La aprobación del proyecto de explotación del yacimiento de oro de Salave en Tapia de Casariego, Asturias,  supondría un grave impacto ambiental y podría tener graves consecuencias sociales y sobre la salud de los habitantes de la zona, ya que este tipo de minería ocasiona vertidos muy contaminantes. 

La puesta en marcha del proyecto podría tener graves consecuencias sobre los espacios protegidos costeros incluidos en la Red Natura 2000 y sobre especies de aves amenazadas y protegidas como el cormorán moñudo. 

 A finales de 2011 se presentó por primera vez a trámite de evaluación de impacto ambiental el proyecto para explotar la mina de oro de Salave, en el concejo de Tapia de Casariego. Posteriormente, se presentaron por parte de las empresas mineras dos estudios de impacto ambiental, uno en 2012 y otro en 2013, que obtuvieron declaraciones de impacto ambiental desfavorables, debido principalmente a que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico expuso con claridad en sus informes que, de producirse la explotación de la mina, habría graves consecuencias para la calidad de las aguas y sus ecosistemas asociados.

Diez años después, las empresas mineras ahora con capital australiano y sede canadiense, vuelven a intentarlo. Esta vez prometiendo que la contaminación no irá a los ríos, sino que, dentro de las novedades del actual proyecto presentado, dichos vertidos se realizarían en el mar mediante un emisario marino que se situaría en un espacio protegido de la Red Natura 2000. Este hecho puede tener consecuencias ambientales con la misma o incluso mayor gravedad que en los casos anteriores, repercutiendo sobre los ecosistemas marinos y sobre las poblaciones de aves costeras y marinas del espacio protegido. 

Además, estas graves repercusiones ambientales podrían conllevar otras consecuencias de índole socioeconómico, ya que la contaminación de los fondos marinos podría acabar con las pesquerías de las que viven las personas que trabajan en la pesca tradicional de zona, podría contaminar las playas a las que acude el turismo en busca de playas limpias cada año y del que viven muchas personas que se dedican a esta actividad, y se produciría una grave depreciación del valor de suelo en un entorno al que ya nadie querría ir. Por otra parte, tal y como ha ocurrido en otras partes del mundo, debido a que la minería para la extracción de oro es una de las más contaminantes del mundo las consecuencias en la salud de las personas que viven en el entorno podrían ser muy graves. 

 

Faro de Tapia de Casariego. Autor: Niko López

Faro de Tapia de Casariego. Autor: Niko López

 

El emisario marino con el que se pretende verter al mar los residuos resultantes de la explotación minera se encuentra en un espacio protegido Red Natura 2000, concretamente, la ZEPA/ZEC  Penarronda-Barayo. Esta zona posee una gran importancia para las aves aquí presentes debido a que les proporciona una zona de reposo, reproducción y alimentación. Además, dicho emisario se encontraría también incluido dentro de los ámbitos de aplicación de los planes de gestión en vigor de especies amenazadas y protegidas a nivel autonómico, como son el ostrero euroasiático, el paíño europeo, el halcón peregrino y el cormorán moñudo, especies incluidas, además, en el Anexo I de la Directiva Aves y en el Catálogo Español de Especies Amenazadas y Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. 

Según SEO/BirdLife, en los estudios ambientales realizados durante el nuevo trámite de evaluación ambiental no se identifican adecuadamente los impactos sobre la fauna, que deberían ser calificados como críticos y hay una clara ausencia de una correcta evaluación de las repercusiones del proyecto sobre los planes de gestión en vigor de las especies amenazadas que podrían verse afectadas.  

Tampoco se ha realizado una evaluación apropiada sobre las repercusiones del proyecto en los espacios protegidos incluidos en la Red Natura 2000, y especialmente de los posibles impactos o repercusiones que podría provocar la instalación del emisario marino y sus respectivos vertidos tóxicos, en los objetivos de conservación del espacio protegido y en los valores naturales por los que fue designado.  

Por tanto, la alteración de las condiciones ambientales de este hábitat, como la contaminación de las aguas marinas ocasionadas por los vertidos del emisario marino, podría ocasionar graves consecuencias en sus poblaciones. Este espacio protegido cuenta con un Plan de Gestión aprobado por el Gobierno asturiano que establece los objetivos de conservación para estas aves marinas y costeras. Nicolás López, delegado de SEO/BirdLife en Asturias, señala que “es necesario minimizar el impacto ambiental derivado de la contaminación de posibles accidentes marítimos, y en concreto para preservar las poblaciones cada vez más amenazadas de cormorán moñudo”. Además, insiste en que es importante. “reducir los factores de riesgo que puedan amenazar a las colonias y evitar la alteración de las condiciones naturales propias del hábitat de esta especieJusto lo contrario de lo que ocurrirá si se aprueba este proyecto y se inicia la explotación de la mina. 

Por todo esto SEO/BirdLife ha solicitado al Gobierno del Principado de Asturias que emita una declaración de impacto ambiental desfavorable y no autorice la explotación del yacimiento de oro de Salave.  

“Este tipo de proyectos, lejos de promover el desarrollo sostenible de la zona y apostar la conservación de los valores ambientales y por el empleo de calidad en el medio rural, provocará un grave impacto para la biodiversidad y los recursos naturales costeros.  Además, puede suponer un grave riesgo para la economía y la salud local, acabando de forma inmediata con muchas de las actividades económicas sostenibles que hoy día sustentan a muchas familias de la zona, como son la ganadería extensiva de vacuno, el turismo rural o la pesca tradicional” destaca Nicolás López. 

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