La COP22, que se clausura mañana en Marrakech (Marruecos), está llamada a ser la cumbre de la acción contra el cambio climático. También a largo plazo. Hoy, países como Costa Rica, Canadá, Perú, Noruega, Reino Unido, Suecia, Etiopía o Francia se han comprometido a elaborar estrategias de lucha contra el calentamiento global para 2050. Y países como Alemania, México o Estados Unidos –antes del desembarco de Donald Trump- han presentado las suyas. Se trata de un paso imprescindible para marcar una agenda seria y ambiciosa que frene esta amenaza. España, que ni siquiera ha ratificado el Acuerdo de París, no está entre ellos.
“No es ninguna sorpresa que el Gobierno español llegue a la COP sin pensar en el largo plazo, en este caso, con un horizonte a 6 ó 7 legislaturas vista. Sin embargo, la verdadera cuestión es si el país podrá lograrlo. Y, concretamente, si los partidos políticos con representación parlamentaria serán capaces de sentarse y pensar en el largo plazo. Desde luego, es algo que debería estar en la agenda más inmediata de esta legislatura. Y consensuar a grandes rasgos una estrategia a 2050 debería facilitar los pactos necesarios para el corto y medio plazo, como ratificar París, aprobar una ley de cambio climático, avanzar en la transformación energética o participar en la reforma de la normativa europea de energía y clima con horizonte 2030. El Gobierno y el Parlamento del país europeo más vulnerable al cambio climático deberían figurar entre los líderes de la UE en la materia”, indica el responsable de Políticas Ambientales de SEO/BirdLife, David Howell.
“Hay más interrogantes sobre la mesa. Por ejemplo, el reparto de responsabilidades entre Gobierno central, las comunidades autónomas y las ciudades. No debería ser un obstáculo, teniendo en cuenta que países federales como Estados Unidos, Canadá, Alemania o México están haciendo sus deberes. Incluso hay camino andado: Euskadi ha presentado su propia estrategia y Cataluña ya ha asumido este importante reto”, añade.
“No tener un plan a largo plazo para orientar bien la acción a corto y medio plazo es lo más parecido a seguir paso a paso una receta para el desastre. Un país con una dependencia excesiva a importaciones de combustibles fósiles y que corre el riesgo de ver cómo su mitad sur se desertifica no puede permitirse una visión cortoplacista», apunta Howell.
“Seguir apostando por combustibles fósiles (el carbón, fábricas de coches diésel, almacenes y centrales de gas) es lo más parecido a meter a la economía y la sociedad en un callejón sin salida. España ha de demostrar compromiso y transparencia de cara al cumplimiento del Acuerdo de París, que ya es vigente, y entre otras cosas, eso pasa por pensar qué vamos a hacer como país a largo plazo. Es una tarea que compete al Gobierno, al resto de fuerzas políticas, los representantes sectoriales y empresariales, y a la sociedad civil en general”, indica.
“Sin una estrategia clara a 2050, nuestros objetivos a corto y medio plazo están descabezados. Y eso es un serio problema”, concluye Howell.