En nuestra última entrada del #MesdelosNidos vamos a ver cómo y por qué debemos realizar el mantenimiento de nuestra caja nido una vez finalizada la temporada reproductora.

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Este nido de trepador azul contenía dos huevos sin eclosionar. Todo su contenido fue retirado para dejar la caja completamente vacía. Foto: Luis Martínez

Una vez al año debemos revisar y vaciar el contenido de las cajas nido. Esta es una labor que obviamente hay que realizar fuera del periodo reproductor de las aves, y octubre es un mes excelente para ello, pues las aves ya han terminado de criar y, cuando lleguen los fríos, pueden empezar a emplear la caja como cobijo para pasar las largas y frías noches.

Con cuidado bajaremos la caja nido y examinaremos su aspecto externo, pues puede ocurrir que algunos clavos se hayan aflojado (en ese caso no basta con volver a clavar los mismos; hay que añadir alguno nuevo en otra posición). Una vez realizada la inspección visual externa procederemos a abrir la caja y vaciar su contenido (todo el material del antiguo nido). No es raro que entre los restos aparezca algún huevo no eclosionado o incluso el cadáver «momificado» de algún ave (cría o adulto).

 

 

Una vez que la caja nido está vacía conviene desinfectarla, y lo mejor es hacerlo con agua hirviendo, dejando posteriormente la caja abierta para que se seque y airee por completo, antes de volver a colocarla en su ubicación original. Nunca deberemos emplear insecticidas o desinfectantes para esta labor de limpieza, pues al ser la caja un espacio cerrado sus residuos se irán liberando poco a poco viciando el aire de su interior.

 

¿Por qué vaciar el nido?

A mucha gente se le puede atragantar la idea de tirar el nido que hay en el interior de la caja y en cuya construcción las abnegadas aves han invertido tanto tiempo y energía. Sin embargo, la mayoría de aves, en caso de encontrarse la caja con un nido antiguo en su interior, se ven obligadas a construir otro encima, y entre los restos del viejo nido también quedan los huevos de sus parásitos externos (por ejemplo ácaros). Estudios realizados con herrerillo común demuestran que las hembras que emplean cajas en las que hay restos de viejos nidos ven reducido su éxito reproductor y finalizan la estación reproductora con un peso menor respecto a las que ocupan cajas «limpias»; todo ello derivado de una mayor tasa de afección por ectoparásitos y hematozoos.

 

 

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Autor del texto: Luis Martínez, área Social de SEO/BirdLife

 

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