Gracias a las medidas de conservación que se han desarrollado desde BirdLife International, SEO/BirdLife y GREPOM, la especie ha pasado de estar en peligro Crítico (CR) de extinción a En peligro (EN).
La buena noticia coincide con la reciente celebración por el 25 aniversario de El Grupo de Investigación para la Protección de las Aves en Marruecos (GREPOM), socio de la organización internacional tutelado por SEO/BirdLife desde los años 90.
Las medidas de conservación selectivas siguen dando resultados positivos, con dos de las especies de aves más raras y amenazadas del mundo, el ibis eremita y la paloma de Mauricio, las últimas especies en recuperarse del borde de la extinción gracias a la intervención directa.
El resultado forma parte de la última evaluación de BirdLife International sobre el riesgo de extinción de las aves del mundo, que se actualiza anualmente en el papel de BirdLife como Autoridad de la Lista Roja de aves de la Lista Roja de la UICN para la Lista Roja de Especie Amenazadas.
Antes de la evaluación de este año, el ibis eremita estaba entre las 222 especies de aves clasificadas en todo el mundo como En Peligro Crítico – la categoría de amenaza más alta posible. Sin embargo, el ibis se ha recuperado hasta tal punto que ahora ha pasado a una categoría de amenaza menor. De este modo, desde el año 2000, el número total de especies de aves que han salido de la categoría de En peligro crítico como resultado de las acciones directas de conservación ha aumentado a 26.
La paloma de Mauricio ha avanzado más en el camino hacia la seguridad: tras haber sido transferida de En Peligro Crítico a En Peligro en el año 2000 y su estado de amenaza ha mejorado hasta convertirse en Vulnerable.
En el contexto de la actual crisis sobre la biodiversidad, estos resultados muestran que las especies altamente amenazadas no están necesariamente condenadas a la extinción, sino que pueden salvarse con medidas de conservación eficaces. Sin embargo, la evaluación de BirdLife International también advierte de que los desafíos para la conservación continúan con el comercio ilegal, la pérdida de hábitat a gran escala y el cambio climático, como principales amenazas.
Como resultado de estas presiones, las extinciones de aves en tierra firme están ahora en camino de superar por primera vez a las extinciones de aves en las islas, lo que significa que las intervenciones dirigidas a especies específicas por sí solas no serán suficientes. Para combatir eficazmente estas amenazas, se requiere una colaboración internacional a gran escala entre las ONG, los gobiernos, las empresas y las comunidades locales, junto con políticas sólidas para proteger los sitios más importantes del mundo para la naturaleza.
Éxito de conservación del ibis eremita
A pesar de que el ibis eremita estuvo bien repartido en varios países de la cuenca Mediterránea, en 1998 sólo quedaban 59 parejas en su último refugio en Marruecos. Una pequeña población, desconocida por aquel entonces pero redescubierta en 2002 en Siria, contaba, en el momento de su hallazgo, con apenas siete individuos; lamentablemente, en la actualidad se da por desaparecida.
El trabajo de la administración marroquí con el apoyo de BirdLife ha sido determinante para conseguir el aumento continuo de los efectivos de la especie. Desde el empleo de pescadores locales como guardas por RSPB (Socio en Reino Unido), pasando por los proyectos de desarrollo sostenible llevados a cabo por SEO/BirdLife con el apoyo de instituciones como AECID a la implicación, ya plena de GREPOM (Socio en Marruecos) la conservación del ibis eremita ha sido un proceso constante de implicación de la población local y de la sociedad marroquí.
El resultado de veinte años de trabajo se ve reflejado en la cifra actual de 147 parejas reproductoras en 2018 con claros indicios de expansión recuperando antiguos sitios de reproducción, si bien aún dentro del área cercana al Parque Nacional de Souss Massa. Pese a que el número es todavía muy bajo, lo que hace que se mantenga en la categoría de En Peligro, la evolución positiva de la población es una clara muestra de esperanza.
Antaño presente en la Península Ibérica, la especie ha sido incluida en la lista de especies extinguidas en España en 2018. El Proyecto Eremita, iniciado en 2003 en la provincia de Cádiz, está comenzando a dar unos resultados positivos en cuanto a establecimiento de parejas, “si bien no se trata aún de una población autosuficiente y tiene un manejo relativamente importante, lo que es normal en una población reintroducida”, afirma Jorge Orueta, responsable del Programa de Cooperación Internacional de SEO/BirdLife y añade: “El resto de la población oriental, una vez dada por desaparecida la colonia siria, queda restringida a una población semicautiva y altamente manejada en Turquía, como única esperanza para la especie en Oriente Próximo”.
La paloma de Mauricio
Ha sido transferida de En Peligro a Vulnerable después de décadas de control de especies invasoras y restauración del hábitat en Mauricio, la isla donde habitó el Dodo hasta su desaparición. En 1990, la población de la paloma se había reducido a sólo 10 individuos salvajes por la pérdida de hábitat y la introducción de depredadores mamíferos como la rata negra, el macaco cangrejero y la pequeña mangosta india. En respuesta, los conservacionistas combinaron un programa de cría en cautividad con una conservación intensiva en el campo. Para el año 2000, los esfuerzos de la Fundación Mauricio para la Vida Silvestre (socio de BirdLife en la isla) y sus asociados habían ayudado a que el número de individuos llegara a un estimado de 300, y la paloma fue transferida de la categoría de En Peligro Crítico a la de En Peligro. Este año, la población silvestre de la especie, de 400 individuos, se consideró lo suficientemente estable como para incluirla en la lista de especies vulnerables.
Más casos que demuestran la efectividad de las acciones de conservación
Las poblaciones de carpintero cabecirrojo y el gorrión de Henslow, ambos nativos de Norteamérica, se han estabilizado gracias a la gestión del hábitat. El gorrión de Henslow en particular se ha beneficiado del Programa de Reservas de Conservación de EE.UU., mediante el cual se paga a los agricultores para que retiren de los cultivos las tierras sensibles desde el punto de vista medioambiental y, en su lugar, planten especies que mejoren la salud y la calidad del medio ambiente. Este año, ambas especies han sido descartadas de Casi Amenazadas a Preocupación Menor.