Desde 1858, los pajareros daneses apenas han visto a seis ejemplares de buitre leonado surcando los cielos del país. Y siempre en solitario. Por eso, cuando Lars Nielsen y Casten Bohn Sondergaard avistaron a un grupo de casi treinta aves, no daban crédito. Las identificaciones se sucedieron con cada movimiento de los buitres y, de repente, medio país quería saber de ellos. Prensa, grupos de aficionados agolpándose para verlos en directo… ¿Qué hace un grupo de buitres como ese en un sitio como Dinamarca? Y, sobre todo, ¿de dónde vienen?

Gracias al trabajo de anillamiento científico que coordina SEO/BirdLife, parece claro que al menos uno de los buitres era un ejemplar aragonés de vacaciones por el norte de Europa. La numeración de la anilla que portaba fue remitida por la oficina de anillamiento danesa a SEO/BirdLife, que pronto resolvió el misterio: el ave fue marcada el 1 de octubre de 2013 en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de la Alfranca (Huesca), gestionado por el Gobierno de Aragón, y liberada en el parque natural de la Sierra y los Cañones de Guara. En concreto, en el comedero para aves necrófagas de Alquezar.

La observación se ha realizado a más de 1700 kilómetros de su lugar de origen y casi 3 años después.

España alberga a cerca del 95% de los buitres leonados de Europa y es normal que realicen largos desplazamientos en busca de alimento, sobre todo debido a su escasez desde que se prohibiera abandonar cadáveres de ganado en el campo como consecuencia de la llamada Crisis de las Vacas Locas. «Un buitre asentado en Aragón puede ser avistado en Cataluña o Navarra, incluso en países más próximos como Francia o Bélgica. Que alcance Dinamarca y que, además, lo haga en grupo es insólito», señala la  bióloga de SEO/BirdLife Arantza Leal. «No existen suficientes datos para determinar la razón de estas vacaciones danesas pero todo parece apuntar precisamente al hambre», añade.

Tradicionalmente, el buitre ha sido un aliado del ganadero ya que, al alimentarse de carroña, evita que se propaguen enfermedades contagiosas para el ganado. En la actualidad, y según la Directiva de Aves de la UE, las aves carroñeras protegidas –como es el caso del buitre leonado– deben contar con alimentación suficiente y, a tal efecto, es preciso habilitar zonas de depósito de restos ganaderos, que complementen a los muladares y a los cadáveres de animales silvestres. Sin embargo, no todas las comunidades autónomas, competentes en esta materia, han puesto en marcha estas medidas.

 

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