COP25- Crónicas climáticas 10

Por Raúl Millares

¿Conoces esa emoción que se siente cuando ves un ciervo en libertad? ¿Has probado a aguantar todo el tiempo posible con los pies en el agua helada de un manantial? ¿Cuándo fue la última vez que te llenaste las uñas de barro?

Estas experiencias son cada vez más raras para muchas personas. Especialmente para las más pequeñas. Quizás no tanto para las mayores. ¿O sí?

Hazte estas preguntas: ¿Has visto alguna vez una luciérnaga? ¿Cuántas has visto? ¿Cuándo fue la última vez que viste una?

Y ahora, después de hacer memoria, comparte estas mismas cuestiones con alguna persona mayor de tu entorno y también con alguna persona más joven, quizá a un niño, una adolescente…

Estas sencillas dudas sobre los lampíridos han abierto un diálogo intergeneracional entre personas de 9 a 72 años. Así arranca la campaña de sensibilización #AntesTodoEstoEraCampo. Decenas de personas han clausurado las actividades del “nido” de SEO/BirdLife en la ‘zona verde’ de la COP25 reflexionando sobre esta relación cada vez más distante y extraña que (no) mantenemos con la naturaleza.

“Esta vez no se trata de presionar a un gobierno ni de parar una infraestructura dañina para la biodiversidad; simplemente es una campaña para sembrar diálogo: queremos que familias, amigos o vecinos simplemente charlen entre sí y compartan sus ideas con el resto de la sociedad”, explica Beatriz Sánchez, una de las promotoras de esta campaña, que surge al calor de la COP25, pero que llega con vocación de permanencia.

En este encuentro inaugural han participado: Cristina Bernis, abuela, madre, catedrática en Antropología Biológica y presidenta de la Asociación para el Estudio de la Ecología Humana (y amante de los pájaros); Antonio Sandoval, padre, hijo, escritor y divulgador de naturaleza. Autor de “La Torre”,”¿Para qué sirven las aves?”,”El árbol de la Escuela”,”BirdFlyway” y otros libros (y amante de los pájaros); Ana Martínez, asesora de ciencias CTIF Oeste y profesora de profesores en la Comunidad de Madrid (y amante de los pájaros); Lucas Barrero, hijo, joven activista climático integrante de Fridays For Future y autor del libro “El Mundo que nos dejáis” (y amante de los pájaros); y Cinta Gómez, hija, alumna y niña preocupada por su futuro, activista por un mundo mejor (y amante de los pájaros).

Toño Fraguas ha sido el encargado de dinamizar el evento en el que han participado una treintena de escolares. “¿Quién se ha bañado en un río alguna vez”. Y un bosque de brazos se levantaba en nuestro “nido”. “¿Quién ha trepado a un árbol alguna vez?” Y volvían a brotar decenas de manos. “Me parece que no somos un grupo muy normal, esto está lleno de naturalistas”, cerraba Fraguas.

Aunque no se trata de un término médico con validez clínica real, cada vez más personas hablan de un cierto «trastorno por déficit de naturaleza», un conjunto de problemas físicos y mentales que concurren con esta desconexión entre el ser humano y su entorno original. El término se ha popularizado a raíz del libro ‘Los últimos niños del bosque’ de Richard Louv.

Esta expresión alude a una serie de condicionantes de la salud y el bienestar que suelen mejorar en muchos casos cuando las personas pasan a relacionarse de manera más directa con la naturaleza, por ejemplo dedicando cierto tiempo a pasear por el campo, espacios abiertos, etc.

“¿Quién vive cerca de la naturaleza?”, preguntó Toño. “Yo vivo cerca de un parque…”, se oía.

El encuentro ha servido para tejer un diálogo en el que nuestro contacto con la naturaleza traía reflexiones sobre la contaminación —”si te bañas en un río, ten cuidado de no tragar basura”, avisaba Lucas Barrero—, cambio climático o la España vaciada. En palabras de Fraguas, “cuando un pueblo se queda sin gente, los caminos desaparecen bajo las plantas y desaparecen los recuerdos: recorred los caminos de vuestro pueblo… Y preguntad cómo se llaman las cosas, paar que no se pierdan algunas palabras, porque lo que no tiene nombre, desaparece”.

En las próximas semanas, esta campaña seguirá creciendo y animando a las personas a mirarse a los ojos, mirarse hacia adentro y recordar si antes todo esto era campo.

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