Black Friday es solo la cúspide de un sistema frenético de producción y consumo que practicamos durante todo el año. El problema no es el Black Friday per se, los problemas generados durante “la gran fiesta del consumismo” son los mismos que durante el resto del año, pero cada viernes negro se hace más visible todo lo que se esconde el resto de los días
Estos son, en relación con los entornos naturales y la conservación de la biodiversidad, los principales motivos para reflexionar y dejar de lado el consumismo, y virar el rumbo hacia otro modelo de producción y consumo respetando el estado de salud de los ecosistemas y garantizando un planeta sano, seguro y sostenible:
El consumismo agrava la crisis climática
El primer y más importante motivo es que la producción y el consumo descontrolado de productos comerciales eleva las emisiones de gases contaminantes. Para este año, se espera que el consumo online aumente un 25%, según el «Informe Black Friday 2022» de webloyalti. Black Friday es como “meter el turbo” en un sistema de producción y consumo que ya es insostenible de por sí.
Se generan toneladas de residuos en un solo día
Es evidente que durante Black Friday se generan cientos de miles de residuos de todo tipo pertenecientes a los embalajes y los envases de los productos que compramos: ropa y productos electrónicos, principalmente. No hay que olvidar que muchos de estos residuos terminan en entornos naturales y vertederos, convirtiéndose en basuraleza. El problema es permanente, estos residuos se seguirían generando anualmente incluso si no existiese Black Friday.
Legitima un sistema de producción insostenible
Comprar en Black Friday apoya un sistema económico insostenible a largo plazo, perjudica a los comercios locales e independientes obligándolos a competir en una guerra de precios abusiva.
Contribuye a perpetrar la deforestación importada
Aunque no lo parezca, consumir ciertos productos en Europa puede producir deforestación en América Latina, África subsahariana y Sudeste asiático, entre otros lugares. Es lo que ocurre con productos como la soja, el aceite de palma, la madera, el algodón, el cacao, el café, el caucho, el maíz, la carne o el cuero.
Las aves como centinelas
Las aves son indicadores de la calidad de vida de los ecosistemas, nos alertan y avisan (lo hacen desde hace bastante tiempo) de que algo mal estamos haciendo. El declive de las poblaciones de aves es alarmante, de las que se han considerado emblemáticas como el urogallo, la cerceta pardilla o el águila imperial; pero también lo está siendo, también desde hace tiempo, de las aves comunes como el gorrión o la perdiz roja, esta última perteneciente al grupo más amenazado, las aves agroesteparias. Como indica el III Atlas de las Aves Reproductoras en España el descenso generalizado en la mayoría de las especies vinculadas a los ambientes agrarios, está estimado en un 27% en menos de tres décadas, según también muestran los resultados del programa Sacre.
A su vez, del Libro Rojo de las Aves de España permite disponer de una evaluación basada en los criterios científicos reconocidos a nivel internacional sobre el estado de conservación de las especies de aves españolas. Y de esta recopilación se extrae que más del 50 % de las especies de aves evaluadas en España presentan problemas de conservación y 90 de ellas se encuentran dentro de categorías de amenaza de la UICN. Entre las principales amenazas, figura por primera vez el cambio climático junto con la contaminación, la alteración de los ecosistemas y las prácticas agropecuarias intensivas.
Y a escala mundial, la mitad de las aves que viven en el mundo pierden población. De las 11.000 especies de aves en el mundo, 5.245 de estos taxones, un 49%, han experimentado un declive en su población según el informe El Estado de las Aves del Mundo publicado por BirdLife International.
¿Qué podemos hacer?
Las aves, y el resto de especies sufren la amenaza del calentamiento global, la contaminación en sus lugares de reproducción, alimentación y refugio, la destrucción del hábitat y los impactos que se producen a causa de las infraestructuras de nuestra red de transportes, entre otras. Desde SEO/BirdLife, creemos que reducir estas amenazas es responsabilidad de todos, de las administraciones y los Gobiernos, de las empresas y grandes lobbies, pero también cada persona puede hacer su parte, informándose, eligiendo otra forma de producir alimentos y otros productos que respeten la naturaleza, practicando hábitos sostenibles, colaborando con otras organizaciones y, como no, practicando un consumo responsable.