuenta que los ecosistemas canarios están en peor estado de conservación que antes de la llegada del ser humano y que, consecuentemente, podemos esperar que sean más vulnerables y que se recuperen peor de fenómenos como erupciones volcánicas o incendios”, explica el delegado de SEO/BirdLife en Canarias, Yarci Acosta.
Si bien es cierto que nos encontramos ante un fenómeno de origen natural y que los seres vivos han desarrollado distintas estrategias evolutivas para adaptarse a él, una erupción como la de La Palma, a nivel local, puede tener consecuencias significativas para distintos grupos de animales como las aves. “Más que por el impacto directo, del que estas suelen escapar, se producirá una inmediata pérdida de hábitats potenciales, así como de lugares de nidificación y recursos tróficos (alimentos), pudiéndose favorecer a especies exóticas invasoras, una grave amenaza para la biodiversidad insular”, apunta Acosta.
Aunque la mortalidad directa es esperable que no suponga un grave un problema para las aves, la exposición al humo y los gases tóxicos sí puede llegar a representar una amenaza mayor, en caso de altos niveles. A este respecto, algunos estudios indican que, en el muy corto plazo, las cenizas serían una de las peores amenazas para ellas.
En el caso de ejemplares volantones o de crías, si sus nidos se han visto afectados, estas habrán perecido, pero los adultos reproductores es probable que se hayan puesto a salvo. Afortunadamente, está acabando el periodo de nidificación de un número importante de las aves que podrían verse afectadas con lo que el impacto no es de esperar que sea significativo. Los vuelos de huida en el momento de la erupción podrían suponer un aumento de la mortalidad para las aves por colisiones o atropellos. En cualquier caso, es pronto para valorar el grado de afección real a la avifauna puesto que para ello es necesario realizar estudios en el territorio, una vez concluido el evento geológico.
Sin embargo, en el largo plazo y a nivel de todo el ecosistema, el signo de esta perturbación podría ser incluso positivo, dado que se generarían nuevos nichos que darían la posibilidad a otras especies de prosperar. “Para determinar el impacto real, es necesario realizar distintos estudios que abarquen una escala temporal lo suficientemente amplia, multidisciplinares y a una escala espacial representativa”, señala Acosta.
Espacios y especies potencialmente afectados por la erupción
Según la información cartográfica ofrecida por el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea COPERNICUS, la erupción se ha producido en el interior de la Zona Especial de Conservación (ZEC) Cumbre Vieja, del Parque Natural homónimo y también dentro de parte del hábitat natural de Interés Comunitario Pinares endémicos canarios. Así mismo, la zona afectada se sitúa a unos 500 metros del hábitat natural de Interés Comunitario Brezales oromediterráneos endémicos con aliaga, a unos dos kilómetros de la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) Cumbres y acantilados del norte de La Palma, del Área Importante para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad (IBA) Monteverde de La Palma y del Área prioritaria de reproducción, alimentación, dispersión y concentración de las especies amenazadas de la avifauna de Canarias del mismo nombre. Además, las emisiones de gases afectan a un área variable de la isla. Cabe recordar que La Palma, en su conjunto, está declarada como Reserva de la Biosfera.
En cuanto a las especies de aves que se han podido ver afectadas por la erupción, SEO/BirdLife tiene constancia de la presencia de una treintena de especies. Los ornitólogos utilizan distintas categorías a la hora de determinar la presencia de un ave en territorio en particular. En concreto, si tenemos en cuenta las categorías posible, probable y segura, SEO/BirdLife ha detectado la presencia de, al menos, 34 especies diferentes de aves entre las que destacan rapaces como el busardo ratonero (“aguililla”), el cernícalo vulgar, o el gavilán canario, aves nocturnas como el búho chico (“coruja”), pequeños paseriformes como el pinzón vulgar canario o el reyezuelo sencillo, entre otras. Además, la lava se localiza próxima a las pocas zonas de nidificación que quedan en la isla de la subespecie de alcaraván (“pedro luis”) propia de las islas occidentales y cuyo estado de conservación es delicado. Muchas de estas especies son endemismos regionales o macaronésicos, tanto a nivel de especie como de subespecie y que España tiene una gran responsabilidad de conservación a escala europea. El símbolo de la isla, la “graja” (chova piquirroja) ha sido también una asidua visitante en la zona.
Estudiar la evolución del hábitat afectado
Es necesario estudiar y, en la medida de lo posible, favorecer el proceso natural de recolonización que se desarrollará en las zonas afectadas por la erupción volcánica. Para ello, puede ser necesario proteger el área, permitiendo que se vayan estableciendo las distintas especies y que inicien un proceso de colonización que desemboque, en el futuro, en un nuevo ecosistema maduro.