Las mujeres rurales desempeñan un papel crucial en la conservación de la naturaleza. Muchas son productoras y propietarias de empresas comprometidas con un modelo agrario que produce alimentos de calidad respetando la vida silvestre. Su presencia en el medio rural, sus valores, y sus iniciativas son cruciales para mantener campos y pueblos llenos de vida.

 

El primer Día Internacional de las Mujeres Rurales tuvo lugar el 15 de octubre de 2008. Fue establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas en 2007 reconociendo “la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural”. Las mujeres rurales, por tanto, desempeñan un papel fundamental en las economías rurales de los países desarrollados y en desarrollo. 

Para SEO/BirdLife, el empoderamiento de las mujeres rurales es clave para alcanzar un desarrollo justo y sostenible.  Consideramos necesario seguir avanzando en las líneas de actuación puestas en marcha gracias a la ley 35/2011 sobre Titularidad Compartida de las explotaciones agrarias que permite ejercer y disfrutar de todos los derechos derivados de su trabajo en las explotaciones agrícolas en términos de igualdad con los hombres. De esta forma, pueden asumir decisiones en la gerencia de la explotación y también los riesgos y las responsabilidades. 

Siempre hemos tratado de dar la mayor cabida posible a las mujeres en todos nuestros proyectos, incluidos los relacionados con el campo, la naturaleza, la agricultura, el medio rural y todo lo que ello representa, con su cultura y sus valores. En el Life+ Activa Red Natura 2000, cinco mujeres rurales que trabajan y tienen sus empresas en la esta red de espacios protegidos exponen sus proyectos empresariales y de vida en los capítulos de la serie televisiva que grabamos con RTVE  

Hace ocho años, cuando el proyecto Life Olivares Vivos comenzó a afianzarse en el territorio andaluz, Tránsito Habas, Marifé Bruque y Liliana Borges nos contaron en primera persona qué significa para ellas ser mujeres rurales bajo el contexto de ser productoras y empresarias del aceite de oliva virgen extra. En estos momentos, trece mujeres participan en el proyecto 

Una de ellas es Mariola Hidalgo Martínez, economista y empresaria con formación MBA y experiencia en compañías globales y locales. “El espíritu empresarial y emprendedor ha estado muy presente en mi vida, gracias a mi padre, que siempre compartió con su familia sus inquietudes, ilusiones y proyectos, de manera que en 2007 comencé mi actividad en Campos de Uleila, nuestra empresa familiar, asumiendo su dirección en 2012”, explica Mariola. Campos de Uleila es un referente en la elaboración de aceite de oliva virgen extra ecológico de alta gama y en el cultivo respetuoso del olivar en el entorno de la Comarca del Desierto de Tabernas (Almería) dentro del proyecto Olivares Vivos. La última actuación llevada a cabo en la empresa ha sido la puesta en marcha de la actividad de Oleoturismo para dar a conocer la cultura del AOVE y el respeto al su entorno rural y natural. 

Mariola Hidalgo.

Actualmente cada vez somos más las mujeres que nos incorporamos a la actividad agrícola en el medio rural. Estamos más preparadas y tenemos formación adecuada, lo cual profesionaliza mucho la actividad, y además aportamos una visión diferente a la tradicional, siendo quizás más sensibles tanto al entorno natural como al social de nuestros pueblos”, destaca Mariola. 

Tiene muy clara su visión de la agricultura: “Nuestra forma de entender el campo y el trabajo en la finca siempre ha sido muy respetuosa, por ello trabajamos con certificación ecológica desde prácticamente nuestros inicios, y Olivares Vivos nos ha permitido poner en valor el trabajo que ya realizábamos. Siempre supimos que teníamos gran diversidad de flora, pero ha sido gracias al proyecto de SEO/BirdLife que hemos descubierto, por ejemplo, que tenemos insectos y abejas que desaparecieron en los olivares de la zona por el abuso de fitosanitarios. Esto está siendo muy gratificante y estamos muy orgullosos de formar parte de la familia de Olivares Vivos. De hecho, en el tour que hacemos por la finca y la Almazara hacemos una parada especial para explicar el proyecto a nuestros visitantes y sensibilizar sobre la importancia de mantener y fomentar la biodiversidad en nuestro entorno”. 

 

En nuestro proyecto Montes Vivos, desarrollado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, gran parte de los integrantes son también mujeres propietarias o gestoras de castañares o avellanares. Una de ellas es Fe Álvarez Sánchez, licenciada en Ciencias Ambientales e Ingeniería Técnica agrícola, comprometida con preservar el entorno natural y los saberes tradicionales, como un valor clave para las mujeres rurales en Galicia. 

Fe Álvarez

Fe es heredera de una familia que siempre ha tenido los castaños como actividad complementaria de la ganadería en la provincia de Lugo. Está implicada en proyectos de puesta en valor de recursos y conservación de los modos de vida y del valor ambiental del mosaico agroforestal que rodeaba las aldeas lucenses. La finca, dedicada principalmente al cultivo de castaños, busca implantar un modelo de gestión sostenible que compatibilice la producción de castañas y otros productos del bosque con la mejora de la biodiversidad,  

“Las mujeres rurales aportan una perspectiva única al mundo agrario, basada en su capacidad para conectar la tradición con la innovación y en un profundo respeto por la naturaleza. Desempeñamos un papel fundamental en la transmisión de conocimientos ancestrales, como el manejo de plantas autóctonas y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales”, declara Fe. En su experiencia en Galicia, ha visto cómo las mujeres están a menudo al frente de prácticas agrícolas que combinan productividad y cuidado medioambiental. En su caso particular, la gestión de la finca bajo un acuerdo de custodia del territorio con Montes Vivos, muestra cómo las mujeres pueden liderar la transición hacia modelos agrícolas más sostenibles, compatibles con la biodiversidad. 

Fe Álvarez espera también que la participación en este proyecto permita mejorar el estado general del souto (sotos de castaños), muy afectado por diferentes plagas y falta de cuidados, mejorar tanto la biodiversidad de su finca como la sostenibilidad de su producción de castañas gracias al apoyo técnico y científico proporcionado por SEO/BirdLife. 

“A nivel personal, –explica Fe– este proyecto es una oportunidad para conectar con otros propietarios rurales y compartir experiencias sobre cómo gestionar las tierras de manera más ecológica y eficiente. La implicación en este proyecto también refuerza el papel de las mujeres en la conservación del medio rural y en la creación de un entorno agrícola más respetuoso con el medio ambiente y que sirva para sensibilizar sobre la importancia de conservar especies clave para el equilibrio de los ecosistemas”. 

Fe Álvarez aporta la siguiente reflexión: “Este proyecto no solo aporta valor económico a sus actividades, sino que también las empodera socialmente al reconocer la importancia de su conocimiento en la gestión sostenible de los recursos naturales. La formación y las oportunidades que se den a las mujeres rurales son fundamentales para que otras mujeres descubran el valor de sus habilidades, como la elaboración de productos tradicionales que pueden tener un impacto económico directo. Estas iniciativas ayudan a las mujeres rurales a quedarse en sus comunidades, frenar el despoblamiento y contribuir activamente al desarrollo local. Proyectos como Montes Vivos no solo mejorarán las condiciones de las fincas, sino que también empoderan a las mujeres del campo, dándoles la confianza y las herramientas para liderar el cambio en sus comunidades”. 

 

Andrea Marola Sanz

Andrea Marola Sanz, enóloga, representa el carácter de mujer emprendedora en el mundo vitivinícola. Desde 2011 se dedica a elaborar y comercializar su propio vino, en el negocio de viñedo familiar Bodega Magna Vides ubicada en Aranda de Duero, Burgos, que actualmente forma parte de nuestro proyecto Secanos Vivos, con el apoyo de la Fundación Biodiversidad.

La mujer aporta al mundo agrario, progreso, igualdad, tejido social, futuro y justicia. Que la mujer pueda dedicarse a emprender negocios en el ámbito rural es importante para la igualdad de oportunidades. También aporta a la actividad agrícola la conexión con los valores del territorio, la naturaleza y las personas”, relata Andrea.  

Para ella, formar parte de Secanos Vivos supone un impulso para la transmisión y divulgación de los valores de su bodega y la forma de cultivar la tierra, donde ella, como empresaria, y todo su equipo contribuyen a que la gente de su entorno conozca los valores y oportunidades que genera este proyecto.   

 “Que haya agricultoras y productoras en el mundo rural significa que el sistema social funciona mejor, ya que muchas abandonaron el campo porque el contexto económico, cultural y social les obligaba a asumir los roles clásicos sin poder asumir otras opciones. Que ahora haya mujeres jóvenes en el campo significa esperanza, evolución y progreso en los valores y la cultura del país”, sentencia Andrea.  

 

Secanos Vivos también incluye un programa de emprendimiento rural sostenible, que se basa en la capacitación y formación de personas para iniciar negocios en el mundo rural tomando como base la bioeconomía en los ambientes de secano. Luz Martínez Prieto es una de las participantes.

Luz Martínez

Ha creado Jaralab, un obrador con alma de laboratorio que quiere, a través de la innovación, devolver al ecosistema de San Lorenzo de La Parrilla (Cuenca) a su estado natural y mejorando la calidad del suelo con agricultura regenerativa. “Ha sido un viaje de ida y vuelta a mi lugar de origen. Me ha interesado desde siempre la herbodietética y el potencial que ofrecían las legumbres y la etnobotánica local, ha sido a través de mi experiencia en Biocentros y ver el crecimiento del sector de la alimentación saludable, cuando he querido dar respuesta a esta demanda desde mi entorno rural”. Relata Luz. 

 Otras mujeres que participan en este programa son Nieves Jiménez y Juani Estenas de Camporrobles y Utiel (Valencia), creadoras de Las Amapolas, que será la primera empresa de jardinería y composición floral de estas características en esta comarca buscando satisfacer las necesidades de las personas en su territorio de forma más racional y sostenible. 

“Las mujeres portamos experiencia, arraigo por nuestra tierra y una educación que por encima de todo valora la ruralidad en primer lugar y a la mujer como elemento indispensable de la misma. Trabajamos un producto basado en nuestro paisaje y cultura. Somos por encima de todo guardianas y transmisoras de los saberes que nos legaron nuestras madres y abuelas y los adaptamos a nuestros trabajos”, comenta Nieves.  

Integrantes del proyecto Las Amapolas

“Para mí ha sido un privilegio participar en esta formación en emprendimiento de Secanos Vivos”, reconoce Nieves. “Me he visto acompañada por mujeres que han conseguido que crea de verdad en mi proyecto. Ha sido una suerte el conocer a otras personas que han decidido emprender en el medio rural, compartiendo la misma ilusión y ganas por permanecer en estas zonas de la España vaciada y que tiene que aportar muchísimo a la sociedad”. 

 

Rebeca Grimaldos ha sido otra de las participantes en este proyecto de emprendimiento. Con su esposo es copropietaria de Briman, una quesería artesana en un pueblo de 500 habitantes en Guadalajara. 

Rebeca Grimaldo con el ganado.

“Hace dos años decidí embarcarme en la aventura de emprender y montar mi quesería con la leche del ganado de mi marido. Y entre los dos ser el relevo generacional que necesitan el medio rural, vivir en y del medio rural”, explica. “Emprender no está siendo fácil, –reconoce– trabajo a tiempo completo como administrativa y tengo dos hijos que se llevan prácticamente todo mi tiempo libre. Me está costando darme visibilidad, la gente piensa que quien abre la quesería es mi marido, muy pocas personas preguntan quién forma el proyecto. Y mucho menos piensan que soy yo quien está al frente de la quesería”, explica. Y añade, “aporto sabiduría, resiliencia, independencia y determinación al proyecto, valores que he tenido que aprender a lo largo de mi vida. La mujer es quien realmente fija población en el medio rural, apostando por formar en él una familia y un futuro”.  

Rebeca reconoce sentirse afortunada de participar en el proyecto de emprendimiento de Secanos Vivos. “Gracias a este proyecto mi mirada hacia el entorno ha cambiado. He decidido mi idea de valor y de negocio, he conseguido hacer mi plan financiero, he aprendido sobre sostenibilidad y gobernanza y, sobre todo, he mejorado mi estrategia de marketing y mi comunicación, mis puntos más débiles. He sido consciente de todo lo que implica emprender, de tener claro lo que quiero y lo que no quiero para mi negocio, que no tengo que saber de todo, que se puede confiar en profesionales para que te ayuden en aquellas tareas que no dominas tan bien o no llegas a ellas”.  

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