Editorial publicado en el nº 43 de la revista Aves y naturaleza
Hace más de 100 años, en 1922, nació BirdLife International, la primera organización mundial de defensa de las aves. Su carta fundacional defendía -ya entonces-, que las aves no conocen fronteras, que sus amenazas son globales y que su protección necesitaba ser transnacional. En España la primera organización conservacionista, SEO/BirdLife, se fundó hace 70 años y desde entonces -junto a los 121 socios de BirdLife alrededor del planeta- reclama: Un SÍ mundial a las aves.
Dos décadas más tarde, en 1945, cuando la Segunda Guerra Mundial estaba a punto de terminar, las naciones del planeta estaban en ruinas y el mundo tenía sed de paz. En tan solo dos meses, representantes de 50 países se reunieron en San Francisco y elaboraron la Carta de la ONU. Solo cuatro meses más tarde, el 24 de octubre, las Naciones Unidas empezaron a existir, una vez que la Carta fue ratificada por China, Francia, la Unión Soviética, el Reino Unido, los Estados Unidos y la mayoría de los demás signatarios. Un SÍ mundial a la paz.
Los caminos de BirdLife y de la ONU, afortunadamente, se han entrecruzado y acercado a lo largo de la historia. En 1948, Naciones Unidas acordó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que tres décadas después alcanzaría un consenso internacional suficiente para obligar a los Estados a protegerlos, y que junto a otros pactos y protocolos se convertiría en la Carta Internacional de Derechos Humanos. Un SÍ mundial a los derechos humanos.
Desde la década de los años noventa, precisamente cuando las soluciones a nuestros problemas ambientales y sociales globales empezaron a situarse ante nuestros ojos, se disparó la desigualdad. Las relativas mejoras que venían produciéndose en la distribución de riqueza se detuvieron y se invirtieron, hasta el punto señalado recientemente por Intermón-Oxfam: un 1% de la población mundial posee la misma riqueza que el 99 % restante. Como respuesta a esta situación, en 2015, la Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030, la “agenda de las agendas” para el desarrollo sostenible, un valiente plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. Por primera vez, se explicita la relación entre el bienestar humano, la equidad y la justicia ambiental. Y se impulsan simultáneamente medidas urgentes contra el cambio climático y la crisis de biodiversidad, la promoción de la paz y el acceso a la justicia. Un SÍ mundial a la equidad.
En 2022, BirdLife International y otras muchas otras organizaciones mundiales se dieron la mano, se reconocieron en un mismo lenguaje y empujaron mundialmente y con una sola voz, hasta conseguir que gozar de un planeta sano, saludable y sostenible fuera un derecho humano más. Un SÍ mundial al planeta.
Hace poco más de un mes, en 2024, la Organización de las Naciones Unidas acaba de celebrar la llamada “Cumbre del Futuro”, donde ha aprobado un documento conocido como Pacto para el Futuro. En palabras del secretario general de la ONU, António Guterres, se trata de “pulsar el botón de reinicio para trazar un nuevo sistema de gobierno mundial”. El documento contiene el llamado “Plan de rescate para la gente y el planeta” y expresa la íntima conexión que existe entre la justicia, los derechos humanos, el bienestar social y la protección ambiental. El borrador se refiere a temas tan relevantes como la posible reforma del Consejo de Seguridad, con la eliminación del derecho de veto; la superación de los acuerdos de Breton Woods, con una revisión profunda de las normas de comercio internacional y una política adecuada a la crisis climática. Un SÍ mundial al futuro de la humanidad.
Hoy el mundo es muy diferente al de los años 1922 y 1945. La gente ve promesas de progreso negadas por las realidades de su dura y frustrante vida diaria. Es desgarrador escuchar historias reales de poblaciones privadas de su tierra, la imposibilidad de administrar con justicia sus recursos, la explosión de desigualdades, las guerras… Ante esta situación, hay que trabajar sin descanso para acabar con la desilusión y la desconfianza. Estamos perdiendo ideales. Se expande la idea de que es inútil pensar en un horizonte común donde todas las personas prosperemos de igual manera en un planeta sano. Y en consecuencia también es inútil la ONU y cualquier intento de acuerdo mundial de buen gobierno entre Gobiernos.
No vamos a plegar alas. La historia de BirdLife International y de Naciones Unidas aún se está escribiendo. Vamos a apostar por la Cumbre del Futuro, por el multilateralismo y por los nuevos sistemas de gobierno mundial. Es necesario “remundializar” derechos sociales y ambientales, y desglobalizar las injustas políticas económicas y comerciales. La unión mundial podrá derrotar a gobiernos prepotentes que atentan contra la humanidad y el planeta. La paz y nuestro futuro está en juego.
Reactivemos el activismo: Un SÍ mundial a las aves, a la paz, a los derechos humanos, a la equidad, al planeta, a la humanidad y a la unión mundial.
Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife
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El resto de número está en abierto.