Las especies más afectadas parecen ser las anátidas, según datos sobre el terreno registrados de personas voluntarias y técnicos de SEO/BirdLife que han seguido antes y después los efectos de la mascletá en el Puente del Rey.

Técnicos de SEO/BirdLife y personas voluntarias han tomado datos sobre las aves antes y después de la mascletá que se celebró ayer en el Puente del Rey en el entorno de Madrid Río. A falta de realizar un análisis, las primeras impresiones apuntan a que se ha producido una disminución del número de aves en las zonas aledañas al lugar.

A lo largo del fin de semana, SEO/BirdLife ha realizado censos previos a la celebración de la mascletá y tras la misma, con el objetivo de poder evaluar el impacto que ha tenido sobre la fauna de la zona. A falta de obtener más datos en los días posteriores y de analizar los ya obtenidos, se ha podido observar una disminución de las aves en las zonas cercanas al Puente del Rey y un aumento en las zonas más alejadas, lo que apunta a que el ruido ha hecho que las aves se desplacen de sus territorios. Parece que las especies más afectadas han podido ser las anátidas.  

Además, se han encontrado dos aves muertas en las cercanías del Puente del Rey. Una de ellas fue recogida ayer por los agentes del Seprona para analizar las causas de la muerte y habrá que esperar para saber si fue consecuencia de la pirotecnia.  

Por otra parte, se han podido observar una gran cantidad de residuos en la zona, tras el paso de los servicios de limpieza. Se han encontrado numerosas cuerdas, plásticos, trozos de cartón y cartuchos de los petardos, incluso a bastante distancia de donde se lanzaron, lo que hace pensar que han podido caer bastante residuos al río, con la contaminación que ello supone.  

SEO/BirdLife solicita que se evalúe el evento 

Cuando se conoció la noticia de la celebración de la mascletá en el entorno del renaturalizado río Manzanares, SEO/BirdLife envió una carta al Ayuntamiento de Madrid solicitando la reubicación de la misma a otra zona en la que el impacto sobre la fauna fuera menor, a la que no obtuvo respuesta. Una vez realizado el evento, la organización solicita que se evalúe el impacto que ha podido tener sobre la fauna. Asimismo, la organización insiste en que, a pesar de los resultados de mayor o menor impacto sobre la biodiversidad, este tipo de eventos no deben realizarse nunca en zonas verdes o renaturalizadas por los efectos asociados y como principio general de gestión de estos espacios. La gestión de estos espacios, fundamentales para garantizar una ciudad rica en biodiversidad y saludable para la ciudadanía, debe ser coherente con la función que desempeñan.  

Asimismo, la organización hace un llamamiento a que los ayuntamientos integren la conservación de la biodiversidad en el diseño, planificación y en la normativa municipal. En primer lugar, porque todas las administraciones públicas tienen el deber y la responsabilidad de su conservación, en el ámbito de sus respectivas competencias. Y también por el papel fundamental que tiene la biodiversidad en la construcción de ciudades resilientes, su relevancia en la aportación de servicios ambientales básicos y, en definitiva, su repercusión en la mejora de la calidad de vida de los habitantes de los entornos urbanos. 

La biodiversidad aporta importantes servicios ecosistémicos, entre los que se incluyen aquellos que contribuyen a la adaptación y mitigación del cambio climático, como la prevención de daños asociados a inundaciones, regulación térmica, disminución de la isla de calor, absorción de CO2 o reducción del consumo de energía. También la mejora la calidad ambiental, por la capacidad de la vegetación de purificar el aire y del agua, reducir los niveles de ruido y controlar la erosión. Los espacios verdes urbanos ofrecen, asimismo, oportunidades para la conservación de la biodiversidad y para el ocio y recreo que revierten en la mejora de la salud, el bienestar y la calidad de vida de la ciudadanía. 

Madrid Río Manzanares. ©Shutterstock

Madrid Río Manzanares. ©Shutterstock

Por cuatro años más 

La mascletá del pasado domingo ha sido el punto de partida de un hermanamiento para promocionar la cultura y el turismo entre las ciudades de Madrid y Valencia. Un convenio de colaboración que se prolongará, en principio, por cuatro años más y que sirve de inicio a una etapa de eventos pirotécnicos en Madrid que, si no se considera la opción de reubicarlos, continuará poniendo en peligro a la fauna adaptada a la vida en la capital. 

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