Hoy convertimos en protagonista de #MesdelosNidos a la golondrina común, quizás el ave más «entrañable» y alegre entre las que pueblan nuestros pueblos y ciudades. En las anteriores dos semanas nos hemos dedicado a descubrir todo lo relacionado con las cajas nido para páridos  -y otras pequeñas aves- al ser las que con mayor probabilidad pueden colocar nuestros seguidores en sus terrazas o jardines. Sin embargo hay más aves a las que podemos favorecer a través de la colocación de nidales artificiales, siempre que nuestra casa se encuentre en un lugar adecuado para la especie y encontremos una ubicación idónea para el nido. Una de estas especies es la golondrina.

golondrina

 

La mejor forma de ayudar: No destruir sus nidos

Cada primavera las bulliciosas golondrinas regresan de sus cuarteles de invierno en África hasta nuestros pueblos y ciudades, con la esperanza de poder sacar adelante a sus crías en sus nidos adheridos con esmero a nuestras casas. Un esfuerzo titánico para un ave de unos 20 gramos (se conoce el caso de golondrinas que han recorrido más de 8.000 kilómetros en su migración), que obtiene por recompensa en demasiadas ocasiones la destrucción de sus nidos para evitar los excrementos que se depositan al pie de los mismos. Duele pensar en estas aves; enormes consumidoras de «molestos» mosquitos, alegres, bulliciosas, bellas, acrobáticas y fieles como nadie a nuestra calle, a nuestro pueblo, al que regresan tras meses de ausencia, para encontrarse con que fracasan en la que quizá sea su única posibilidad de reproducirse (las aves pequeñas tienen una esperanza de vida media mínima) por una cuestión meramente estética (sus cacas «afean» las aceras).

Derribar sus nidos no solo es una ilegalidad (son aves protegidas, y por tanto lo están también sus nidos), sino que constituye un acto de extrema crueldad e indiferencia hacia estas fantásticas aves.

 

 

 

Otra forma de ayudar: Ofrecerlas barro

Foto: Miguel Ángel Rojas

Foto: Miguel Ángel Rojas

Si de vuelta de África las golondrinas se encuentran su «viejo» nido en su lugar, no dudarán en volver a ocuparlo, haciendo las reformas y reparaciones oportunas. Por ello no deben tirarse los nidos ni fuera de la época de cría, ya que de esta forma las golondrinas deben dedicar menos energía y tiempo a la construcción de uno nuevo). Pero tanto si se trata de una nueva pareja que ha de construirse un hogar, cómo de una pareja que no encuentra nido a su vuelta, deberán sacar a relucir sus dotes como alfareras construyendo un nuevo nido de barro. En la España mediterránea, en la que cíclicamente se dan primaveras «secas», obtener ese barro puede ser un problema mayúsculo, y de hecho en esas circunstancias no es raro observar grandes bandos de golondrinas y aviones (que se encuentran en la misma situación) acudiendo a obras en las que se generan charcos en las zonas en las que se está fabricando el hormigón. Por ello una buena forma de ayudarlas en esos momentos es, si disponemos de un lugar adecuado y amplio, donde las aves puedan bajar al suelo sin riesgo de que las cace un gato, crear un pequeño «barrizal» o charco donde puedan obtener la materia prima para su futuro nido.

 

¿Puede mi casa albergar una familia de golondrinas?

Las golondrinas comunes son aves que tienen «ciertas manías» a la hora de elegir un lugar para ubicar su nido. En primer lugar no suelen frecuentar el interior de las grandes ciudades, y aunque pueden llegar a ser abundantes en las urbanizaciones de la periferia prefieren vivir en pueblos. En segundo lugar no gustan de las alturas: lo habitual es que establezcan su nido en edificios de una o dos plantas. Y por último lo que más les agrada es que el nido quede protegido bajo un techo, teniendo preferencia por emplear el interior de edificios abandonados o zonas de fachada a resguardo de un amplio voladizo del tejado.

Teniendo lo anterior en cuenta hay que valorar si nuestra casa cumple con estas necesidades y si en ella hay un lugar que pueda gustar a las golondrinas. Si no es el caso será difícil que acepten el nido que vamos a poner a su disposición.

 

Construir un nido para golondrinas

taller-nido-golondrina

En el mercado podemos encontrar nidos artificiales destinados a la golondrina común (y otros para avión común), pero como desde aquí nos gusta «empoderar» (palabra fea pero de hermoso  significado) a la sociedad, vamos a enseñaros cómo construir vosotros mismos un nido de forma muy sencilla. Pinchando aquí puedes acceder a un PDF en el que se explica paso a paso y con imágenes cómo realizar el nido (las manos manchadas de barro son mías, pero las fotografías son de nuestro compañero Miguel Muñoz). Como adelantocitamos los materiales necesarios:

  • Una tabla de madera de 20×30 centímetros aproximados
  • Un martillo, alicates y tijeras
  • Clavos (de 2,5 o 3 cm)
  • Cuerda de fibra natural
  • Pasta de modelar de secado al aire (unos dos euros en cualquier papelería o tienda en la que vendan material de manualidades)
  • Un trozo de alambre

En el siguiente vídeo puedes comprobar cómo las golondrinas se animaron a emplear este nido (después de darle «su toque»), que colocó en su casa nuestro compañero Pedro Pablo González.

 

Y recuerda: la clave está en elegir el lugar adecuado para las golondrinas…

Aviones comunes y vencejos

Los aviones comunes y los vencejos (común y pálido) comparten con las golondrinas tanto sus hábitos alimenticios -capturar pequeñas insectos mientras vuelan- como su querencia a ubicar sus nidos en nuestros edificios.

Los aviones comunes también emplean barro para construir sus nidos adosados a la pared, pero a diferencia de las golondrinas también la parte superior del nido está adherida al reborde del tejado (o el saliente de un balcón) bajo el que se ubica el nido. Además los aviones comunes acostumbran a criar formando densas colonias, con hileras de nidos contiguos (decenas o hasta centenares de ellos) en ocasiones superpuestos unos encima de otros. Para ellos también existen nidos artificiales, el problema está en que a esta especie le encantan las alturas, lo que dificulta enormemente que un particular pueda ubicar estos nidos en un enclave adecuado a las querencias de estas pequeñas aves. Sin embargo, como en las golondrinas, lo mejor que podemos hacer por ellas es proteger sus nidos y colonias (una sola obra o «retirada» de nidos puede malograr la reproducción de decenas o centenares de parejas).

Los vencejos no pueden emplear barro (tienen por sus cortas patas serias dificultadas para remontar el vuelo desde el suelo, al que solo suelen caer por accidente) y se conforman con capturar objetos arrastrados por el viento mientras vuelan (plumas, briznas de paja y hasta tickets de autobús) para confeccionar un «mini nido» amalgamado con su propia saliva en el interior de un hueco o grieta de alguna edificación. Para estas especies el mayor problema se encuentra en la rehabilitación de fachadas y cubiertas que hacen desaparecer sus nidos. Existen en el mercado múltiples soluciones de nidos artificiales para ofrecer alternativas a los huecos y grietas que van a ser cerrados en caso de obras de rehabilitación.

En el siguiente vídeo puedes observar la desesperación de unos vencejos que no pueden acceder a sus nidos por obras en el edificio.

 

Os animamos a compartir fotografías que muestren vuestros trabajos solos o en familia, en el jardín, en la terraza o el balcón. Enviádnoslas por Twitter, Facebook o Instagram, con la etiqueta #MesdelosNidos. Todas vuestras experiencias nos interesan… y además tienen premio:

 

 

Próxima entrada: #MesdelosNidos. Lechuzas y otras aves

Si tienes cualquier duda puedes escribirnos a biodiversidadurbana@seo.org

 

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Autor del texto: Luis Martínez, área Social de SEO/BirdLife

 

Entradas anteriores:

1. Marzo es el #MesdelosNidos

2. #MesdelosNidos: ¿una caja nido para petirrojo o golondrina?

3. #MesdelosNidos: un hogar para golondrinas

4. #MesdelosNidos. La vida en el interior de una caja nido: construir e incubar

5. #MesdelosNidos. La vida en el interior de una caja nido: la crianza

 

 

 

 

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