Del 7 al 19 de diciembre se ha llevado a cabo la 15ª Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica en el que se ha aprobado el Acuerdo de Kunming-Montreal con el objetivo de detener e invertir la pérdida de biodiversidad
Destacamos el paso adelante que supone el compromiso 30×30: el acuerdo de proteger y conservar el 30% de la tierra y los océanos para 2030 y reclama acción clara y concreta por parte de todos los Estados
SEO/BirdLife considera el Acuerdo de Kunming-Montreal, con el que se da cierre a la 15ª Cumbre de la Biodiversidad, se ha limitado a fijar el punto de partida para que la comunidad internacional ponga fin a la sexta extinción. La cita, llamada a forjar un Acuerdo de París de la naturaleza, no ha logrado un pacto con la ambición y la concreción necesaria para hacer frente al reto de la pérdida de naturaleza, la otra cara de la moneda del cambio climático y una de las principales causas de pérdida de bienestar y salud humana. Para la ONG conservacionista, es perentorio que los países activen una hoja de ruta que asegure que, en 2030, los objetivos acordados para frenar la pérdida de biodiversidad se han cumplido.
El acuerdo no refleja la voluntad con la que los países habían llegado a la Cumbre, celebrada en Montreal (Canadá) bajo presidencia de China. Parecía haber un consenso generalizado sobre la necesidad de que el mundo se dotara de un marco de actuación global muy ambicioso, con objetivos claros y medibles. Sin embargo, en las negociaciones del acuerdo, quedó claro que esto no sería posible. El texto final propuesto por la presencia china y aprobado sin debate de cada una de sus partes, adolece de concreción y cuenta con demasiados claroscuros.
Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife considera que “en primer lugar, hemos de valorar que, por fin y tras años de retraso, el mundo cuente con un marco de acción común para detener la pérdida de biodiversidad. Hay avances relevantes en materia de conservación como, por ejemplo, el objetivo 30×30: el compromiso de proteger y conservar el 30% de la tierra y los océanos para 2030. También se han puesto encima de la mesa soluciones sobre financiación, eliminación de subvenciones perjudiciales, respeto de derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales o igualdad de género. En general, el marco dice cosas buenas, pero la falta de detalles y el lenguaje vago utilizado en algunas partes del texto no ayudan. Los países tienen el duro trabajo de hacer realidad un texto genérico y esta labor debía haber empezado anteayer. No es que no haya tiempo que perder, es que tenemos que recuperar el tiempo perdido para proteger la naturaleza y, con ello, nuestra propia salud”.
Según Juan Carlos Atienza, responsable de Gobernanza Ambiental de SEO/BirdLife “tras dos años de retraso se ha alcanzado el mejor Acuerdo posible, pero tal vez no el acuerdo que necesitaba el planeta. El acuerdo mezcla metas altamente ambiciosas con otras demasiado suaves en aspectos clave para detener la pérdida de biodiversidad. En cualquier caso, las deficiencias del texto podrían solventarse si se aprobase de forma rápida una hoja de ruta detallada que especifique cómo se van a cumplir cada uno de los objetivos y metas. Además, sería beneficioso si la periodicidad de las COP de la CBD pasasen a ser anuales como en el caso del clima o como mucho bianuales lo que permitiría ir haciendo correcciones en el caso de que la Marco Global para la Biodiversidad se muestre insuficiente”.
Aspectos positivos del Acuerdo
A pesar de su escasa concreción, sin duda, la voluntad adoptada en el acuerdo de tomar medidas urgentes para detener e invertir la pérdida de biodiversidad en 2030 es el aspecto más relevante. Para ello se ha propuesto cuatro grandes objetivos de los que dependen 23 metas. En este sentido, uno de los grandes éxitos de la COP15 es el acordar la protección, para 2030, de al menos el 30% de las zonas de ecosistemas degradados terrestres, de aguas interiores, costeros y marinos, aunque la falta de detalle en el texto de qué se va a proteger y de qué manera hace difícil el evaluar el impacto real que tendrá. Las partes no quisieron hacer referencia a las Áreas Clave para la Biodiversidad (KBA, en inglés), una herramienta clave a juicio de BirdLife International y que en España está activándose con el impulso de SEO/BirdLife. Que no aparezca esta referencia hace suponer que las Partes intentarán cumplir con la protección de las zonas más sencillas de proteger en vez de las más importantes. De ser así, el cumplimiento del objetivo quedaría muy descafeinado.
Otro aspecto importante es el garantizar que, para 2030, al menos el 30% de las zonas de ecosistemas degradados terrestres, de aguas interiores, costeros y marinos sean objeto de una restauración efectiva, aunque las Partes no quisieron cuantificar esta meta en superficie ni clarificar qué se entiende por ecosistemas degradados.
El acuerdo también incluye, para 2030, reducir los riesgos de contaminación y el impacto negativo de la contaminación procedente de todas las fuentes y se marca reducir al menos a la mitad el exceso de nutrientes, lo que supone reducir el uso de abonos químicos, y el riesgo global de plaguicidas y productos químicos altamente peligrosos.
El Marco Global se compromete igualmente a mantener la diversidad genética dentro de las poblaciones de especies silvestres, lo cual es bastante ambicioso, aunque difícil de medir en la práctica.
El identificar para 2025 y a posteriori eliminar o reformar las subvenciones más peligrosas para la biodiversidad, así como aumentar las ayudas positivas, es otra faceta positiva del Acuerdo, especialmente urgente en los sectores agrario, pequero y energético,
Aspectos negativos del Acuerdo
Desgraciadamente, al igual que pasó con las metas de Aichi (con horizonte 2020), el acuerdo no aborda adecuadamente las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad. Pasa de puntillas por el efecto de la agricultura (más allá de la contaminación que provoca), que ocupa el 50% de la superficie terrestre del planeta y mayoritariamente es para alimentar al ganado. Pasa también de puntillas por el comercio y el consumo, y aborda de forma muy superficial el papel de la naturaleza en el cambio climático.
En cuanto a las acciones para reducir la extinción de especies es positivo que al acuerdo se marque como meta garantizar acciones urgentes de gestión para detener la extinción inducida por el hombre de especies amenazadas conocidas y para la recuperación y conservación de especies, pero al no incluir objetivos cuantitativos será tremendamente complejo hacer un seguimiento de su cumplimiento. Es uno de los puntos que requieren de mejora urgente.
Además, las partes han consensuado “mantener la integridad de los ecosistemas”, lo que en realidad debería suponer que no habrá más pérdida de hábitats naturales intactos, pero no hay un compromiso claro para devolver superficie para la naturaleza, lo que es decepcionante dado que uno de los problemas de la biodiversidad es la superficie terrestre ocupada por actividades humanas, especialmente por agricultura dedicada a piensos animales.
Derechos humanos
SEO/BirdLife valora especialmente que se reconozca que la aplicación del marco debe seguir un enfoque basado en los derechos humanos que respete, proteja, promueva y cumpla los derechos humanos y que se cite en especial el derecho humano a un medio ambiente limpio, sano y sostenible. Aunque las Partes no fueron partidarias en incluir indicadores para valorar los progresos del Marco en este aspecto.
Movilización de recursos
Los países desarrollados tienen una deuda ecológica con el resto del mundo y deben proporcionar la financiación necesaria a los países en desarrollo. Tras mucho debate se incluyó en el acuerdo final la cantidad global de 200.000 millones de dólares anuales para 2030 en relación con los recursos financieros mundiales para la biodiversidad. La cantidad comprometida no es suficiente y además incluye el que los fondos provengan de «todas las fuentes de financiación», lo que abre la puerta a que incluya formar de financiación incluso perjudiciales para la biodiversidad como el turismo de masas.