Enara y Goyo, una pareja de cigüeñas de Madrid que han estado más de cinco años juntas, conoce su historia.
La mayor parte de las cigüeñas blancas que crían en España se quedan a invernar en nuestro país pues encuentran comida en los vertederos de los entornos urbanos y en los arrozales. El marcaje con GPS de numerosos ejemplares es fundamental para conocer sus rutas migratorias.
La pareja de cigüeñas blancas formada por Enara y Goyo, que criaba hasta hace poco en Manzanares El Real (Madrid), se marcaron en el mismo nido en 2013 y desde entonces criaban sin problema y cada año sacaban adelante dos o tres pollos. Según los últimos datos del equipo técnico de SEO/BirdLife, Enara volvió a su nido el pasado 17 de noviembre y Goyo falleció a finales de 2018.
Durante estos más de 5 años de seguimiento se han obtenido más de 238.000 localizaciones, con lo que conocemos con todo detalle la vida de estas cigüeñas. Se desplazaban cada año entre finales de julio y primeros de agosto a su zona de invernada en Rivas-Vaciamadrid, a unos 50 kilómetros de su nido. Allí dormían en lagunas artificiales y se alimentaban en el entorno. Durante estos años, entre finales de noviembre y primeros de enero regresaban a su nido al pie de la sierra madrileña. Migraban cada una por su cuenta y tenían una vida independiente cuando estaban en la zona de invernada.
Hace unas décadas las cigüeñas blancas eran migradoras de larga distancia y viajaban cada año al acabar la cría a unos 3.000 km de distancia hasta sus zonas de invernada en el África subsahariana (Senegal, Malí, Mauritania). En este viaje invertían un mes en volar hacia el sur y otro mes en volver. Se marchaban por la falta de alimento en España desde final del verano hasta la mitad del invierno, y por San Blas (primeros de febrero) solían retornar a sus nidos.
Sin embargo, por el cambio global la situación ha cambiado durante las últimas décadas: ahora encuentran alimento en España durante todo el año y la mayor parte de las cigüeñas que crían en España se quedan a invernar en nuestro país asociadas a vertederos humanos y zonas húmedas del sur de España.
Este cambio en su migración implica que ya no están dos meses viajando entre la zona de cría y la zona de invernada; ahora con unas pocas horas de vuelo cambian de lugar y evitan la larga migración que implicaba una elevada mortalidad (cruzar el desierto del Sahara o el estrecho de Gibraltar no es nada fácil para ellas). El quedarse a invernar en España les permite volver antes a sus nidos y tener mayor supervivencia anual.
“Ninguna especie migradora de España tiene unas fechas de retorno a sus nidos tan bien ajustada a los meses de noviembre y diciembre como la cigüeña blanca. Otras especies suelen retornar a España entre marzo y abril; y al estar sus nidos en el campo este hecho no es tan patente como en las cigüeñas. Cuando aparece una cigüeña blanca en el mes de diciembre en el nido de la iglesia, tras permanecer varios meses vacío, no suele pasar desapercibido para los vecinos del pueblo”, recuerda Javier de la Puente, responsable del programa Migra de SEO/BirdLife que desarrolla junto a la Fundación Iberdrola España desde 2011.