Ánades, agachadizas, fochas… Cada año, entre 150.000 y 250.000 aves acuáticas son abatidas en la temporada de caza en los meses de invernada. Muchas de estas aves, en su mayor parte especies migratorias que vienen a España a pasar el invierno, son consideradas especies migratorias cinegéticas y su caza, a día de hoy, está autorizada. Sin embargo, estas especies cinegéticas comparten hábitat con otras especies con un estado de conservación desfavorable, algunas de ellas en peligro de extinción. Con esta mezcla de especies y en ciertas modalidades de caza, ¿se debe regular más y mejor la actividad cinegética de aves acuáticas? Desde SEO/BirdLife hemos tenido que actuar recientemente en humedales de Castilla- La Mancha, Valencia y Doñana para evitar los riesgos asociados a las tiradas en humedales.
Jueves, 7 de noviembre. Nuestro equipo no se despega del teléfono. Hemos recibido el aviso de una tirada (cacería) inminente en la Laguna de El Palomar, en Albacete. ¿Problema? Justo en la misma laguna han sido localizados siete porrones pardos (Aythya nyroca), una especie en «peligro crítico» según el Libro Rojo de las Aves y en «peligro de extinción» según el Catálogo Español de Especies Amenazadas y el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Castilla-La Mancha.
Una cadena de llamadas y mensajes entre SEO/BirdLife, la SAO (Sociedad Albaceteña de Ornitología) y las administraciones autonómicas termina con la presentación urgente de un escrito para detener con urgencia esta tirada. Castilla-La Mancha es uno de los últimos reductos para esta especie, y en estos momentos, el porrón pardo es una de las especies de vertebrados más escasas de nuestra fauna: su situación resulta más delicada que la de especies como la cerceta pardilla o la malvasía cabeciblanca, ya que posee una menor tolerancia a la salinidad y la eutrofización y depende más estrechamente de la vegetación sumergida. Es más, su estado de conservación es más preocupante que la del lince ibérico o el águila imperial.
En esta ocasión, el trabajo de SEO/BirdLife y SAO, y el documento de denuncia presentado en el Registro surtieron efecto inmediato, la administración regional reaccionó y la tirada se trasladó a otra laguna cercana, pero constantemente nos encontramos ante situaciones en las que la caza de aves acuáticas, incluso en los casos en los que es legal, genera riesgos y molestias para otras aves protegidas.
En la actualidad, estamos trabajando en comunidades autónomas como Andalucía o la Comunitat Valenciana , para exigir más rigor en las medidas de protección y cautela, como unos periodos hábiles más adecuados, más control sobre los planes técnicos de caza o más vigilancia sobre el terreno… Estas acciones son necesarias para que la caza de acuáticas no genere daños colaterales en especies protegidas e incluso en especies amenazadas en las que la Administración viene invirtiendo fondos públicos para su recuperación.
En nuestra opinión, es urgente que las Administraciones asuman la responsabilidad de maximizar las medidas de control, erradicar cualquier actividad cinegética en tiempos y espacios que puedan ocasionar molestias a especies protegidas y especialmente las que se encuentran en estado de conservación desfavorable, que se elimine la caza en horarios vespertinos, que se llegan a solapar con el ocaso y la noche —lo que aumenta exponencialmente el riesgo de que los cazadores disparen contra especies protegidas— y, por supuesto, es imperativo multiplicar los esfuerzos en la lucha contra el furtivismo: las aves acuáticas son, precisamente, las especies más castigadas por este delito.