Hemos realizado un análisis sobre algunas medidas puestas en marcha en España en materia de clima y energía desde la aprobación del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 que pretendemos sea de utilidad para la revisión y actualización que se está llevando en estos momentos del mismo. Es fundamental, además, que la ciudadanía conozca mejor los aspectos relacionados con la energía y pueda exigir políticas que asuman el reto del cambio climático. 

ONG de trece países europeos (Bélgica, Bulgaria, República Checa, Croacia, Dinamarca, Estonia, Francia, Alemania, Hungría, Polonia, Portugal, Eslovenia y España) nos hemos puesto de acuerdo -coordinados por CAN Europe, a través del proyecto Life Clima 1,5– para poner los PNIEC bajo el foco de la opinión pública, descubriendo su papel estratégico en la acción climática en Europa de aquí a 2030. 

Estos planes son herramientas fundamentales de planificación y tienen un impacto directo en todos los sectores de la economía y en la propia ciudadanía. No solo establecen una hoja de ruta para la transición energética y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que definen cuestiones esenciales para la vida de las personas relacionadas con el transporte, la vivienda, la energía o la contaminación. Pero estos planes, aunque reconocidos como una “herramienta estratégica” son muy poco conocidos entre la ciudadanía, y menos aún su rol e importancia en la mitigación del cambio climático. 

La respuesta a la emergencia climática en Europa ya está en marcha, pero a un ritmo demasiado lento para evitar devastadores impactos del cambio climático. Los gobiernos nacionales tienen ahora una oportunidad histórica para acelerar la acción climática en los próximos años, gracias a la próxima revisión en los Estados miembros de la UE de los Planes Nacionales de Energía y Clima (PNIEC), entre 2023 y 2024. Debería también servir para coordinar mejor las medidas climáticas y aquellas que luchan contra la pérdida de biodiversidad. 

En este mes de junio lanzamos una campaña que pone la lupa en las políticas de cada país para destapar los principales aciertos o carencias, lo mejor y lo peor de las políticas nacionales en tema climático y energético, con el fin de que los diferentes gobiernos, que deben enviar sus borradores a la Comisión Europea a finales de mes, puedan enriquecer, adecuar o rectificar sus propuestas. 

El caso de España 

En el caso de España, desde SEO/BirdLife destacamos estas realidades positivas y negativas: 

Instalación eólica. Autor: Pixabay

Despliegue de renovables

Masivo y con escaso consenso 

El despliegue masivo de energías renovables choca con las comunidades locales y la conservación de la naturaleza. Aunque el despliegue ha sido rápido en los últimos años, la implementación se ha basado sobre todo en grandes instalaciones y casi nada en modelos locales y distribuidos, con una ausencia generalizada de consenso social y sin suficientes salvaguardas ambientales. Las subastas de energías renovables benefician el desarrollo de macroproyectos y no tienen en cuenta su impacto en la naturaleza. A la vez que la sociedad civil exige una planificación integral y participativa, junto con una zonificación ambiental informada y robusta, la nueva normativa evade la participación ciudadana y relaja la evaluación ambiental de proyectos renovables. 

 

Instalación solar en la sede central de Madrid de SEO/BirdLife. Autor: SEO/BirdLife

 

Gran avance del autoconsumo 

Aunque muy por detrás de otros países europeos, el autoconsumo renovable por fin ha despegado en España y por segundo año consecutivo duplica las cifras de potencia solar instalada en hogares y empresas entre 2021 y 2022 (más de 2,5 GW de nueva energía solar para autoconsumo se han instalado el pasado año). La eliminación progresiva de las barreras administrativas y los incentivos locales lo impulsan, por lo que España va camino de superar el objetivo más ambicioso de 14 GW en 2030 marcado en la Hoja de Ruta del Autoconsumo. Una buena oportunidad, sin duda, para crear un modelo energético más justo así como empleo verde.  

 

Energía comunitaria  

Tejados solares en medio rural. Autor: Pixabay

Grandes retraso y compleja burocracia 

Los modelos energéticos distribuidos colectivos (autoconsumo colectivo y comunidades energéticas locales) van rezagados por la burocracia y el desconocimiento de los diferentes modelos. Pese a los últimos avances en la regulación, el autoconsumo colectivo aún no se ha librado de largos trámites y complicada burocracia que están provocando importantes retrasos y desmotivación social. El marco legal y técnico para poner en marcha un proyecto energético colectivo es complejo, confuso y largo, y en el caso de las comunidades energéticas ni siquiera hay todavía legislación específica.  

Ciudades verdes 

Jardín del Turia y Ciudad de las Artes y las Ciencias, en Valencias. Autor: Riccardo Cirillo-Shutterstock

Crecen las ciudades renaturalizadas 

Las iniciativas de renaturalización de las ciudades crecen en España. Varias ciudades españolas están implementando interesantes medidas locales relacionadas con el clima, incluidas soluciones de renaturalización y basadas en la naturaleza. Destacan, por ejemplo, proyectos como las ‘Superilles’ (Barcelona), el Anillo Verde y el Humedal Ramsar de Salburua (Vitoria-Gasteiz), la renaturalización del río Manzanares (Madrid), el recinto de la Expo 92 con criterios bioclimáticos (Sevilla), la micro-reserva de mariposas en zona urbana (Logroño), los huertos urbanos en la ribera del río (Salamanca ), el parque público urbano en el antiguo cauce del río Turia (Valencia), la red de Jardines para la biodiversidad y la restauración del Parque de las Llamas (Santander). Los marcos regulatorios y financieros se hacen eco del papel clave de las ciudades para acelerar la acción climática local y avanzar hacia una sociedad descarbonizada y resiliente. No obstante, siguen siendo acciones minoritarias que conviene impulsar en la revisión del PNIEC. 

 Agricultura 

Campos de cultivo. Autor: Pixabay

Cada vez más intensiva 

España es cada vez más un país de agricultura intensiva, con mayor peso de los cultivos de regadío, lo que acarrea dramáticas consecuencias en los espacios naturales españoles. El sector agrícola es el cuarto sector emisor de gases de efector invernadero en España, representando el 13,4% del total de emisiones brutas en 2021, una cifra nada desdeñable para un sector con una capacidad para absorber carbono (mediante pastoreo extensivo, cobertura vegetal, rotación de cultivos con especies mejorantes o mantenimiento de elementos del paisaje) muy desaprovechada tanto en suelo como en cultivos. Es necesario garantizar una acción climática decisiva en los sectores agrarios y en los sumideros de carbono. 

Rehabilitación de edificios 

Rehabilitación de fachada de edificio en Madrid.

Un millón de viviendas en 10 años 

España prevé renovar más de un millón de viviendas en esta década gracias a los fondos de recuperación europeos. Con un parque de viviendas antiguo (la mitad de los edificios tienen más de 40 años), ineficiente y poco accesible, nuestro país contempla diferentes tipos de ayudas para la rehabilitación de edificios, dirigidas principalmente a la mejora de la eficiencia energética, la accesibilidad o la habitabilidad. El sector de los edificios no es el más contaminante (apenas un 8,8% del total de emisiones de GEI), pero es el segundo que más energía consume (alrededor del 33% del consumo final de energía). 

Movilidad sostenible 

Transporte ferroviario de mercancías. Autor: Pixabay

Soluciones de movilidad ineficientes 

El sector del transporte es clave en la descarbonización de la economía española. En España, el transporte por carretera representa por sí solo el 27,6% del total de emisiones. Los biocombustibles avanzados han surgido como alternativa para descarbonizar el sector, pero es una solución ineficiente en términos monetarios y energéticos, y con impactos indirectos en la salud y el medio ambiente. El PNIEC actualizado debe apoyar y fortalecer las medidas destinadas a la reducción y a la electrificación del transporte, excluyendo el uso de biocombustibles avanzados en el transporte por carretera y limitando su uso solo en aquellos sectores difíciles de electrificar, como la aviación y el transporte marítimo.  A su vez, es necesaria una apuesta decidida por el ferrocarril y su electrificación como eje vertebrador de la movilidad en el territorio.  

 

Cudad de Barcelona. Autor. Pixabay

A por las Zonas de Bajas Emisiones 

Se ha avanzado en la transformación de las ciudades para reducir el tráfico rodado y mejorar la calidad del aire. El plan actual incluye actuaciones para el desplazamiento del vehículo de combustión convencional hacia el transporte público colectivo, el compartido, los modos no emisores de movilidad activa -como la marcha a pie y la bicicleta- y el teletrabajo. Asimismo, prevé la delimitación de zonas de bajas emisiones (ZBE) en las ciudades de más de 50.000 habitantes, o de más de 20.000 con mala calidad del aire, a partir de 2023, de obligado cumplimiento. Es necesario un compromiso firme de las administraciones locales para implementar estas medidas de cambio modal encaminadas a reducir el uso del vehículo privado, disminuyendo los tráficos de pasajeros (pasajeros-km) en entornos urbanos en un 35% hasta 2030 y los tráficos interurbanos del orden de un 1,5% anual.   

 

VER INFORMACIÓN COMPLETA DE TODAS LAS MEDIDAS ANALIZADAS

 

Life Clima 1,5 

Los países implicados en el proyecto -denominado en su dimensión internacional como Together for 1.5- cada uno representado por una ONG medioambiental, son Alemania (Germanwatch), Bélgica (Bond Beter Leefmilieu Vlaanderen – BBL), Bulgaria (Environmental Association “Za Zemiata” – ZZ), Croacia (Society for sustainable development design – DOOR), República Checa (Centre for Transport and Energy – CDE), Dinamarca (Gruppen 92), Estonia (Estonian Fund for Nature – ELF), Francia (Réseau Action Climat), Hungría (National Society of Conservationists – NSC – FoE HU), Polonia (Institute for Sustainable Development – ISD), Portugal (ZERO), Eslovenia (FOCUS) y España (SEO/BirdLife), bajo el paraguas de la organización Climate Change Network (CAN) Europe. 

 

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