• Llevan varios días en torno a los únicos árboles que hay en cientos de kilómetros a la redonda

 

Gracias al marcaje con emisores satélite que llevamos a cabo dentro del programa Migra estamos obteniendo conocimientos fascinantes sobre las aves y, en concreto sobre la migración hasta el momento de casi 20 especies distintas.

 

Algunos de los descubrimientos más relevantes los está mostrando la carraca europea (Coracias garrulus), una especie de cuya migración se sabía muy poco y que fue declarada Ave del Año en 2012. Gracias al programa Migra, que lleva a cabo SEO/BirdLife con la colaboración de la Fundación Iberdrola, descubrimos el año pasado que las carracas españolas pasan el invierno en el sur de África. Nadie había sospechado que las carracas de Ciudad Real, Granada, Madrid o Lérida pudieran estar meses después en Namibia y Bostwana, cerca del delta del Okavanvo y del Parque Nacional de Etosha, y cambiar los ambientes mediterráneos por el paisaje de elefantes y humedales del sur de África.

 

Rutas de las Carracas hacia el desierto del Sahara ©SEO/BirdLife

 

Apenas había recuperaciones de aves anilladas y casi nada se sabía sobre su viaje. Hoy sabemos dónde van a invernar además de por dónde realizan sus periplos migratorios. Algunas de nuestras carracas evitan el desierto y lo bordean siguiendo la costa atlántica, mientras que otras, tal vez más arriesgadas, se lanzan a cruzar el desierto del Sahara de norte a sur, sobrevolando miles de kilómetros de dunas, arena y piedras, con escasas zonas donde parar a descansar. Los dos grupos se juntan finalmente en la zona del lago del Chad, y vuelan juntas en dirección sur hasta alcanzar las sabanas surafricanas.

 

Este año seguimos aumentando el conocimiento sobre las carracas y gracias a las tecnologías de seguimiento remoto cada vez sabemos más sobre sus desplazamientos y los hábitats que eligen en su migración, algo que hasta ahora era totalmente desconocido para la ciencia.

Javier de la Puente, técnico de SEO/BirdLife, marcando una de las carracas del programa Migra. ©SEO/BirdLife

 

En este momento, por ejemplo, tenemos dos de nuestras carracas situadas en pleno desierto del Sahara. Son dos adultos, Itziar y Aiguamolls, que fueron marcados en junio de 2013, la primera en Binaced (Huesca) y la segunda en el parque natural del mismo nombre (Castellón de Ampurias, Gerona). Tal y como se puede ver en las imágenes, las dos carracas se hallan en pleno desierto, entre dunas de arena y rocas sin vegetación, y seguramente a cientos de kilómetros de zonas arboladas o con algo de vegetación. Pero no se han parado ahí por casualidad. Cuando se desciende al máximo nivel de detalle, se observa que están en una zona aparentemente inhóspita pero en la que son capaces de encontrar lo que necesitan para descansar y continuar su migración.

 

Aiguamolls, marcada en un humedal mediterráneo, llegó el 21 de septiembre a un “oasis” en el norte de Niger. El oasis, a pie de una duna, tiene algo de vegetación que le permitirá alimentarse, reponer fuerzas y engordar para la siguiente etapa de su viaje. De hecho, aparecen algunos árboles, los únicos en muchos kilómetros a la redonda.

 

La Carraca Aiguamolls en el desierto. ©SEO/BirdLife

Itziar llegó un día más tarde a su lugar de parada: una inhóspita zona al pie del volcán Emi Koussien, en el sur de las montañas Tibesti al norte del Chad. Este volcán es la montaña más alta del Sahara, con más de 3.400 m de altitud, y en su base se mezclan las dunas de arenas con afloramientos rocosos, recordando a un paisaje lunar. Justo ahí, se ha parado nuestra carraca aprovechando la escasa vegetación que crece en los cauces que descienden por la ladera del volcán.

 

La carraca Itziar en el desierto. ©SEO/BirdLife

Cómo interpretar las imágenes

Para entender mejor las imágenes, hay que tener en cuenta que los puntos de colores se corresponden con localizaciones de distinta precisión. Los emisores satélite empleados, que obtienen las posiciones de las aves varias veces al día gracias al sistema de satélites Argos, envían los datos también vía satélite, de manera que podemos disponer de ellos a través de internet y actualizar la posición de las aves periódicamente. Así, sabemos casi al momento el lugar donde se encuentra cada ave y podemos seguir sus viajes casi en directo.

Los puntos de colores se corresponden con localizaciones de distinta precisión. Carracas en el desierto del Sahara. ©SEO/BirdLife

 

En la página web www.migraciondeaves.org se pueden ver las rutas de cada uno de los ejemplares de todas las especies marcadas en el programa Migra. Es decir, casi 180 aves de 19 especies. Pero hay que tener en cuenta el ingente trabajo que hay detrás, no sólo en el marcaje y el trabajo de campo, sino en la interpretación y elaboración de los datos. Lo que el usuario ve en www.migraciondeaves.org es una versión divulgativa de la ingente información que recibimos, con el fin de mostrar a todo el mundo el fascinante viaje de nuestras aves.

 

Implicaciones para la conservación

En España la población de carraca ha disminuido un 40% en los últimos años, por lo que está considerada como “vulnerable” en el Libro rojo de las aves de España. En la actualidad en nuestro país hay entre 2.000 y 6.000 parejas de esta especie. Por ello, en el año 2012 SEO/BirdLife la declaró Ave del Año.

 

Conocer cuáles son las áreas de invernada de la carraca y sus rutas migratorias es un paso fundamental para precisar mejor las causas de la disminución de su población, poder solucionar las amenazadas que la afectan y contribuir a la conservación de la especie.

 

En España su principal amenaza es la pérdida de hábitat propiciada por la intensificación agrícola, la eliminación de setos y arbolado disperso y el incremento del uso de plaguicidas. También, la desaparición de las olmedas por la grafiosis (enfermedad de estos árboles) y de otros árboles típicos de linderos y riberas, así como el derrumbe de construcciones aisladas en terrenos agrícolas que disminuyen el número de agujeros donde suele nidificar.

Ejemplar de carraca marcada con emisor satélite ©SEO/BirdLife

 Sin embargo, aún necesitamos descubrir cuáles son los problemas de conservación que la afectan en sus zonas de invernada y de paso, para poder asegurar su conservación en el futuro. El objetivo a medio plazo es detectar cuáles son los puntos más importantes para las aves migradoras en África, pues para conservar las poblaciones de las aves que crían en Europa es importante que sus refugios invernales en África estén cuidados. Detectar esas zonas, como está haciendo el programa Migra, puede ayudar a que se desarrollen allí proyectos de conservación y cooperación.

 

De momento, lo que podemos hacer también es disfrutar con el gran espectáculo natural que supone el programa Migra y seguir día a día el fascinante viaje de las aves. Como creemos, vista la experiencia del año pasado, las carracas que están en el desierto continuarán su viaje hasta el sur, para vez llegar, como el año pasado, hasta la sabana surafricana. Pero esto aún está por ver y todos los ciudadanos están invitados a participar y seguir esta aventura científica a través de www.migraciondeaves.org

 

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