Al menos trece espacios protegidos por su alto valor natural se están viendo afectados por la ola de incendios que afecta al noroccidente de España. Según el análisis de los técnicos de SEO/BirdLife, las llamas ya han alcanzado a lugares clave para la supervivencia de especies como el oso pardo o el urogallo cantábrico, catalogado como “En Peligro Crítico de Extinción”.
A partir de la información facilitada por el sensor MODIS (Moderate Resolution Imaging Spectroraiometer) del satélite Terra de la NASA, la organización ambiental ha concluido que las llamas han alcanzado al menos trece espacios protegidos por Natura 2000, la red de espacios naturales protegidos de la Unión Europea. Son los siguientes:
En Galicia:
Zona Especial de Conservación Pena Veidosa (ES1130004)
Zona Especial de Conservación Macizo Central (ES1130002)
Zona Especial de Conservación Ancares-Courel (ES1120001)
Zona de Especial Protección para las Aves Baixa Limia – Serra do Xurés (ES0000376)
En Asturias:
Zona Especial de Conservación Fuente del Narcea, Degaña e Ibias (ES1200056)
Zona de Especial Protección para las Aves Fuente del Narcea y del Ibias (ES0000055)
Zona Especial de Conservación Somiedo (ES0000054)
Zona de Especial Protección para las Aves Somiedo (ES0000054)
Zona Especial de Conservación Montovo-La Mesa (ES1200010)
Zona de Especial Protección para las Aves Ubiña-La Mesa (ES000315)
En Castilla y León:
Zona Especial de Conservación Alto Sil (ES0000210)
Zona de Especial Protección para las Aves Alto Sil (ES0000210)
En Cantabria:
Zona de Especial Protección para las Aves Sierra de Hijar (ES0000250)
SEO/BirdLife quiere expresar su consternación y solidaridad con todos los afectados por las llamas y, especialmente, con los familiares y amigos de las personas fallecidas como consecuencia del fuego.
“Es el momento de apoyar a quienes están trabajando en la extinción de los incendios. También es el momento de exigir a las autoridades que impidan que estos episodios, la mayoría de ellos presuntamente intencionados, queden impunes. Desde hace tiempo se viene advirtiendo sobre la intencionalidad de los incendios en el norte de España. De hecho, la última memoria de la Fiscalía de Medioambiente constataba su aumento frente a los incendios provocados por pirómanos”, apunta la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz.
“En el contexto actual de calentamiento global, el riesgo de incendio en la península ibérica se multiplica. Es absolutamente necesario que la gestión forestal se adapte a esta realidad y que aborde las causas que motivan a quienes inician los fuegos. Además, es preciso dedicar más recursos, tanto económicos como humanos, dedicados a la prevención y mejorar la colaboración entre administraciones”, añade.
“Entre las zonas afectadas, cabe destacar las del entorno de Fuente del Narcea, Degaña e Ibias, donde se localiza la reserva natural integral de Muniellos, uno de los robledales mejor conservados de Europa y una zona de especial importancia para la conservación del urogallo cantábrico. El pasado mes de julio, el Gobierno de España reconoció que la especie se hallaba en un riesgo crítico de extinción. La continua reducción de su hábitat, a la que se unen los posibles estragos del fuego, agrava la ya de por sí seria situación del urogallo”, explica el delegado de SEO/BirdLife en Asturias, Nicolás López.
En el caso de Galicia, el fuego ha afectado a espacios de interés natural como Ancares-Courel o el Parque Natural da Baixa Limia – Serra do Xurés. “En la región se ha cumplido la llamada regla del 30: rachas de viento superiores a 30 kilómetros por hora, una humedad relativa inferior al 30% debido a los meses de sequía y temperaturas superiores a 30 grados. Ello se une a las escasas medidas de prevención y negativas políticas forestales donde se permite el abuso de monocultivos forestales de pinos y de eucaliptos”, expone Gustavo Ferreiro, coordinador del grupo local de SEO/BirdLife en Pontevedra.
La situación podría verse agravada si, como se prevé, entra una borrasca en la zona en los próximos días. Lluvias fuertes sobre la superficie quemada podrían no solo terminar de erosionar el suelo sino también arrastrar las cenizas contaminantes a ríos, a humedales y al mar con la consiguiente afección a la fauna acuática.