SEO/BirdLife ha reintroducido trece ejemplares de lechuza común en la finca Cortijo Guadiana (Jaén) que participa en el proyecto Life Olivares Vivos.

La técnica elegida es el hacking o crianza controlada, y la finalidad es que estas rapaces nocturnas elijan este olivar y su entorno como su nuevo territorio.

 

La finca Cortijo Guadiana, uno de los 20 olivares demostrativos que participan el programa Life Olivares Vivos, coordinado por SEO/BirdLife, ha sido el lugar escogido para la reintroducción de trece ejemplares de lechuza común. Cuatro de estas aves, aún pollos, proceden de las instalaciones de GREFA, en la Comunidad de Madrid, otras cinco del Centro de Recuperación de Especies Amenazadas San Jerónimo de Sevilla y cuatro más del Centro de Recuperación de Especies Amenazadas Quiebrajano, de Jaén. Desde mediados de junio han encontrado un nuevo hogar en un pajar localizado en esta finca jienense que reúne excelentes condiciones para la instalación de esta especie.

 

 

Crianza campestre controlada

El método de introducción es la cría mediante la técnica de hacking o crianza campestre, que consiste en la colocación de pollos en un nido artificial en el territorio donde se pretende reintroducir la especie. Estos pollos han sido criados en cautividad en contacto con adultos de lechuza y son colocados en el nido cuando ya han desarrollado una impronta con su especie, aunque aún no puedan volar.

Con el fin de crear el espacio más favorable para la crianza de la lechuza, se han realizado labores de acondicionamiento en el espacio escogido, un antiguo pajar anexo al cortijo principal de la finca para que puedan vivir allí sus primeros días. Para ello, se les han construido dos amplios nidales donde completarán su desarrollo, hasta que decidan dar el paso crucial de salir al exterior y empezar a cazar por sí mismas. Estas cajas nido están además especialmente acondicionadas para que, hasta que llegue ese momento, puedan recibir alimentación de una forma muy discreta, con escasa o nula interacción con los humanos, evitando así troquelar a los pollos. Ambos grupos han sido separados en dos cajones diferentes, ya que las lechuzas procedentes de Sevilla son más jóvenes.

 

Nidal diseñado para alojar a los pollos de lechuza en su proceso de adaptación al entorno. Autor: SEOBirdLife

 

“Hay que destacar que al tratarse de un recinto amplio, estos nuevos habitantes del cortijo tendrán espacio más que suficiente para acostumbrarse a realizar sus primeros vuelos y ejercicios alares sin ningún tipo de problema. De esta manera, podrán muscular las alas, para que cuando salgan al exterior se encuentren en condiciones óptimas para desenvolverse con soltura en el que será su nuevo territorio”, explica Francisco Martín, técnico de SEO/BirdLife en el programa Olivares Vivos.

A partir de este momento y continuando con esta acción, se seguirá trabajando para que estas y las próximas generaciones de lechuzas hagan de esta finca su hogar, aprovechando la filopatría o tendencia que tienen muchas especies de permanecer en el mismo lugar en donde nacieron, o a volver a él para reproducirse o nidificar.

“Hasta que llegue ese momento de salida al exterior, el equipo de SEO/BirdLife junto a los trabajadores de Cortijo de Guadiana ofrecen un acompañamiento y seguimiento a diario y, sin que se les vea, se les proporciona alimento. Conforme pasen las jornadas y cacen por sí mismas, se les irá reduciendo la comida que le suministramos. Una vez que estén preparadas para salir del nido y explorar el entorno, podrán volver al pajar cuando lo deseen, donde encontrarán comida hasta que pueda certificarse que son autosuficientes y se integren plenamente en el ecosistema. La finalidad es que, en los años siguientes permanezcan en ese territorio y se reproduzcan allí”, explica Martín.

 

Un olivar amigo con la biodiversidad

Cortijo de Guadiana es un olivar muy comprometido con el incremento de biodiversidad, incluso desde antes de participar en Olivares Vivos a través de la firma de un contrato de custodia del territorio con SEO/BirdLife. Por ello reúne unas condiciones excelentes para la reintroducción de la lechuza común mediante crianza campestre o hacking.

Además, desde Olivares Vivos se están llevando a cabo diversas acciones en la finca, como la gestión de la cubierta vegetal, la revegetación de ciertos espacios improductivos con plantas y arbustos autóctonos, la colocación de cajas nido o la construcción de charcas para anfibios y como bebederos de mamíferos y aves. Todo con el objetivo de mejorar el hábitat e incrementar el número de especies de fauna y flora.

Por ello, una vez que las lechuzas salgan del nido encontrarán todo tipo de facilidades en cuanto a la disponibilidad de alimento, refugio y lugares de nidificación.

 

Ventana del granero donde se ha instalado el ‘hacking’ que permitirá el contacto de las lechuzas con el exterior Autor: SEO/BirdLife

 

Ave del año y del olivar

La lechuza, declarada Ave del 2018 por SEO/BirdLife, es la única representante de la familia de los titónidos (Tytonidae) en todo el territorio europeo, y en los últimos años sus poblaciones han descendido debido a varias causas, entre ellas, las transformaciones del entorno rural: cambio en los cultivos, abuso de plaguicidas y pérdida de lugares donde nidificar. Sin embargo, estas aves nocturnas son clave para regular el ecosistema gracias a su dieta, basada sobre todo en roedores e insectos, por lo que son grandes aliadas del agricultor.

Aún así, desde hace al menos dos décadas, su población está en declive. Por ejemplo, en Andalucía y desde 2005, su número se ha reducido hasta casi la mitad, según el programa Noctua de SEO/BirdLife de seguimiento de aves nocturnas. En el territorio andaluz era común en el medio rural y particularmente en pajares de casas de campo y cortijos. Sin embargo, muchos de ellos han sido abandonados o se encuentran en ruinas, por lo que se han perdido dichos lugares de nidificación. A esto se une la intensificación que ha ocurrido en el olivar durante las últimas décadas, en donde se ha generalizado el uso de herbicidas, insecticidas o rodenticidas, los cuales han reducido hasta el extremo la disponibilidad de alimento de estas rapaces. Por todo ello, desde el programa Life Olivares Vivos se están fomentando las buenas prácticas agrícolas y la biodiversidad en el olivar andaluz, lo que permitirá la recuperación de especies clave en el ecosistema y tradicionalmente habituales como la lechuza común.

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