De las 18 especies de pingüino que habitan el planeta, diez se encuentran amenazadas. Y de ellas, cinco están categorizadas como “En Peligro”, en algunos casos con poblaciones de apenas unos centenares de individuos.
En el Día Mundial del Pingüino, una iniciativa internacional que se celebra cada 25 de abril, SEO/BirdLife apremia a la comunidad internacional –incluyendo al Gobierno de España– a adoptar medidas efectivas para frenar las principales presiones que sufre este grupo de aves: el calentamiento global, la contaminación de los océanos, la expansión de las especies exóticas invasoras y la sobrepesca.
Los pingüinos son, de hecho, uno de los grupos de aves que más preocupación despiertan a escala global, de acuerdo con los datos del último informe de la federación BirdLife International,presentado esta semana en Abu Dhabi. Se unen así a los buitres del Viejo Mundo o las especies cantoras del continente asiático, que sufren declives poblacionales muy por encima de la media del conjunto de aves del planeta.
El cambio climático, que en estos momentos afecta en torno a un 33% de la avifauna, es quizá la amenaza que más compromete el futuro de este grupo de aves. El pingüino de Galápagos, el más escaso del planeta (con poco más de 1.200 ejemplares), se expone a hambrunas como consecuencia del calentamiento de los océanos que podrían conducirle hacia la extinción. Y los populares pingüino emperador y pingüino de Adelia –las dos únicas especies endémicas de la Antártida–, también podrían ver sus poblaciones reducidas por la subida de los termómetros. Las proyecciones en el caso del emperador cifran el declive entre el 20% y el 29% en las próximas tres generaciones mientras que algunos estudios apuntan a una caída del 60% en las poblaciones del pingüino de Adelia.
“La región de la península antártica es una de las zonas del planeta donde más y más rápidamente se están incrementando las temperaturas. En los últimos 50 años se ha constatado un incremento de 0.5°C por década –lo que suma un total de 2,5°C– que ha provocado cambios ambientales sustanciales en la región tales como reducción del 80% de los glaciares. También se ha notado en el decrecimiento del principal organismo que caracteriza el ecosistema antártico, el kril, y que sirve de alimento a la gran mayoría de vertebrados antárticos, principalmente aves y mamíferos marinos. De esta situación somos también responsables con nuestra actividad diaria, a 13.000 kilómetros de La Antártida”, explica el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales y vicepresidente de SEO/BirdLife, Andrés Barbosa, que estudia en estos momentos el vínculo entre este fenómeno y la caída de las poblaciones de pingüinos barbijo y de Adelia.
“Desde España también se salvan pingüinos. La comunidad internacional ha de elevar los esfuerzos para frenar el progresivo calentamiento del planeta y nuestro país, el más vulnerable del continente europeo al cambio climático, no debe ni puede quedarse atrás. En los últimos tiempos, lamentablemente, observamos cómo la postura del Ejecutivo español pierde ambición, lo cual no es una buena noticia ni para los pingüinos ni para nadie”, explica la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz.