“Mi mayor logro ornitológico ha sido hacer una guía de identificación que ha estado vigente 40 años”
Por Josefina Maestre, directora de Aves y naturaleza
La comunidad ornitológica –y sobre todo la de los anilladores– debe estar muy agradecida al padre de Lars Svensson por decir un día a su hijo “haz en tu vida lo que más te guste hacer”, y como lo que más le entusiasmaba era observar e identificar las aves que lo rodeaban, dejó sus estudios de Derecho para dedicarse a localizarlas, publicar libros y enseñar a reconocer las características de las distintas especies. Este idolatrado sabio de los pájaros, sueco, de ochenta años, ha conseguido realizar, con un paciente trabajo a caballo entre el campo y jornadas interminables en numerosos museos, una obra que durante décadas ha inspirado el trabajo de multitud de anilladores de todo el mundo. En el marco del XXI Congreso Científico de Anillamiento del Centro de Migración de Aves de SEO/BirdLife, el grupo organizador del mismo, Erithacus Sur, invitó a Lars Svensson a dar un conferencia sobre su trayectoria, que terminó en un fervoroso aplauso de los asistentes. A Svensson se le veía feliz; más a los fieles seguidores que a continuación formaron una larga fila para llevarse una firma en sus libros y guías, y aún más a quien firma esta entrevista: era la primera que concedía a un medio español. ¡Todos contentos!
DESTACADOS DE LARS SVENSSON
La Guía para la identificación de los paseriformes europeos la escribí yo solo y tardé quince años; en la última he tardado diecinueve
El trabajo de campo te da ideas y te lanza preguntas, que se pueden responder en el museo, y eso te permite avanzar más rápido
La ornitología ha crecido muchísimo en el sur de Europa y está al mismo nivel que la del norte
Resulta motivador salir al encuentro de las aves. Es como ir a cazar, pero sin matar
`Aves y naturaleza´. ¿Cómo se ha encontrado rodeado de tantos ornitólogos y anilladores españoles en este congreso?
Lars Svensson. Ha sido un gran placer conocerlos a todos. Me he sentido muy valorado y me han transmitido mucha calidez.
AyN. ¿Cómo comenzó su interés por la naturaleza y las aves? ¿Tuvo algo que ver su entorno familiar y también geográfico?
L.S. He tenido influencia de ambos, tanto de mi familia como del lugar donde nací. A mi familia le encantaba estar en la naturaleza y siempre que mi padre tenía el día libre nos íbamos al campo. Desde pequeño tuve prismáticos, mi madre identificaba plantas y en general había mucho interés por parte de todos. Respecto a la geografía, pasaba los veranos en la costa oeste de Suecia, donde ahora vivo de forma casi permanente. Veraneaba en una casa al lado del mar, en un sitio tan cerca y tan dentro del hábitat de tantas aves que fue un paso natural acercarme a ellas.
AyN. Tan cerca del mar, quizás hubiera sido más natural interesarse más por las aves marinas que por las paseriformes.
L.S. Me interesan todas las aves, pero las que caen en las redes de anillamiento normalmente, hasta en un noventa por ciento, son paseriformes, y a la hora de escribir una guía de identificación de aves en mano tenía que ser de aquellas, que eran las que capturábamos principalmente en la estación ornitológica en la que trabajaba.
AyN. Hemos oído decir que es “el Messi de la ornitología” y que su guía de identificación de paseriformes europeos es la Biblia de los que se dedican al reconocimiento de aves del continente. ¿Qué siente cuando elevan su figura y obra de esta manera?
L.S. ¿Cómo se puede responder a eso? Recuerdo que en un encuentro con anilladores en Campania, Italia, hubo un momento, cuando ya me iba a retirar, en el que de repente empezaron a corear mi nombre -“Svensson… Svensson…”- como si se tratara de un partido de fútbol, y ahí me dije “anda que voy a ser como una estrella de fútbol de verdad…”. Es un sentimiento muy bonito y sobre todo representa la confirmación de que he logrado mi cometido.
AyN. Empezó siendo casi un niño y muy joven ya publicó su obra de referencia internacional, en 1970, la Guía para la identificación de los paseriformes europeos. ¿Cómo pudo hacer esta obra con menos de 30 años?
L.S. Empecé estudiando leyes, pero un día mi padre me dijo “¿Por qué estudias Derecho? Conozco a muchos abogados muy aburridos, con una vida muy aburrida. ¿Por qué no eliges algo que te apasione, algo artístico, dado que te gusta más y dibujas bien?”. Mi padre hizo lo contrario de lo que haría la mayoría de los padres. Y entonces entré en la escuela de diseño gráfico, y ahí empecé a aprender el oficio. Publiqué pronto porque sabía cómo hacerlo, y me gustaba muchísimo hacer incluso la tipografía y la maquetación. Me importaba mucho, además, que fuera pedagógico.
AyN. ¿Cómo era el estado de la ciencia ornitológica en aquel tiempo, hace 50 años?
L.S. En realidad hay aspectos parecidos a la realidad actual. Siempre ha habido dos grandes campos, uno formado por los zoólogos y ornitólogos dedicados profesionalmente a la investigación, y que hacen de ello su modo de vida, y otras personas que se acercan al mundo de la ornitología como una afición y buscan contribuir a esa ciencia a pesar de que su vida profesional está en otro ámbito. La relación entre ambos no ha sido siempre buena, no se han apreciado siempre entre los dos grupos, pero han convivido y llevan haciéndolo desde entonces.
AyN.¿Cómo fueron sus primeras expediciones en busca de las aves?
L.S. Empecé mis viajes al extranjero bastante tarde, considerando lo pronto que empezó mi carrera, en 1970, pero a partir de entonces me esforcé en recuperar el tiempo perdido y viajar dos o tres veces al año. Mi primer destino fue Austria, en la frontera con Hungría. Fue un lugar fantástico.
AyN. En la conferencia de esta tarde ha hablado de sus expediciones y también de su trabajo en los museos. ¿Cómo valora estos dos tipos de actividades? ¿Hay alguna más importante?
L.S. Creo que es necesaria una combinación de ambas. El trabajo de campo te da ideas y te lanza preguntas, que se pueden responder en el museo, y eso te permite avanzar más rápido que si solo estuvieras en el medio natural. Los museos, por otra parte, tienen sus limitaciones, porque los especímenes están secos, y por ejemplo las alas no se aprecian igual. Por cierto, me han llegado a poner el pseudónimo de “the skin”, “el piel o el pieles”, porque siempre estaba estudiándolas.
AyN. También ha mencionado sus visitas al menos a veinte museos con colecciones importantes de todo el mundo, pero no ha nombrado el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. ¿Por qué? ¿No es tan relevante?
L.S. Francamente, no he estado porque tengo otras colecciones más numerosas cerca, aunque realmente el número tampoco hace la calidad, y para muestra la colección de Almaty, que a pesar de ser muy pequeña resulta muy importante por contener especímenes recogidos en un momento concreto en una zona muy difícil de acceder en Rusia. No conocía bien la colección de Madrid, pero hoy me he enterado de que tiene más de 32.000 especímenes, por lo que sí me parece muy interesante.
AyN. Tras la Guía para la identificación de los paseriformes europeos, vino la llamada “Collins Bird Guide” (1980) o en español La guía de las aves: España, Europa y región mediterránea (1999). A continuación, Aves de Europa (1999), Aves soviéticas, Aves de Gran Bretaña y después el Handbook de las aves del oeste del Paleártico (2018), con gran despliegue fotográfico. ¿Cuántos años de trabajo y esfuerzos hay detrás de cada uno de estos grandes proyectos?
L.S. La Guía para la identificación de los paseriformes europeos la escribí yo solo y tardé quince años; conté con dos ilustradores. En la última he tardado diecinueve años. Soy además muy minucioso con todo el proceso de producción. Por tanto, aparte de escribir en sueco y en inglés, me ocupé de que todo estuviera muy bien maquetado, con una correcta distribución de la información de las especies en las páginas, en cualquiera de los idiomas a los que finalmente se ha traducido. Es mucho tiempo, pero merece la pena hacer las cosas bien y que
sean duraderas.
AyN. En este último trabajo la fotografía digital ha tenido mucha importancia. ¿Le ha dado pena prescindir de las ilustraciones para dar paso a las imágenes?
L.S. La ilustración es mucho más útil y pedagógica que la fotografía, porque los ilustradores pueden condensar en un solo dibujo todas las características típicas que puedes encontrar en un espécimen estándar de una especie y a la vez prestar atención a ciertas características o biometrías que lo hacen especialmente identificable. Esto con la fotografía no ocurre. Con la fotografía coges un individuo que puede o no mostrar, mejor o peor, las características generales de una especie, de manera que necesitas más imágenes para representar con cierta precisión o verosimilitud esa variedad. Lo mejor sería una combinación de los dos recursos, pero en este libro la premisa era que todo fuera fotografía, sin importar cuántas, por lo que hemos hecho el libro fotográfico de aves más extenso del mundo y de la historia. Para algunas especies con sus subespecies, como por ejemplo la lavandera blanca, hay hasta cuarenta y una fotografías.
AyN. Muchos libros escritos, muchos artículos científicos publicados. ¿De qué aportación científica se siente más orgulloso?
L.S. La guía de anillamiento es mi favorita porque fue un trabajo personal que ha estado vigente más de cuarenta años, hasta que un autor francés ha publicado otra más reciente. Pero durante más de cuatro décadas no ha habido nadie -quizá (ríe al decirlo) porque la veían tan buena- que se haya atrevido a realizar algo similar. Considero que el hecho de que haya estado vigente tantísimos años ha sido mi mayor logro en el mundo ornitológico.
AyN. Lars Svensson ha dado mucho a las aves y a los ornitólogos pero ¿qué le han proporcionado las aves a él desde el punto de vista personal y emocional?
L.S. Incluso hoy en día, después de tantos años, sigo disfrutando mucho observando las aves, y lo mejor de todo es que son impredecibles, a diferencia de una flor, por ejemplo una orquídea, que sabes dónde está. Pero del ave no lo sabes, y tienes que pensar como ella para averiguar dónde y cuándo localizarla. Resulta motivador salir a su encuentro. Es como ir a cazar pero sin matar. Además, son preciosas ¡y pueden volar!
AyN. Hace ocho años le concedieron un premio de gran prestigio, el primer Premio Internacional Marsh de Ornitología por su contribución a la ornitología internacional. ¿Se siente reconocido entre la comunidad científica?
L.S. Me siento muy reconocido, y el culmen fue el doctorado de la Universidad de Upsala. He sido uno de las pocos que ha recibido este doctorado honorífico por su trabajo científico amateur. Fue una de las primeras veces que hacían un reconocimiento de ese nivel a alguien con una trayectoria como la mía.
AyN. ¿Son muy diferentes los ornitólogos suecos de los mediterráneos o los españoles?
L.S. Las cosas han cambiado mucho y hoy en día no veo diferencia entre los ornitólogos del sur de Europa y los del norte. Son muy numerosos y tienen la misma motivación e interés. Pero antes sí había diferencias. Los países escandinavos y Gran Bretaña estaban más avanzados. Había muchos más ornitólogos, que colaboraban entre ellos y avanzaban más, mientras que en países como Italia, Francia o España había menos afición o menos medios. Pero hoy en día la ornitología ha crecido muchísimo en el sur de Europa y está al mismo nivel.
AyN. Durante la conferencia, ha dicho que de los noventa viajes internacionales que ha realizado, once han sido concretamente a España. ¿Qué es lo que más le atraía de nuestro país?
L.S. Me gusta mucho España, y en general ha sido un destino muy visitado por todos los ornitólogos del norte de Europa, porque a diferencia de otros países de estas latitudes, como Italia o Grecia, tiene una gran diversidad y es un buen hábitat para muchas aves. Hay reservas grandes, y grandes fincas, que hace que haya menos presión de la caza sobre ellas, mientras que en Italia he observado que su vida es muy difícil porque hay muchísima presión cinegética. En España las aves tienen una vida más favorable.
AyN. ¿Hay alguna especie española por la que sienta una especial simpatía?
L.S. Es difícil elegir. Hay muchas aves en España y son muchas las que me gustan, pero sobre todo tengo especial interés por las rapaces. Por ejemplo, el quebrantahuesos o el buitre leonado. Y me atraen las zonas del Pirineo, donde es fácil observarlas. Otra especie muy importante para mí es un pájaro más pequeñito, el mosquitero ibérico, que he estudiado durante mucho tiempo. De hecho, me invitaron a hablar de su situación en un simposio en León.
AyN. ¿Cuál es la mejor experiencia ornitológica que ha tenido a lo largo de todos estos años?
L.S. Una de las experiencias más especiales la viví cuando cumplí sesenta años y fui a celebrarlo a Marrakech, a una casa y un jardín idílicos. Una mañana, entre los árboles del jardín, observé una colonia de zarcero pálido oriental y me di cuenta de que si bien unos individuos hacían un movimiento con la cola característico cuando cantaban, otros mantenían la cola inmóvil; además, la vocalización era distinta. Esto me llevó a la conclusión de que definitivamente debían dividirse en dos especies, el zarcero pálido oriental y el occidental. A la vez, un ornitólogo alemán había encontrado un nueve o diez por ciento de diferencia en el genoma de ambas especies, pero todavía no se había confirmado. El artículo que publiqué con mis averiguaciones en Marraquech terminó de aclarar la cuestión.
AyN. Dado que no tiene pensado jubilarse, ¿a qué dedica actualmente su tiempo en lo que a la ornitología se refiere?
L.S. Estoy trabajando en la tercera edición de la guía de identificación de aves, para actualizarla e incluir nuevas especies. No quiero decir cuándo estará, pero por ahora tiene treinta y dos páginas más que la anterior. Por otro lado, si me da tiempo, quiero sacar la quinta edición de la otra guía, y además seguir haciendo viajes por el mundo para ver pájaros, pero sin la presión de tener que escribir sobre ellos.
Esta entrevista ha salido publicada
en el número 36
de la revista «Aves y naturaleza».