El descenso del 27% las poblaciones de aves agrarias, el grupo de aves terrestres más amenazado de la península ibérica, refleja la pérdida de biodiversidad en los ecosistemas agrarios, propiciada por prácticas intensivas como el uso generalizado de biocidas, la desaparición de linderos y barbechos, o la expansión de los monocultivos intensivos, entre otras.
SEO/BirdLife ha demostrado que es posible, y necesario, un modelo de producción y consumo que respete y potencie la vida silvestre, y que genere riqueza en el mundo rural. El proyecto LIFE Olivares Vivos y el cultivo de arroz ecológico en la Reserva Ornitológica Riet Vell, en el delta del Ebro, son dos ejemplos de cómo rescatar biodiversidad y transformarla en rentabilidad para el agricultor.
En el Día Mundial de la Diversidad Biológica (22 de mayo), SEO/BirdLife subraya la gran responsabilidad que tiene España en la conservación de la vida silvestre por ser un punto caliente en biodiversidad: alberga un total de 85.000 especies, el 54% de todas las especies de flora y fauna europeas, entre las que se incluyen unas 10.000 plantas, 15.000 hongos, 50.000 invertebrados y cerca de 1.800 vertebrados (622 de aves). Además, se estima que existen unas 500 especies endémicas en las islas Canarias y cerca de 1.700 endemismos en la Península. Por tanto, la conservación del territorio es clave y si se lleva a cabo una buena gestión del mismo, se dan las circunstancias perfectas para poder cumplir los compromisos de la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad para 2030.
Precisamente, uno de los hábitats que más atención necesitan por la alarmante pérdida de biodiversidad son los campos agrícolas. Las aves son el termómetro de estos ambientes y están en serio declive. Según datos del programa de seguimiento de aves comunes (Sacre) de SEO/BirdLife, en menos de tres décadas han sufrido un descenso del 27%. Las aves ligadas a medios agrarios son, por tanto, el grupo de aves terrestres más amenazado de la península ibérica.
Especies comunes en los campos de cultivo hace 20 años como la alondra, la calandria, la collalba rubia, la codorniz, el sisón común o la perdiz común, entre otras, ostentan ahora declives poblacionales significativos, según se desprende del III Atlas de las Aves en Época de Reproducción en España, de SEO/BirdLife. De hecho, varias de ellas cumplirían ya los criterios para ser catalogadas como amenazadas, según el reciente Libro Rojo de las Aves de España, o han merecido un reconocimiento de su empeoramiento, como es el caso del sisón, que pasará a la categoría de En Peligro a nivel estatal próximamente.
La pérdida de biodiversidad en las tierras de cultivo tiene una casuística bien identificada: la progresiva transformación e intensificación de la agricultura, enfocada en la productividad, con uso generalizado de plaguicidas y herbicidas; la expansión de monocultivos y la simplificación del paisaje; la reducción de espacios silvestres y barbechos; la transformación de grandes áreas de secano en regadío, y en particular de herbáceos de secano a leñosos en regadío, y la utilización de semillas con productos altamente tóxicos para algunas especies. Esta concatenación de causas genera un empeoramiento y reducción de sus hábitats, la disminución de insectos (-76% en Europa desde 1990) y plantas con semillas como fuente de alimentación, menos lugares donde criar y, en definitiva, menos territorio disponible y de peor calidad. A ello se suma la construcción de infraestructuras industriales, de transporte y, recientemente, proyectos de energías renovables (en especial fotovoltaica) que, en gran medida, ocupan los hábitats de estas especies.
Una agricultura aliada con la biodiversidad
SEO/BirdLife siempre ha defendido y demostrado que es posible un modelo productivo que respete y potencie la vida silvestre y que genere riqueza en el mundo rural. Esta ecuación, agricultura más biodiversidad igual a rentabilidad, tiene su último exponente en el proyecto LIFE Olivares Vivos, un excelente ejemplo de cómo las buenas prácticas agroambientales son capaces de recuperar biodiversidad en el olivar y repercutir positivamente en la rentabilidad. El proyecto proporciona un valor añadido a las producciones de AOVE procedentes de las fincas en las que se ha certificado el incremento de flora y fauna, a través de un sello que los diferencia. Olivares Vivos es la primera certificación agroalimentaria en Europa con una contribución científicamente demostrada a la recuperación de especies silvestres.
Y es que, en apenas tres años, en los 20 olivares andaluces en los que se han llevado a cabo estas medidas (3.500 ha), el número de especies de aves, hormigas, abejas y plantas se ha incrementado entre un 7% y un 12%, y su abundancia aumentó en un 40% y, a medio plazo, todavía podrían recuperarse un 25% adicional de especies de flora y fauna silvestre. En conjunto, y en términos absolutos, en los 40 olivares estudiados se han encontrado 180 especies de aves, 60 especies de hormigas, 200 especies de abejas silvestres y más de 750 especies de plantas, entre ellas, una nueva especie para la ciencia, la Linaria qartobensis.
Una biodiversidad recuperada con acciones sencillas y efectivas como son el manejo de las cubiertas vegetales; la plantación de especies arbóreas y arbustivas autóctonas en zonas no productivas, como márgenes de caminos y arroyos; y la instalación de elementos de apoyo a la fauna como cajas nido y posaderos, charcas, bebederos, muros de piedra seca o nidales de insectos. Unas medidas que se van a empezar a poner en práctica en otras comunidades autónomas españolas y en otros países de la cuenca mediterránea europea, a través del LIFE Olivares Vivos+ (plus) y que, más adelante, también se llevarán a cabo sobre otros cultivos, como el viñedo. Las actuaciones realizadas por Olivares Vivos afectan positivamente además al alzacola rojizo, Ave del Año 2022, que ha sufrido un declive del 94,8% en el conjunto del país, ya que suponen mejoras en su hábitat, vinculado a la vid y al olivar peninsular.
Riet Vell reconcilia el arrozal con las aves
El arrozal, único cultivo en España vinculado a un ecosistema húmedo, también ha sufrido los estragos del cultivo intensivo y su consecuente merma de biodiversidad asociada. Por ello, hace ya 21 años SEO/BirdLife se adentró en la novedosa experiencia del cultivo del arroz ecológico, en la finca Riet Vell, en el delta del Ebro, humedal Ramsar de Importancia Internacional y espacio de la Red Natura 2000. Este proyecto pionero en España ha permitido la recuperación de la avifauna asociada al arrozal, y es uno de los pilares de la Reserva Ornitológica de Riet Vell junto con las 54 hectáreas de este espacio destinadas a otros usos, como la restauración y protección de la laguna natural. Un espacio que se ha convertido en un icono para el turismo ornitológico en la zona, donde poder observar colonias de garzas, gaviotas, limícolas y aves como el flamenco o el calamón, y donde se realizan actividades educativas, científicas, divulgativas, voluntariado y de turismo de naturaleza que dinamizan la economía de la zona.
Además, Riet Vell ha desarrollado otros productos con marca propia en otros alimentos ecológicos. Junto al arroz del delta del Ebro y de otros humedales ibéricos, produce pasta de trigo duro cultivado en zonas agroesteparias del valle del Ebro y legumbres del entorno de humedales estacionales en las llanuras cerealistas manchegas, contribuyendo a la conservación de hábitats muy valiosos y de numerosas especies de aves acuáticas y agroesteparias.
Según Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife, “tanto Riet Vell como Olivares vivos representan el modelo a seguir en las políticas y estrategias recogidas en el Pacto Verde Europeo. Son un ejemplo de cómo ‘traer la naturaleza de vuelta a las tierras agrícolas’, uno de los principales objetivos de la Estrategia de Biodiversidad para 2030; integran la filosofía de la estrategia ‘De la Granja a la Mesa’ que conecta productores y consumidores; la de adaptación al cambio climático; la Iniciativa de la UE sobre los polinizadores; y los objetivos de reducción de agroquímicos; y han sido excelentes campos de pruebas para inspirar el camino que debemos seguir para crear un nuevo paradigma de producción y consumo, que recupera biodiversidad, produce alimentos sanos, es rentable para el agricultor y beneficioso para la sociedad”.