– La organización ambiental sostiene que el promotor contaba y todavía cuenta con mejores opciones para ubicar los dos parques fotovoltaicos rechazados, que no le obligarían a adoptar medidas para compensar impactos sobre especies protegidas

– Asimismo, SEO/BirdLife sostiene que la ampliación en el tiempo de las medidas para paliar el impacto de los parques sobre las aves –cuestión a la que se negó el promotor – no representaban un gravamen excesivo y garantizarían la protección del patrimonio natural de la zona

– El MAPAMA planteó al promotor las mismas consideraciones, y en reiteradas ocasiones, durante el procedimiento de autorización

La reciente declaración de impacto ambiental negativa de las plantas fotovoltaicas Calzadilla I y II  se debe, a juicio de SEO/BirdLife, al hecho de que el promotor de los parques no tomó en consideración ni las alegaciones presentadas por la propia organización ambiental ni  las reiteradas indicaciones de Secretaría General de Medio Natural del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente  (MAPAMA). Ambas entidades argumentaban que, de un lado, existían –y todavía existen– ubicaciones alternativas para los parques fotovoltaicos que no generarán impacto en poblaciones de especies protegidas; y, de otro, que, en caso de continuar construyendo en las ubicaciones inicialmente previstas, sería necesario ampliar temporalmente las medidas compensatorias de los impactos derivados de la instalación de las dos plantas, ya que de lo contrario, esas medidas no serían eficaces.

A pesar de contar con esta información, el promotor decidió responder negativamente a los distintos requerimientos. Todo ello, teniendo en cuenta que ampliar las medidas compensatorias en el tiempo no resultaba  un paso significativamente gravoso para un proyecto de estas características.

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Hembra de sisón, una de las especies que podrían ser afectadas © Tatavasco

“Estamos hablando del mantenimiento de medidas muy concretas, que se limitan a la plantación sin cosecha de 10 hectáreas de leguminosas y aproximadamente otras 20 de cereal de secano anuales, con unos gastos de labor y no aprovechamiento que en ningún caso superarían los 150 euros por hectárea y año.  Solicitar que estas medidas pasen de cinco a 30 años supondría un coste de apenas 150.000 euros para un proyecto de 160 millones de euros”, explica el  delegado de SEO/BirdLife en Extremadura, Marcelino Cardalliaguet.

“Es evidente que la no autorización ambiental de estos proyectos no se debe a un exceso de celo en la protección de especies en Extremadura, que además están protegidas igualmente en el resto de España, sino a que el promotor no quiere ampliar el periodo de ejecución de las medidas compensatorias como se le había solicitado, sin que exista un motivo de peso para ello”, añade.

“Consideramos que algunas personas relevantes de Extremadura se han precipitado al acusar a los ecologistas, y su presunto integrismo en la protección de las aves, como causa de la no aprobación de los proyectos fotovoltaicos Calzadilla I y II. En todo momento se pusieron sobre la mesa opciones razonables que el promotor declinó. Hay alternativa para estos parques, es factible. Urgimos a que esas mismas voces pidan al promotor que reconsidere su postura. SEO/BirdLife seguirá, como siempre ha hecho, con la mano tendida para garantizar que el desarrollo de las energías renovables sea compatible con la igualmente necesaria conservación de nuestro patrimonio natural”, concluye Cardalliaguet. 

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