Defendemos una moratoria estatal a nuevas plantaciones y su eliminación de espacios naturales protegidos

En España, los eucaliptos reúnen todas las condiciones para ser considerados especies exóticas invasoras con efectos negativos para la biodiversidad autóctona
Con una superficie plantada que supera las 1.500.000 hectáreas, SEO/BirdLife estima que España ha llegado a su límite de eucaliptales y propone a administraciones públicas y empresas una batería de medidas para asegurar que el bosque autóctono sea la masa forestal más predominante en las zonas afectadas y, en particular, en la cornisa cantábrica
Entre otras medidas, la organización ecologista plantea la eliminación de eucaliptales en espacios protegidos, una oportunidad de generación de actividad y empleo local sostenible que podría financiarse con los fondos europeos para la recuperación frente al COVID-19

En el Día Internacional de los Bosques, que se celebra el 21 de marzo, SEO/BirdLife alerta sobre la amenaza que suponen los eucaliptos para los bosques autóctonos y otros ecosistemas propios de la península ibérica, y solicita a las administraciones públicas una moratoria a nivel estatal para la implantación de nuevas plantaciones de estas especies. También considera necesaria su erradicación de los espacios protegidos y zonas sensibles a nivel hídrico, biológico, paisajístico o cultural. En España y Portugal, lamentablemente, los eucaliptos empiezan a no dejar ver el bosque.

Todas las especies de eucalipto, más de 500, son nativas de Australia y de algunas islas de Oceanía. Sin embargo, y debido a la intervención humana, su expansión es global.

En nuestro país se introdujo a mediados del siglo XIX y posteriormente se empezó a plantar de manera masiva para su aprovechamiento comercial, sobre todo en la producción de celulosa. A día de hoy, en España los eucaliptos pueden definirse como especies exóticas invasoras: exóticas, por su origen, e invasoras, por su capacidad establecerse y reproducirse en los ecosistemas españoles, transformándolos y produciendo impactos negativos para la naturaleza autóctona.

De hecho, el Comité Científico del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que asesora a las administraciones públicas, emitió en 2017 un Dictamen que estimaba que todas las especies de eucaliptos establecidas en España debían ser consideradas “Especies Exóticas Invasoras”, aportando información sobre los efectos adversos que los eucaliptos provocan en los ecosistemas. Son numerosas las investigaciones que alertan sobre los efectos de las zonas ‘eucaliptalizadas’, en las que estos árboles han dejado de ser un cultivo controlado para asilvestrarse. Se citan, entre otros impactos, pérdida de biodiversidad y de servicios ecosistémicos, y efectos negativos sobre suelo, arroyos o ríos.

Más de 1,5 millones de hectáreas

Los datos oficiales no están actualizados, pero se estima que el cultivo de eucalipto ocupa más de 1.500.000 hectáreas (ha) en la península ibérica. Hay zonas donde su superficie ha ido disminuyendo, como es el caso de Andalucía o Extremadura mientras que, en otras, y en gran parte debido a políticas forestales que lo han alentado, no ha parado de crecer. Existen casos paradigmáticos como el del entorno de Doñana o la cornisa cantábrica, convertida en territorio ideal para su plantación por su clima templado y abundante humedad.

Según los datos de los inventarios forestales nacionales (IFN), la superficie de eucaliptos en Galicia ha evolucionado de forma exponencial: 131.000 ha en 1973, 220.000 en 1986, 350.000 en 1998 y más de 500.000 ha en 2016. El dato es especialmente indicativo si se compara con la superficie de bosque autóctono gallego, que solo se conservan unas 400.000 ha.

En Asturias, los datos sobre la evolución de los eucaliptales son algo más difusos, pero se observa igualmente una clara expansión que ha llevado a que haya concejos en los que los eucaliptos ocupan más del 80% de la superficie arbolada del municipio. En el año 1989, la superficie se estimaba en 34.000 ha; en 1996 era de casi 50.000 y en 2018 ya alcanzaba las 60.000 ha. Para dimensionar el alcance de la presencia de eucaliptos sirve el objetivo que, en su día, se marcó el Plan Forestal de Asturias de 2001: alcanzar en 2060 una superficie de 61.838 ha de eucaliptos. No ha hecho falta esperar tanto.

Poner freno a su avance

Sin plantear su desaparición, SEO/BirdLife sí aboga por un control de la expansión del eucalipto a través de una moratoria para nuevas plantaciones. La organización ecologista también considera necesario redoblar esfuerzos para conseguir que el bosque autóctono sea la masa forestal predominante en las zonas más afectadas, como es el caso de la cornisa cantábrica.  Son precisas, por tanto, políticas forestales orientadas a detener la expansión del eucalipto, sacarlo de los espacios protegidos, mejorar la gestión de las plantaciones y regular su uso para biomasa.

El momento es especialmente importante: pese a la gran superficie ocupada por este cultivo forestal, el sector del eucalipto demanda actualmente nuevos y mejores suelos para su implantación con mayor crecimiento y rendimiento, con la promesa de reducir la superficie ocupada. Esta demanda, sin embargo, está generando un desplazamiento del eucalipto hacia nuevos espacios. Además, las empresas se están diversificando hacia nuevos usos, como el energético, lo que redobla la presión sobre el suelo agrícola para plantar eucaliptales destinados a biomasa”, explica el responsable del programa de Especies de SEO/BirdLife, Nicolás López.

Ya se están tomando medidas en la buena dirección. La Xunta de Galicia ha decretado recientemente una moratoria de nuevas plantaciones de la especie en su plan forestal 2021-2040, a la vez que se pretende potenciar otras especies autóctonas de crecimiento rápido, y que representan una alternativa industrial al eucalipto, como son algunos tipos de pinos o el castaño. “La medida llega tarde, cuando la superficie plantada de eucaliptos en Galicia ha superado a la de los bosques naturales en la comunidad autónoma, pero eso no la hace menos necesaria. De hecho, es una medida que debería replicarse en todas las comunidades autónomas con presencia de cultivos y a nivel estatal”, explica López.

“Las especies exóticas invasoras constituyen una de las causas más graves de pérdida de biodiversidad después de la destrucción del hábitat. El caso de los eucaliptos es paradigmático, ya que no solo desplaza a las especies autóctonas, sino que además provoca transformaciones muy profundas en los ecosistemas donde se asilvestra, contribuyendo a la desecación y empobrecimiento de los suelos, y favoreciendo los procesos erosivos. Además, presentan mayor inflamabilidad, y pueden agravar la extensión y virulencia de los incendios forestales”, añade.

España ha llegado a su límite

Debido a la magnitud y la duración en el tiempo de la eucaliptalización de algunas comunidades autónomas, especialmente Galicia y el occidente de Asturias, no cabe otra salida que plantearse una reducción de la superficie general de eucaliptos y su eliminación de los lugares con mayor valor biológico del país: los espacios naturales protegidos, incluyendo a los declarados como parte de Red Natura 2000.

En la actualidad hay capacidad tecnológica para detectar su presencia en espacios protegidos a partir de imágenes por satélite y su gestión puede contribuir a la restauración y conservación de zonas de alto valor natural, generando además empleo y actividad local. El control de eucaliptos en estos espacios, muchos de ellos áreas forestales, es una buena inversión y podría orientar proyectos financiados con los fondos de recuperación que ha dispuesto la Unión Europea.

Propuestas y alternativas

Es posible resolver un problema ambiental que afecta a los bosques españoles y, al mismo tiempo, dar respaldo a las actividades socioeconómicas ligadas a la fabricación de pasta de celulosa y otros subproductos de la madera. SEO/BirdLife plantea a administraciones públicas y empresas del sector estas medidas:

  • Moratoria a nuevas plantaciones de eucalipto.

 

  • Cese definitivo del uso de los eucaliptos de la especie Eucalyptusnitens, naturalizada en muchos puntos de España. Se trata de una especie exótica invasora resistente al frío, en fase de expansión y peligrosa, debido a su carácter invasor ya su capacidad de dispersión y detransformación del medio que habita, bloqueando el funcionamiento del ecosistema[1].

 

  • Cambio paulatino de las especies utilizadas para producir pasta de papel y otros subproductos, pasando de especies exóticas invasoras como los eucaliptos a especies autóctonas de crecimiento rápido, especialmente de las familias botánicas betuláceas (abedules), salicáceas (sauces y chopos) y aceráceas (arces).

 

  • Supresión de las plantaciones y ejemplares asilvestrados en:
    • Espacios protegidos (Red Natura 2000, red estatal y regional de espacios protegidos).
    • Zonas incluidas en el Dominio Público hidráulico de cauces de corrientes naturales, continuas o discontinuas y los lechos de lagos, lagunas y embalses superficiales, así como en lugares que alberguen humedales, fuentes o manantiales y en las Zonas del Dominio Público marítimo-terrestre.
    • Zonas libres de eucalipto establecidas por la legislación forestal.
    • Zonas donde se desarrollen hábitats de interés comunitario, contemplados en la Directiva de Hábitats, especialmente si se trata de zonas que albergan hábitats prioritarios.

 

  • Cese definitivo del uso de herbicidas e insecticidas en las plantaciones ya establecidas, promoviendo el control biológico de plagas en su lugar.

 

  • Que se respeten las zonas que alberguen importantes valores o manifestaciones del Patrimonio Cultural existente en el medio natural, como construcciones tradicionales, monumentos, prados de siega o caminos tradicionales, especialmente durante la fase de extracción de la madera.

 

  • En las parcelas que mantengan plantaciones de eucaliptos, es preciso alcanzar progresivamente un mínimo de un 50% de la masa forestal total de la parcela que esté constituida por especies arbóreas autóctonas.

 

  • Con independencia de la moratoria, no debería permitirse la implantación de nuevas parcelas de eucaliptos en:
    • Parcelas con “masas de frondosas autóctonas consolidadas”.
    • Zonas de elevadas pendientes donde el propio cultivo y las labores de extracción de la madera podrían provocar fenómenos erosivos, eliminación del suelo fértil o daños en las vías de comunicación por la caída de materiales.
    • Zonas donde no se pueda gestionar la biomasa resultante de la explotación maderera por su inaccesibilidad o porque, debido a su elevada pendiente, el aprovechamiento no es factible, técnica o económicamente.
    • Zonas de Alto Valor Paisajístico, respetando en todo momento la legislación de conservación y protección del Paisaje.

 

  • Tampoco debería autorizarse la transformación de tierras de cultivo, prados o baldíos para la plantación de cultivos.

 

  • Es preciso respetar la interfaz urbano-forestal con respecto a los cultivos de eucaliptos para evitar que, en caso de incendios, se provoquen daños para las personas o sus propiedades, manteniendo las adecuadas distancias de seguridad entre las plantaciones y las viviendas.

[1] ,Así quedo lo reflejó el Comité Científico del MITECO en su Dictamen de marzo de 2012

 

 

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