Alertamos de la mala decisión del ejecutivo regional de permitir depositar los cadáveres a 200 metros de aerogeneradores y tendidos eléctricos

Con la reciente modificación de la Resolución aprobada en junio de 2017 por el Gobierno del Principado de Asturias que permite la alimentación de especies necrófagas en Zonas de Protección, se ha vuelto a perder la oportunidad para solventar las carencias de una norma legal que nació ineficaz desde su aprobación.

 

Buitres leonados. ©SEO/BirdLife -JC Atienza

 

Hace más de una año que SEO/BirdLife se reunió con los responsables de Ganadería y Medio Natural de la anterior Consejería de Desarrollo Natural y Recursos Naturales para manifestar su interés y preocupación al conocer que se iba a aprobar la norma que permite depositar cadáveres de ganado procedente de explotaciones en régimen extensivo en el territorio asturiano, tal y como obligaba la legislación estatal desde 2011, pero con una serie de problemas importantes.

 

En dicha reunión SEO/BirdLife trasladó al gobierno regional aspectos, como la necesidad de retirar el pago de los ganaderos del seguro de recogida de las reses muertas, que podían ser un obstáculo para que la norma tuviese eficacia y se cumpliesen los objetivos indicados en el Real Decreto 1632/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula la alimentación de determinadas especies de fauna silvestre con subproductos animales no destinados para el consumo humano; así como en las Directrices aprobadas por el Ministerio para la Transición Ecológica para garantizar la aplicabilidad y utilidad de la norma. “Trasladamos a los responsables de la Consejería que no cometieran errores como en otras comunidades autónomas en las que se había aprobado esta norma cargada de impedimentos para los ganaderos obligándoles a pagar un seguro de recogida”, aclara Nicolas López, Delegado de SEO/BirdLife en Asturias. En este caso, desde la Consejería estimaron que tras un año de prueba se podría eliminar este pago para los ganaderos y en la última modificación de la norma así se recoge.. En este sentido, desde SEO/BirdLife se valora esta decisión, así como la de ser una norma valiente que prohíbe el depósito de cadáveres de reses tratadas con medicamentos como el diclofenaco, mortal para las aves necrófagas.

 

Sin embargo, ha habido un aspecto que no se ha tenido en cuenta y que supone una grave amenaza para las aves necrófagas: la distancia de seguridad de las zonas de depósito cercanas a tendidos eléctricos y aerogeneradores que se establece a tan solo 200 metros de estas infraestructuras. “La electrocución o colisión de aves en tendidos o aerogeneradores causan todos los años miles de muertes, siendo una de las principales causas de mortalidad para el buitre leonado en nuestro país”, afirma Nicolás López.

 

Las propias directrices para la alimentación de aves necrófagas aprobadas por el Gobierno central en 2011, recomendaban una distancia mínima de 1.000 metros a tendidos eléctricos y de 4.000 metros a aerogeneradores para garantizar la seguridad de las aves. “Si bien es verdad que para el caso de la particular morfología del paisaje asturiano estas distancias se podían haber reducido un poco, permitir que haya grandes concentraciones de rapaces necrófagas a 200 metros de aerogeneradores o tendidos puede suponer un factor de riesgo muy elevado que provoque la mortalidad de las aves”, explica Nicolás López.

 

SEO/BirdLife lamenta que no se haya tenido en cuenta esta recomendación y se hayan ignorado también a las los colectivos y organismos especializados, sin realizar ningún tipo de consulta a los sectores implicados y que, finalmente y con años de retraso, se apruebe la modificación de una norma ineficaz y con alto riesgo para las poblaciones de aves necrófagas.

 

“Antes deseábamos que el mayor número de explotaciones ganaderas pudieran adscribirse a esta norma y pudiera ser una beneficio tanto para ganaderos como para la supervivencia de las poblaciones de necrófagas. Ahora, esperamos que aquellas explotaciones próximas a tendidos eléctricos y parques eólicos no soliciten la opción de depositar los animales muertos de sus explotaciones por el peligro que puede suponer para especies tan emblemáticas como el el alimoche, el buitres leonado, el quebrantahuesos, el milanos real o el águila real, algunas de ellas catalogadas como En Peligro de Extinción.

 

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