Se distribuye por todo el hemisferio norte, a través de Eurasia y Norteamérica, con alguna población en el norte de África y al sur de Etiopía. Presenta varias subespecies.

Su distribución es muy amplia, ocupa gran parte de España pero falta en Canarias e Islas Baleares y grandes regiones de la Península: zonas costeras del mediterráneo, valle del Guadalquivir, sur de Extremadura, la meseta Norte, franja costera cantábrica y casi toda Galicia. Tampoco se encuentra en Ceuta ni Melilla.

Las poblaciones reproductoras más extensas y continuas se localizan en el conjunto formado por el Pirineo-Prepirineo, depresión del Ebro y el sistema Ibérico en el noreste peninsular, y las cordilleras Béticas y Sierra Morena y Montes de Toledo en el cuadrante sur de la península.

Las dos subespecies existentes son chrysaetos (en la zona pirenaica) y homeyeri (resto de la península).

Para más información sobre su distribución territorial y otros datos de interés, consulta la ficha del águila real en el III Atlas de las aves en época de reproducción en España.

En la Península se trata de una especie residente. Los individuos reproductores son sedentarios, mientras que los jóvenes e inmaduros realizan movimientos dispersivos.

En la Lista Roja Europea de Aves 2021 la población reproductora europea se estima entre 19.200 y 25.600 ejemplares maduros, con tendencia creciente.

España alberga una de las poblaciones más numerosas del continente. Con los recientes y constantes aumentos detectados en la mayoría de sus áreas de distribución, ésta podría acercase a las 2.000 parejas en 2021. Por otro lado, se ha calculado una población media mínima adicional no reproductora de entre 2.500 y 3.000 individuos no reproductores, por lo que si se consideran las estimas de 2020, la población total española actual se podría establecer en un mínimo de 6.000 y 6.830 individuos.

Está asociada fundamentalmente a zonas de montaña o serranías con relieve accidentado y presencia de cortados rocosos y cantiles donde nidificar, aunque, de forma puntual, puede anidar en árboles de gran tamaño. Ocupa una gran variedad de hábitats, siempre que haya terreno quebrado y zonas tranquilas para criar.

Cada pareja suele disponer de dos o tres plataformas de anidamiento que va alternando por temporada.

Su dieta, muy variada, incluye mamíferos (sobre todo conejos y liebres), aves (palomas y perdices predominantemente, pero también otras especies) y reptiles (lagartos y ofidios). También consume carroña.

El ciclo reproductor comienza a finales de enero con la parada nupcial. Las puestas se producen desde últimos de febrero hasta finales de marzo, y constan de uno a tres huevos, de color blanco mate y con manchas pardo-rojizas (dibujo 4). La incubación, en la que se implica únicamente la hembra, se prolonga durante 41-45 días.

El nido se ubica generalmente en roquedos (90% de los casos), situados entre 200 y 2.200 metros de altitud, aunque un 10% de las parejas (hasta un 40% en zonas con escasez de cantiles y abundancia de alimento, como el valle del Ebro) lo instalan en diferentes especies de árboles, principalmente pinos, encinas y alcornoques. Consiste en una sólida estructura de ramas, tapizada con hierbas e incluso lana, que puede alcanzar 2 metros de altura y hasta 1,5 metros de diámetro, siendo normalmente mayores los emplazados en árboles.

Ambos progenitores se encargan de su construcción durante unas cuatro a ocho semanas, aunque es la hembra la que hace la mayor parte del trabajo. Cada pareja suele tener en su territorio varios nidos, que reutiliza periódicamente.

Los pollos son cuidados por los dos padres y vigilados continuamente por la hembra, con alguna ayuda del macho, hasta los 14 días. Ambos adultos los ceban hasta que cumplen 30 días, y a partir de ese momento se alimentan por sí solos. En función del aporte de presas, pueden encontrarse casos de fratricidio facultativo.

El plumaje se desarrolla completamente en unos 67-80 días. Tras abandonar el nido, los jóvenes permanecen ligados a los adultos unos tres meses más, para luego dispersarse.

El águila real está incluida como especie reproductora en la Lista Roja de las Aves de España, con la categoría de NT- Casi amenazada.

También figura en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Sin embargo, no está incluido en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.

La pérdida de hábitat por construcción de infraestructuras, obras públicas o urbanizaciones supone una amenaza destacable. Muchas águilas son también abatidas a tiros, envenenadas en cotos de caza, o ven fracasar la reproducción por culpa del expolio o la destrucción de sus nidos. Además, la electrocución en tendidos eléctricos, tanto de adultos reproductores como de jóvenes en dispersión, causa algunas bajas.

No obstante, la expansión de la especie está siendo favorecida por un cambio en la actitud humana que beneficia que las parejas de nueva formación empiecen a anidar en hábitats notoriamente más alterados por los humanos que las parejas clásicas.