Un años más recordamos que la primavera es una época inapropiada para realizar podas de arbolado, ya que se generan daños innecesarios al árbol, y, además, es época de cría para la fauna que los usa como lugar de nidificación o refugio.

 

En esta época, además, se realizan otros trabajos de mantenimiento de zonas verdes con criterios exclusivamente estéticos que perjudican a la biodiversidad, como siegas, desbroces y eliminación de vegetación con herbicidas Ante esta situación, un año más SEO/BirdLife hace un llamamiento a los ayuntamientos y a las empresas de gestión y cuidado de los parques y jardines para que tengan en cuenta los ciclos naturales de las especies silvestres en las tareas de mantenimiento de la infraestructura verde urbana.

Las lluvias de la Semana Santa de 2024 han favorecido que este año la primavera luzca sus mejores galas en gran parte de España, donde desde hace mucho que no se veían tantas flores, hierbas silvestres y árboles frondosos que alegran campos y espacios verdes de pueblos y ciudades. Esta vegetación, además, sirve a la fauna silvestre de refugio, alimento y lugar de cría, ayuda a regular las temperaturas, filtra partículas contaminantes, previene inundaciones y mejora el bienestar y la salud de las personas que la contempla, gracias a su valor estético.

 

Sin embargo, como cada año, SEO/BirdLife está recibiendo numerosas quejas y denuncias de personas advirtiendo de la realización de podas, siegas y trabajos de mantenimiento de espacios verdes urbanos que producen molestias e incluso producen daños a las aves.  En base a ellas, la ONG ha enviado cartas a varios ayuntamientos y gestores de zonas verdes y arbolado solicitando la racionalización de las podas y la protección de la fauna silvestre que depende del arbolado.

La mayor parte de estas denuncias son provocadas por podas. En muchas ciudades se siguen realizando podas sistemáticas, en ocasiones agresivas y que no se adaptan a los ciclos naturales del arbolado ni de la fauna que dependen del mismo, sino más bien a las necesidades de los gestores de estos espacios, a inercias o rutinas existentes o a los condicionantes de contratos que han quedado obsoletos.

 

 

Racionalizar las podas

Los árboles sanos y bien desarrollados aportan enormes beneficios a las personas y a la biodiversidad urbana y para que ello es necesario que los criterios de poda sean rigurosos y estén basados en el conocimiento técnico. En condiciones naturales, el arbolado no necesita ser podado y, en caso necesario, las podas se realizan cuando la planta está en parada vegetativa, no cuando el árbol está creciendo, como sucede en general en primavera. En esta época, la mayoría de los árboles y arbustos están en su momento de máxima actividad, creciendo, generando flores y frutos. La herida que produce una poda puede debilitar al árbol, causando enfermedades o favoreciendo la aparición de plagas. Además, es en este momento cuando acogen multitud de aves nidificantes que utilizan su tronco o sus ramas para construir sus nidos. Ofrecen también refugio y alimento para otras plantas, aves o polinizadores entre otros.

Las podas no deben ser ni sistemáticas ni agresivas, y prácticas como los desmoches o los terciados, que los hacen más vulnerables a enfermedades, deben ser limitadas. Muchas de las podas que se hacen en primavera, en plena época de reproducción de las aves, provocan el fracaso reproductivo e incluso la destrucción de huevos o la muerte de crías.

Las buenas-malas hierbas

Tradicionalmente, en los entornos urbanos se realiza una gestión intensiva de la vegetación, se elimina de forma sistemática la vegetación espontánea que crece en alcorques, praderas, caminos o descampados – las mal denominadas malas hierbas – y se siegan las praderas continuamente.

Esta gestión responde a criterios estéticos y prácticas arraigadas que no tienen en cuenta los servicios que ofrecen. La plantas y praderas silvestres ayudan a amortiguar las temperaturas y a prevenir la erosión del suelo, además de aportar alimento, refugio y lugar de cría para la fauna, siendo fundamentales para la conservación de algunas especies de invertebrados polinizadores, por ejemplo, de mariposas. Cada vez son más las ciudades que están cambiando la gestión de esta vegetación, en una clara apuesta por recuperar la funcionalidad de las zonas verdes, clave para amortiguar los efectos del cambio climático y conservar la biodiversidad urbana en las ciudades.

Es el caso de Santander donde se han inventariado más de 120 especies de plantas silvestres, entre ellas once especies de orquídeas, gracias a la reducción de la frecuencia de siegas que se viene aplicando desde hace una década con el asesoramiento de SEO/BirdLife. Gracias a ese manejo menos intensivo en los taludes de un emblemático parque de la ciudad, el parque de Las Llamas, se ha podido constatar la cría del cistícola buitrón, una especie asociada a herbazales densos en el medio natural.

 

El papel de los espacios verdes

Los espacios verdes y el arbolado aportan numerosos servicios a los habitantes de las zonas urbanas: depuran la contaminación, fijan CO2, amortiguan las temperaturas y los efectos de las lluvias intensas y ofrecen disfrute estético y recreativo. Una gestión menos intensiva y que tenga en cuenta la biodiversidad potencia estos servicios que nos ofrece gratis la naturaleza, contribuyendo a disminuir los costes de la reducción de la contaminación y la adaptación al cambio climático, además de suponer ahorros en el mantenimiento de los espacios verdes urbanos.

La biodiversidad urbana se considera un indicador de sostenibilidad y salud ambiental de nuestros pueblos y ciudades y numerosos estudios han demostrado mejorar la salud y el bienestar de sus habitantes. En este sentido, la infraestructura verde urbana juega un papel clave, al ser lugar de alimentación, nidificación y refugio a múltiples especies de aves e insectos polinizadores, haciendo de la ciudad un ambiente más amable y permeable a la naturaleza.

Implicación de los gestores locales y de la ciudadanía

Por todo ello, SEO/BirdLife solicita a las administraciones locales y a los responsables de las empresas de gestión y mantenimiento de la infraestructura verde urbana que integren la biodiversidad en la gestión del verde urbano y tomen medidas para evitar daños a las especies silvestres, especialmente en las labores de poda y siega y con el uso de agroquímicos. “Para ello, son necesarios cambios en el diseño y en las rutinas de mantenimiento y gestión de las zonas verdes urbanas, que deben y pueden ser compatibles con las necesidades de uso público y el mantenimiento de sus valores históricos, culturales, arquitectónicos y ornamentales”, señala Beatriz Sánchez del programa de biodiversidad urbana de SEO/BirdLife.

Además, anima a la ciudadanía a que abra su mente a las nuevas formas de jardinería menos ordenadas, pero más sostenibles y a que denuncie las prácticas que no respeten a las especies silvestres, como las podas en época de cría de las aves, a través de los canales de quejas y sugerencias que los ayuntamientos ponen a disposición de la ciudadanía.

 

Más información

10 medidas para conservar la biodiversidad en las zonas verdes urbanas (youtube.com)

Manual 100 medidas para la conservación de la biodiversidad en entornos urbanos.

Portada – Santander Capital Natural (santandernatural.es)

Portada – Pinto en Verde

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