La perdiz moruna es endémica del norte de África, donde se distribuye ampliamente desde Marruecos hasta Libia, ocupando llanuras costeras, semidesiertos y zonas montañosas del Atlas. También está presente en algunas islas mediterráneas (Cerdeña).

De forma natural únicamente se encuentra en Ceuta y Melilla. Las poblaciones de Canarias y del Campo de Gibraltar deben su origen a introducciones históricas. La población canaria pertenece a la subespecie koenigi, mientras que las de Gibraltar, Ceuta y Melilla corresponden a barbara.

Para más información sobre su distribución territorial y otros datos de interés, consulta la ficha de la perdiz moruna en el III Atlas de las aves en época de reproducción en España.

Es una especie residente. No se conocen movimientos más allá del ámbito local.

La Lista Roja Europea de Aves 2021 estima una población en Europa de unas 15.500-41.000 perdices morunas, con tendencia poblacional desconocida.

Entre 70 y 85 parejas reproductoras son las que forman la población autóctona del territorio español, concretamente en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla (Libro Rojo de las Aves de España 2021). Otras poblaciones españolas son introducidas, como la del Campo de Gibraltar, cuyo tamaño no supera los 100 ejemplares (III Atlas de las aves en época de reproducción en España) y la de las islas Canarias, en donde la especie se puede considerar abundante.

La perdiz moruna ocupa zonas semidesérticas y esteparias, incluyendo arenales costeros, barrancos pedregosos, formaciones de maquis mediterráneo, bordes de cultivos y pinares abiertos.

Su dieta es básicamente vegetariana, basada en el consumo de hojas, raíces y yemas de plantas diversas (Euphorbia, Rhus, leguminosas, suculentas…). Los jóvenes completan su dieta con el consumo de insectos, mayoritariamente hormigas.

La formación de parejas tiene lugar entre marzo y mayo. Es una especie monógama.

El nido consiste en un pequeño cuenco en el suelo forrado de hojas y plumas, normalmente al amparo de un arbusto. Efectúa una puesta anual, de 10 a 14 huevos de color amarillo pálido con finas motas rojizas, que son incubados durante 25 días.

Los pollos abandonan el nido al poco de nacer y son capaces de realizar sus primeros vuelos a los 10 días.

La perdiz moruna aparece en el Libro Rojo de las Aves de España 2021 en la categoría de EN – En Peligro. Sin embargo, no figura en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial ni está incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.

Las únicas poblaciones nativas de esta especie en nuestro país son las que habitan en los territorios de Ceuta y Melilla. Presentan una tendencia poblacional estable, pero su reducido tamaño (unas 20 parejas en Ceuta y unas 50 en Melilla) justifican la categoría de amenaza asignada. En Canarias y en el Campo de Gibraltar fue introducida con fines cinegéticos.

Sin duda, las principales amenazas a las que tiene que enfrentarse esta especie son las derivadas de las actividades cinegéticas. Por un lado, el hecho de que cada año se concedan un número de licencias de caza que triplica el tamaño de la población de perdices morunas, hace que exista un alto riesgo de extinción en una sola temporada. Por otro, las sueltas de ejemplares procedentes de granja elevan el riesgo de transmisiones de enfermedades o de contaminación genética a la población autóctona. Otras amenazas existentes son el expolio de nidos, los daños que el ganado ovino y caprino de la zona provocan en la escasa vegetación degradando el hábitat de la perdiz moruna, muertes por atropello, el desarrollo urbanístico, los cada vez más frecuentes incendios y la proliferación de vertederos.

Entre las medidas de conservación propuestas destacan revisar la catalogación estatal de la especie, prohibición de la caza en los territorios que cuenten con poblaciones autóctonas, cesar las sueltas de perdices de granja, declarar espacios protegidos en las zonas de influencia para la especie y facilitar instrumentos de gestión adecuados, restauración de los hábitats degradados o incendiados, regulación del pastoreo, instalación de pasos de fauna en infraestructuras viales y realizar seguimientos específicos de la especie con censos periódicos.