El glifosato es el herbicida más utilizado en el planeta, se usa ampliamente en la agricultura y en el mantenimiento de parques y jardines y de infraestructuras de todo tipo y ha suscitado una fuerte controversia científica por sus potenciales efectos cancerígenos y como disruptor endocrino. Su autorización para uso en la Unión Europea caduca en junio pero la Comisión Europea ha propuesto que se renueve durante otros 15 años más.

Por eso, SEO/BirdLife se une a decenas de entidades en una carta abierta al Gobierno español en la que le pide que reconsidere su postura -hasta ahora favorable a esta prórroga- y vote en contra de una posible reautorización de este herbicida.

¿Por qué esta carta? Los herbicidas a base de glifosato están lejos de ser inofensivos. El año pasado, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó a este herbicida como «probablemente cancerígeno para los seres humanos». Ese mismo año, sin embargo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyó que es  este riesgo resulta “improbable”, algo por lo que ha sido seriamente criticado por la comunidad científica. La misma EFSA aseguró no poder llegar a “una conclusión firme” respecto al potencial del glifosato de actuar como un disruptor endocrino.

Por otro lado, un estudio reciente del Panel Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés) muestra una vez más  la importancia de los polinizadores para la seguridad alimentaria y los ecosistemas, cómo están en declive a nivel global y que “el uso de herbicidas para controlar las malas hierbas” les afecta indirectamente “debido a que reducen la abundancia y la diversidad de plantas con flores que proporcionan polen y néctar”. Además,  asegura el documento, “los posibles efectos subletales directos de los herbicidas en los polinizadores se desconocen en gran medida y pocas veces son objeto de estudio”.

Ante este escenario, la sociedad civil lleva meses desarrollando una intensa campaña sobre la posible renovación de la autorización del glisofato. Es más, varios estados miembro se ha mostrado en contra de esta decisión. España no está entre ellos. Así las cosas, el pasado 8 de marzo, el Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos de la UE aplazó la decisión. Sin embargo, el proceso sigue abierto y la resolución podría llegar pronto.

¿Qué pedimos al Gobierno español? Que modifique su posición y vote no en contra de esta reautorización. Está más que justificado aplicar el principio de precaución, contemplado en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea. Según este principio, «en caso de que una política o acción pudiera causar daños a las personas o al medio ambiente, y no existiera consenso científico al respecto, la política o acción en cuestión debería abandonarse».

En la carta, las entidades firmantes consideran que no se debe tomar una decisión final antes de que los riesgos planteados por este compuesto se hayan establecido completamente, incluyendo su potencial de causar cáncer y afectar el sistema endocrino. Por ello proponen que el Gobierno español:

  • Aplique el principio de precaución y se oponga a la re­autorización del glifosato por otros 15 años, en tanto se aclara la controversia científica existente y se decide su clasificación armonizada en la UE;
  • Recomiende la prohibición de los usos que dan lugar a la mayor exposición pública y de los trabajadores, ya sea directamente o a través de residuos en los alimentos.

Esto incluye:

  1. a) uso en jardines y entornos domésticos por aficionados/no­profesionales donde los usuarios son menos propensos a usar el equipo de protección personal;
  2. b) uso por las autoridades municipales para gestión de las zonas verdes, así como junto a las infraestructuras de transporte y comunicación donde hay un alto riesgo de exposición de los trabajadores y de la ciudadanía;
  3. c) usos agrícolas especializados, específicamente la desecación de los cultivos que puede conducir a la aparición de residuos elevados de glifosato y/o sus metabolitos en los cultivos y los productos alimenticios; Además, el Gobierno debería:
  • Asegurarse de que se publican todos los estudios de carcinogenicidad referidos por la EFSA, incluyendo los «Tres Misteriosos» (tres estudios confidenciales de la industria a 4 los cuales la EFSA tuvo acceso);
  • Como cuestión de urgencia, establecer una hoja de ruta nacional para eliminar los restantes usos del glifosato por parte de los agricultores y de los trabajadores que lo manipulan, con el objetivo de reducir, más allá del glifosato, el uso de plaguicidas en general, de acuerdo con la Directiva 2009/128/CE sobre el uso sostenible de los plaguicidas. Para ello es necesario revisar el Plan de Acción Nacional de uso sostenible de productos fitosanitarios, incluyendo objetivos cuantificables de reducción de plaguicidas químicos y un calendario de ejecución.
  • Por otro lado, es fundamental una apuesta decidida por la agricultura ecológica para garantizar la sostenibilidad del sector agrario.

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