COP25- Crónicas climáticas 9
Por Josefina Maestre
La tarde del jueves 12 de diciembre, una niña de nueve años, acompañada de un popular periodista, se han encargado en la COP25 de dar un repaso a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. La gran agenda entre las agendas ha quedado definida de forma escueta y meridiana por veinte expertos del mundo socioambiental, político, educativo y económico. Cada uno ha dado su pincelada –algunas más críticas y viscerales, otras más humanistas y templadas- de lo que significa esta especie de “catecismo” vital para el planeta y las personas.
Las preguntas avispadas y no tan inocentes de Cinta Gómez –activista dada a conocer por su defensa de los gorriones- se han unido a las del comunicador Juan Ramón Lucas, para hacer comprender la esencia de lo esencial, el corazón de lo inexcusable.
Luciano Poyato, presidente de la Plataforma del Tercer Sector, y Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife, como organizadores del evento, dieron un primer mensaje. Así, mientras el primero hacía hincapié en que la pobreza y el cambio climático van unidos, Asunción Ruiz redundaba diciendo que “la agenda social es la agenda ambiental. El cambio climático es una emergencia pero sin la naturaleza no se podrá cumplir ni el Acuerdo de París ni podrá haber bienestar”.
Y llegó Zapatero
Uno de los personajes más esperados era José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno de España, que calentaba el ambiente –un foro circular muy concurrido- con una receta para él sencilla: “Para vencer los retos del cambio climático es necesario limitar la codicia”. Dijo que es difícil encontrar un fenómeno como el del cambio climático, que tenga tanta acogida en la sociedad mundial, y eso le hacía ser optimista porque su lucha ya no es un asunto político o de los Estados sino de la sociedad. “Es difícil creer que la sociedad no lo va a ganar: con la ciencia, con las ideas, con el pensamiento. Es triste ver a gobernantes que se ríen de la ciencia –apuntó-, porque condenan a su país al desastre”, haciendo clara referencia a Estados Unidos. “Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son el primer programa mundial en favor del progreso que conoce la historia, y Europa debe liderarlo”, finalizó.
Dignidad, igualdad o justicia
A continuación la pequeña Gómez, junto con el periodista Lucas, dieron paso a diecisiete representantes de distintos sectores para hablar de los ODS ligados a la dignidad de las personas; al desarrollo sostenible, inclusivo y trasformador; al crecimiento sostenible en igualdad y justicia, o al planeta sostenible.
Así, Carlos Susías, vicepresidente de la Plataforma del Tercer Sector y presidente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza -EAPN-ES y Europa, planteaba que los países ricos no deben hacer más políticas que conduzcan a una mayor pobreza en otros países, y que en los primeros también se dan situaciones vulnerables. Además, añadía, el dinero solo no puede: hacen falta políticas para el desarrollo.
Andres Conde, director de Save the Children, asumía que “la mayor amenaza contra la vida y los derechos de los niños y niñas del presente y del futuro es el cambio climático. Sufren más porque sus organismos no están preparados. Exigimos que los Gobiernos tomen medidas para reducir gases efecto invernadero, y que se recupere la ayuda oficial al desarrollo. No es un problema de futuro sino de presente. Es necesario para combatir la injusticia climática”.
Entonces Paca Tricio, presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España, UDP, planteó que el cambio climático destroza igual a los mayores que a los niños, por sus organismos ya más deteriorados. “Hay muchas muertes por respirar un aire irrespirable” enfatizó.
Irene Ortega, de la vocalía de Educación para la ciudadanía Global y Voluntariado de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo, resaltó cómo el cambio climático afecta a la educación de los niños, al provocar migraciones y, por tanto, ausencias de los centros escolares. Todo esto perjudica al derecho a la educación, y este derecho es importante para ayudar a mitigar el fenómeno.
Federico Ramos de Armas, director de Gestión Hidrológica, SUEZ, y exsecretario de Estado de Medio Ambiente, proclamó su primer compromiso con las ciudades sostenibles, y es que nadie se quede sin suministro de agua por razones económicas, mientras Mariano González Sáez, viceconsejero de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad de la Comunidad de Madrid, recordaba la vulnerabilidad de nuestro país a la vez que apuntaba que las soluciones pasan por la innovación, el talento científico -que debe apoyar a los Gobiernos-, y un nuevo modelo de gobernanza, además de otras centradas en la naturaleza y la biosfera, que a veces no están en el debate.
Cuando llegó la hora del ODS 7, sobre energía sostenible y no contaminante, intervino Valentín Alfaya, presidente del Grupo Español de Crecimiento Verde, para afirmar que la biodiversidad es nuestro principal capital natural, que necesitamos certidumbre a largo plazo y más ambición en los objetivos. En el momento de hablar de tecnología, Susana Mañueco, manager de Innovación Social de la Fundación Cotec, aducía que cuando hablamos de innovación no podemos hablar solo de tecnología. “No podemos olvidar la dimensión humana”.
Trabajo decente e igualdad
Y después llegó el crecimiento sostenible en igualdad y justicia, que representan a los ODS 8 (Trabajo decente y Crecimiento económico),5 (Igualdad de género), 16 (Paz, justicia e instituciones sólidas) y 10 (Reducción de las desigualdades). En este punto preguntaba Cinta a Juanra: “¿Viviremos mejor que nuestro padres o igual? ¿Nos vais a dejar un planeta como lo encontrasteis?
Pepa Torres, secretaria general de la Federación Empresarial Española de Asociaciones de Centros Especiales de Empleo (Feacem) y también de Cermi, fue la primera en intentar calmar la incertidumbre de la niña: “Esperamos que podáis vivir mejor en una sociedad más inclusiva y más justa, con empleo digno e igualdad de oportunidades para todos”. Para las personas con discapacidad pidió modificar el marco normativo y alianzas.
Por su parte, Leire Pajín, presidenta de la Red Española para el Desarrollo Sostenible y directora de Desarrollo Global del Instituto de Salud Global de Barcelona, fue clara respecto al Objetivo 5: si no se cumple este, el resto de la agenda no se cumplirá, porque las mujeres no somos un sector sino la mitad del planeta, y desgraciadamente esa mitad sigue discriminada. “Para cambiar ese mundo –añadió- hace falta voluntad política, leyes, consenso y presupuesto”.
¿Afrontaremos en el futuro mayores conflictos sociales derivados del cambio climático?, lanzaban ahora los presentadores. A lo que Ana Ruiz, portavoz de la Plataforma Pacto de Convivencia y profesora del Departamento de Lingüística y Lenguas Modernas, UA, respondía que si queremos vivir en paz hay que cuidar el planeta. “Es tiempo de actuar y mucho, pero si lo hacemos a la desesperada esto conducirá a la desafección, y esta a la desvinculación. Después vendrá la radicalización violenta. Tras esto hizo un llamamiento: “Políticos, no llevéis a la sociedad civil a la desesperación”.
Llegados a este punto llegó el momento de hablar de la desigualdad entre países. Alejandra Agudo, periodista de Planeta Futuro (El País) asumió que los más vulnerables son los que más sufren el cambio climático. Se mueren de hambre, se les seca la cosecha. Solo pueden preocuparse de sobrevivir. “Si no conseguimos reducir la desigualdad y reducir el cambio climático todo lo demás no va a ser posible”, concluyó.
Un planeta sostenible
El ODS 2 es el de Producción y Consumo responsables y por eso se invitó a Yolanda Fernández, directora de Comunicación Externa y Responsabilidad Social Corporativa de Auchan Retail España para que opinara. Aunque casi nada es suficiente, adujo, trabajamos en la cadena de suministro en pro de la biodiversidad y creando empleo local, entre otros aspectos.
Blanca Rubial, coordinadora de Amigos de la Tierra, tomó con fuerza el micrófono para dirigirse a los asistentes con voz firme: “Nos hace falta más ambición y hace falta radicalidad. Solo las medidas radicales nos van a sacar de la crisis climática”, apuntó, para pasar a recordar este modelo de producción y consumo que choca contra los límites del planeta. Es necesario repartir poder, que las personas y el planeta estén en el centro de las decisiones política y de las empresas. Finalmente señaló que en la zona azul de esta COP25 “está en juego toda la agenda 2030”.
Cuando llegó el turno de los océanos, llegó a su vez la voz de Rémi Parmentier, secretario de la iniciativa Because The Oceans y director y fundador de The Varda Group. “El océano nos distingue del resto de planetas. La vida viene del océano y le debemos mucho”, tras recordar que su papel de captador de carbono le está costando modificar su composición química.
Álvaro Alfaro, joven chileno miembro de Care about Climate y coordinador general de Conference of Youth15 (COY15) ofreció el guiño más vistoso de todo el evento invitando a todos a hacer un gesto con la mano, creando la letra C –de cambio climático- con los dedos. Su breve discurso se centró en las soluciones basadas en la naturaleza. “Plante un árbol que capte el carbono, pero si publica un libro hágalo en pdf. Dejemos de consumir los árboles que nos salvan la vida”.
El cierre a este emotivo evento lo puso Cristina Gallach, Alta Comisionada para la Agenda 2030. Tenemos la primera agenda global donde las personas y el planeta aparecen unidos, y a partir de la COP25 estas agendas serán más indivisibles. “La defensa de las personas y del planeta están íntimamente unidos y esto es un logro de Madrid”.
Tras esta sucesión de premisas y apuestas venideras, la pequeña Cinta ofreció el colofón final, en el que todos estuvieron de acuerdo: “Sin planeta no hay futuro”.