¿Qué deben financiar los presupuestos de la Unión Europea? En SEO/BirdLife lo tenemos claro: la naturaleza y la ciudadanía han ser la prioridad. Por eso, es preciso apostar por prácticas que generen un beneficio para el conjunto de la sociedad europea.
SEO/BirdLife reclama mayor participación de la sociedad civil y de los representantes políticos en el debate sobre la posición de España ante el nuevo y crucial Marco Financiero Pluiranual (MFP) de la Unión Europea (UE). Este proceso, un perfecto desconocido para la opinión pública, marca la estrategia de reparto de fondos en los Estados miembro en cuestiones como la conservación de la naturaleza, el modelo productivo, investigación o agricultura. La ONG ambiental defiende que el nuevo MPF ha de fijar la biodiversidad y a la ciudadanía como prioridades, apostando por las prácticas que generen un beneficio para el conjunto de la sociedad europea.
“El Gobierno negocia en Bruselas sin que exista un auténtico debate público en torno a una cuestión clave: a qué se dedicarán los fondos de los europeos en los próximos años. En la coyuntura actual, el MFP definirá la UE del futuro. Por ello, más que nunca, es preciso que España cuente con una postura consensuada y orientada hacia el bien común”, explica la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz.
“En relación con la conservación de la biodiversidad, los presupuestos europeos –y, por consiguiente, los españoles– caen a menudo en una incoherencia perversa: destinan fondos para paliar los efectos en la naturaleza de actividades que se financian en otras partidas. El nuevo marco debe afrontar esta realidad y ofrecer unas cuentas coherentes y eficientes”, apunta David Howell, del programa de Gobernanza Ambiental de SEO/BirdLife.
¿Cómo debería ser el futuro MFP?
BirdLife International, la mayor federación ambiental del mundo y de la que SEO/BirdLife forma parte, ha publicado un informe en el que evidencia la necesidad de aumentar significativamente los fondos europeos destinados a la protección de la naturaleza y de los ecosistemas de los que depende el ser humano. Asimismo, aboga por un marco de financiación que, por primera vez, atienda las necesidades de la conservación de la biodiversidad y que solo apoye modelos productivos y actividades compatibles con este fin, como mejor herramienta para garantizar calidad de vida ahora y el futuro.
Estas propuestas responden no solamente a la necesidad de una reforma presupuestaria de fondo para frenar y revertir el declive de la biodiversidad dentro y fuera de la UE, sino también a la preocupación expresada por la ciudadanía europea al respecto. Según las encuestas del Eurobarómetro, al menos un 80% de los europeos consideran que el declive y la posible extinción de la flora, la fauna, los hábitats y los ecosistemas es un problema grave.
En este contexto, según la federación ambiental, el próximo MFP debería basarse, entre otros, en el principio de ‘quien contamina paga’. Además, una parte relevante de la financiación comunitaria tendría que dedicarse a acciones que benefician claramente al medio natural y la biodiversidad, evitando cualquier posibilidad de desviar el dinero indirectamente a otros fines.
En concreto, BirdLife propone los siguientes cambios en el MFP, que se pueden llevar a cabo incluso en un escenario global de reducción presupuestaria:
· Una nueva política de alimentos y uso del suelo.
La Política Agraria Comunitaria (PAC) es una de las políticas europeas más relevantes para la biodiversidad y los ecosistemas en la UE. BirdLife propone una nueva política con inversiones que garanticen resultados para el sector primario, la naturaleza, los contribuyentes y consumidores. En concreto, apuesta por:
– Un presupuesto de apoyo a las inversiones para la transición definitiva a una producción sostenible de alimentos;
– Un presupuesto dirigido a conseguir precios justos, la disponibilidad de alimentos sanos y eliminar el desperdicio de los alimentos;
– Apoyo horizontal para productores con el fin de mantener y promover un paisaje agrario favorable para la biodiversidad y la naturaleza.
– Un ‘Instrumento para la Biodiversidad y la Naturaleza’, de unos 15 mil millones de euros anuales, centrado en los gestores y propietarios agropecuarios y forestales que garanticen la conservación y restauración de la biodiversidad en sus explotaciones, especialmente en Red Natura 2000, de acuerdo con las directivas europeas en la materia.
· Un instrumento financiero para establecer una red de corredores verdes prioritarios en Europa que mantenga la conectividad ecológica transfronteriza y apoye el desarrollo regional sostenible.
Este instrumento debería dedicar al menos mil millones de euros anuales para financiar proyectos que contribuyan de forma clara a la integridad y conectividad de la red Natura 2000 y otros espacios protegidos.
· Un Fondo por un Océano Sostenible’ para un medio marino sano.
El actual Fondo Europeo de Mar y Pesca se debería reformar y sustituir por un fondo dedicado exclusivamente a la gestión sostenible del medio marino. Debería contar con mil millones de euros anuales y centrarse en las necesidades de gestión de los espacios marinos protegidos, el desarrollo de técnicas para minimizar el impacto de la pesca en las especies marinas, y la recolección y análisis de datos para conocer mejor el medio marino, la biodiversidad asociada y los impactos de las actividades humanas.
· Protección de las especies migratorias y la gobernanza ambiental global.
La naturaleza no conoce las fronteras y para proteger la biodiversidad europea, el presupuesto comunitario debería garantizar los fondos necesarios para conservar las especies que migran fuera de la UE. Asimismo, es preciso que las amenazas transfronterizas sean abordadas en el marco de los convenios internacionales.
· Una Política de Cohesión reformada, que debería situar a todas las regiones de la UE en la senda del desarrollo sostenible, de acuerdo con los ODS de la ONU. Esta política debería apoyar inversiones estratégicas en las infraestructuras verdes y otras soluciones basadas en la naturaleza.
· El próximo fondo de I+D+i europeo ha de priorizar el valor añadido a largo plazo, que además apoyaría el cumplimiento de compromisos y objetivos en materia de biodiversidad.