Deja sin acuerdo el artículo 6 del texto de París aunque empieza a integrar la naturaleza como camino para la solución
Por fin ha llegado a término esta Cumbre de Cambio Climático, la más esperada y de la que más se esperaba. Era el momento de actuar, de cambiar el rumbo para frenar las consecuencias de la emergencia climática y dejar de perder biodiversidad. La cumbre más larga en los 25 años de historia de estos encuentros internacionales que desde Naciones Unidas buscan encontrar las soluciones a nivel planetario para mantener viva la Tierra en su conjunto.
El momento ha pasado y desgraciadamente no se han conseguido los resultados esperados. SEO/BirdLife esperaba que fuera el punto de inflexión para pasar a la acción y se avanzará en los imprescindibles compromisos con la reducción de las emisiones y la financiación climática bajo el Acuerdo de París. “Los resultados reflejan una importante brecha entre la voz de la calle y de la ciencia. El compromiso de mínimos alcanzado aplaza la urgencia, la ambición y la financiación necesarias, afirma Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife. “Entre los aspectos positivos de esa cumbre destaca el papel esencial que ha adquirido la naturaleza. El acuerdo -en su apartado 15- subraya la contribución esencial de la naturaleza para abordar el cambio climático y sus impactos, y la necesidad de abordar la pérdida de biodiversidad y el cambio climático de manera integrada».
Asimismo, Asunción Ruiz resalta el papel que ha jugado España en esta cumbre: “España no solo rescató la celebración de la COP25, sino que su papel ha sido fundamental en las negociaciones para que se mantuvieran algunos temas cruciales en la resolución de las partes. Esperamos que ese liderazgo siga presente en las políticas ambientales del próximo gobierno de este país. Necesitamos seguir avanzando y encabezando la agenda ambiental internacional en el 2020: en el EU Green Deal y las próximas citas multilaterales en Glasgow y en China”.
La naturaleza en la COP25
Durante los catorce días que ha durado el encuentro, en los pasillos se hablaba de que la naturaleza debía ser considerada específicamente en el texto del acuerdo final y gracias a la presión de distintas ONG, entre ellas SEO/BirdLife, se logró llegar a reuniones decisorias que han introducido este concepto en las decisiones finales. El papel de la naturaleza –los ecosistemas terrestres y sobre todo el océano y su conservación- cuenta desde ahora con un reconocimiento en el Acuerdo de París que hasta hoy no tenía, aunque de modo genérico.
La decisión final de la COP aprueba un nuevo programa de trabajo en 2020 sobre el océano y el uso del suelo. Brasil ha intentado bloquear hasta el último momento el progreso en este sentido y solo en parte ha logrado su objetivo, ya que el trabajo sobre el papel de la superficie terrestre sólo abordará la adaptación al cambio climático, no la función clave de absorción de las emisiones.
Progreso insuficiente ante la emergencia climática
La cumbre, que debía haber sido un punto de inflexión en la ambición climática –con aspectos relativos a formatos de informes y registros públicos para compromisos de mitigación y adaptación antes de que comenzase la aplicación estricta del Acuerdo de París en 2020-, no ha cumplido su cometido. Así, no se ha resuelto cómo se lograrán incrementar y reforzar los planes de acción climática prometidos o presentados por los países (en París) en un horizonte que va hasta el año 2025 o incluso 2030. Esto sigue dejando encima de la mesa una evidencia inquietante: las medidas actuales prometidas o en marcha no evitarán detener la subida de temperaturas hasta 3,2ºC.
Según David Howell, responsable de Clima y Energía de SEO/BirdLife: «La COP25 no manda señales nítidas a la comunidad internacional sobre la necesidad de detallar, en los compromisos a depositar ante la ONU en 2020, cómo cada país alineará sus compromisos con el objetivo de 1,5°C. Tampoco insta a las Partes a especificar en sus compromisos cómo protegerán y restaurarán los ecosistemas, aliados clave contra la emergencia climática.
Añade Howell «En otras cuestiones, como la de la financiación climática, o las pérdidas y daños que sufren los países más vulnerables, los países industrializados siguen sin reconocer sus responsabilidades. Por otro lado, el dejar un acuerdo sobre el mercado internacional de carbono es la decisión correcta, ya que en las negociaciones aquí no ha sido posible atar bien los derechos humanos y la protección ambiental en el funcionamiento del mercado».